En los próximos días, luego de que se posesione el presidente electo, Juan Manuel Santos Calderón, el próximo 7 de agosto, el Congreso de la República deberá iniciar en firme la discusión del proyecto de ley sobre la “Regla Fiscal”, que planteó a consideración del ejecutivo el Ministro de Hacienda saliente, Oscar Iván Zuluaga. Partimos […]
En los próximos días, luego de que se posesione el presidente electo, Juan Manuel Santos Calderón, el próximo 7 de agosto, el Congreso de la República deberá iniciar en firme la discusión del proyecto de ley sobre la “Regla Fiscal”, que planteó a consideración del ejecutivo el Ministro de Hacienda saliente, Oscar Iván Zuluaga.
Partimos del supuesto que esta iniciativa de la administración Uribe Vélez fue discutida y concertada con el presidente Santos Calderón, y en particular con el futuro Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverri Garzón; es decir, que tanto Santos como Garzón conocieron oportunamente el documento técnico que ha servido de soporte para iniciar la discusión sobre la “Regla Fiscal”.
Vale la pena recordar que este documento técnico fue elaborado por un grupo de destacados funcionarios del Ministerio de Hacienda, la gran mayoría de ellos economistas, y un grupo de expertos algunos de la categoría de Eduardo Wiesner Durán, ex ministro de Hacienda, y Antonio Hernández Gamarra, ex ministro de Agricultura y ex contralor General de la República.
En el sector académico la discusión sobre este tema ya se ha iniciado, en buena hora, pero el debate se ha dado de una manera desigual. La verdad es que el actual ministro de Hacienda no ha explicado y defendido la iniciativa con la vehemencia que se requiere, bajándola de la jerga técnica al lenguaje común y corriente, para que el colombiano medio comprenda en qué consiste, que se busca y cuales son los beneficios y los costos de la Regla Fiscal, que incluye un cambio sustancial en materia de las regalías del petróleo y del carbón.
Pero los sectores detractores de la iniciativa, aunque han sido algunos catedráticos de manera aislada han comenzando a decir que no es necesaria y –por lo tanto- no se justifica una Regla Fiscal en Colombia. Es una tesis respetable, pero están en un grave error.
En primer lugar, hay que explicar que la Regla Fiscal es un instrumento de carácter económico, fundamentado en unas fórmulas que tienen en cuenta la magnitud del gasto público, como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), el monto de la deuda pública, también como porcentaje del PIB, al igual que otras variables como tasa de crecimiento económico, inflación, devaluación, y tasas de interés, entre otras, para llegar a un mecanismo automático de control en la política fiscal del gobierno de turno.
En otras palabras, sería una norma encaminada a controlar los gastos del gobierno central. Esto no tiene mayor misterio, los departamentos del país ya han conocido lo que es una “Regla Fiscal”, como la aplicada durante la gestión de Juan Camilo Restrepo como Ministro de Hacienda, gracias a la cual se hizo un gran sacrificio y pasaron la gran mayoría de estos de situaciones de déficit a situaciones de superávit en sus finanzas.
Ahora lo que es busca es aplicar una receta parecida pero a las finanzas de la Nación que hace rato vienen administradas de manera heterodoxa lo que la ha costado a Colombia no tener la categoría de un país con grado de inversión, que se perdió hace más de una década durante la Presidencia de Ernesto Samper Pizano. Ser grado de inversión es un requisito indispensable para que llegue una mayor inversión extranjera y el país sea sujeto de crédito en mejores condiciones a las actuales.
Con la Regla Fiscal se busca, reiteramos, que el gobierno de turno gaste de manera moderada, con racionalidad económica y se trataría de buscar que la bonanza petrolera y carbonífera que se proyecta recibirá el país, en los próximos años, se invierta bien, en proyectos con adecuada rentabilidad económica y social, y no se malgaste como ha sucedido a otros países, como ha sido el caso de Venezuela para no ir tan lejos.
En términos sencillos, la Regla Fiscal permitirá ahorrar en los periodos de vacas gordas para invertir o gastar en los periodos de vacas flacas. Este es un sano principio económico que viene desde los tiempos de la biblia.
Por supuesto que el país requiere de una Regla Fiscal, es un instrumento sano, que si se diseña como debe ser tampoco se convertirá en una camisa de fuerza para el gobierno central, sino que- por el contrario- es una garantía de estabilidad macroeconómica para todo el Colombia, principalmente para las futuras generaciones.
Los congresistas por el departamento del Cesar, la gran mayoría de los cuales quedaron precisamente en la Comisión Cuarta de la Cámara, tienen el deber de estudiar concienzudamente el tema de la Regla Fiscal para tomar la decisión que consideren más conveniente para el país y para el propio Departamento.
Del diseño de esa Regla Fiscal dependerá el manejo de la política de Gasto Público en los próximos años, incluyendo el tema de las regalías del carbón, tema al cual nos referiremos en una próxima ocasión, con mayor amplitud.
En los próximos días, luego de que se posesione el presidente electo, Juan Manuel Santos Calderón, el próximo 7 de agosto, el Congreso de la República deberá iniciar en firme la discusión del proyecto de ley sobre la “Regla Fiscal”, que planteó a consideración del ejecutivo el Ministro de Hacienda saliente, Oscar Iván Zuluaga. Partimos […]
En los próximos días, luego de que se posesione el presidente electo, Juan Manuel Santos Calderón, el próximo 7 de agosto, el Congreso de la República deberá iniciar en firme la discusión del proyecto de ley sobre la “Regla Fiscal”, que planteó a consideración del ejecutivo el Ministro de Hacienda saliente, Oscar Iván Zuluaga.
Partimos del supuesto que esta iniciativa de la administración Uribe Vélez fue discutida y concertada con el presidente Santos Calderón, y en particular con el futuro Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverri Garzón; es decir, que tanto Santos como Garzón conocieron oportunamente el documento técnico que ha servido de soporte para iniciar la discusión sobre la “Regla Fiscal”.
Vale la pena recordar que este documento técnico fue elaborado por un grupo de destacados funcionarios del Ministerio de Hacienda, la gran mayoría de ellos economistas, y un grupo de expertos algunos de la categoría de Eduardo Wiesner Durán, ex ministro de Hacienda, y Antonio Hernández Gamarra, ex ministro de Agricultura y ex contralor General de la República.
En el sector académico la discusión sobre este tema ya se ha iniciado, en buena hora, pero el debate se ha dado de una manera desigual. La verdad es que el actual ministro de Hacienda no ha explicado y defendido la iniciativa con la vehemencia que se requiere, bajándola de la jerga técnica al lenguaje común y corriente, para que el colombiano medio comprenda en qué consiste, que se busca y cuales son los beneficios y los costos de la Regla Fiscal, que incluye un cambio sustancial en materia de las regalías del petróleo y del carbón.
Pero los sectores detractores de la iniciativa, aunque han sido algunos catedráticos de manera aislada han comenzando a decir que no es necesaria y –por lo tanto- no se justifica una Regla Fiscal en Colombia. Es una tesis respetable, pero están en un grave error.
En primer lugar, hay que explicar que la Regla Fiscal es un instrumento de carácter económico, fundamentado en unas fórmulas que tienen en cuenta la magnitud del gasto público, como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), el monto de la deuda pública, también como porcentaje del PIB, al igual que otras variables como tasa de crecimiento económico, inflación, devaluación, y tasas de interés, entre otras, para llegar a un mecanismo automático de control en la política fiscal del gobierno de turno.
En otras palabras, sería una norma encaminada a controlar los gastos del gobierno central. Esto no tiene mayor misterio, los departamentos del país ya han conocido lo que es una “Regla Fiscal”, como la aplicada durante la gestión de Juan Camilo Restrepo como Ministro de Hacienda, gracias a la cual se hizo un gran sacrificio y pasaron la gran mayoría de estos de situaciones de déficit a situaciones de superávit en sus finanzas.
Ahora lo que es busca es aplicar una receta parecida pero a las finanzas de la Nación que hace rato vienen administradas de manera heterodoxa lo que la ha costado a Colombia no tener la categoría de un país con grado de inversión, que se perdió hace más de una década durante la Presidencia de Ernesto Samper Pizano. Ser grado de inversión es un requisito indispensable para que llegue una mayor inversión extranjera y el país sea sujeto de crédito en mejores condiciones a las actuales.
Con la Regla Fiscal se busca, reiteramos, que el gobierno de turno gaste de manera moderada, con racionalidad económica y se trataría de buscar que la bonanza petrolera y carbonífera que se proyecta recibirá el país, en los próximos años, se invierta bien, en proyectos con adecuada rentabilidad económica y social, y no se malgaste como ha sucedido a otros países, como ha sido el caso de Venezuela para no ir tan lejos.
En términos sencillos, la Regla Fiscal permitirá ahorrar en los periodos de vacas gordas para invertir o gastar en los periodos de vacas flacas. Este es un sano principio económico que viene desde los tiempos de la biblia.
Por supuesto que el país requiere de una Regla Fiscal, es un instrumento sano, que si se diseña como debe ser tampoco se convertirá en una camisa de fuerza para el gobierno central, sino que- por el contrario- es una garantía de estabilidad macroeconómica para todo el Colombia, principalmente para las futuras generaciones.
Los congresistas por el departamento del Cesar, la gran mayoría de los cuales quedaron precisamente en la Comisión Cuarta de la Cámara, tienen el deber de estudiar concienzudamente el tema de la Regla Fiscal para tomar la decisión que consideren más conveniente para el país y para el propio Departamento.
Del diseño de esa Regla Fiscal dependerá el manejo de la política de Gasto Público en los próximos años, incluyendo el tema de las regalías del carbón, tema al cual nos referiremos en una próxima ocasión, con mayor amplitud.