Con el fin de expresar las ideas en este artículo y así poder titularlo, he tomado la denominación del libro del genetista colombiano Emilio Yunis Turbay, el cual lleva el mismo nombre. La razón se funda en que por mucho tiempo, analizando el comportamiento de los compatriotas siempre me asaltó la duda respecto de las […]
Con el fin de expresar las ideas en este artículo y así poder titularlo, he tomado la denominación del libro del genetista colombiano Emilio Yunis Turbay, el cual lleva el mismo nombre. La razón se funda en que por mucho tiempo, analizando el comportamiento de los compatriotas siempre me asaltó la duda respecto de las razones que motivan dicho comportamiento, que por demás es homogéneo: La cultura de la ilegalidad. Valga aclarar, que el suscrito también ha sido presa de la misma. En el precitado trabajo bibliográfico encontré elementos objetivos para responderme a mí mismo la pregunta: ¿Por qué somos así?
Comprar artículos de contrabando, vender el voto -bien sea en efectivo o a través de gestionar o aceptar un cargo con el compromiso de apoyar cierto proyecto político-, sobornar a un policía por habernos encontrado en exceso de velocidad o frente a otra infracción de tránsito, son unas de las prácticas regularmente aceptadas en el diario vivir de los colombianos: es normal, “ni bobos que fuéramos”.
Lo que he podido deducir del análisis en comento, es que es el sistema de valores el que está fallando, entendido éste como el conjunto de principios que determinan el comportamiento humano. Cuando el padre, al momento que lo llaman a cobrarle alguna deuda le dice al hijo: “Di que no estoy”, o cuando se requiere un mínimo de edad para alguna situación le dice: “Di que tienes X edad”, le está programando la mente y sus valores a esa cultura de ilegalidad. Los niños más que con palabras, captan y procesan la información a través del ejemplo.
En mi humilde entender, aquí está la génesis de la situación actual que está viviendo el país, en tanto existe un nivel altísimo de corrupción que ha permeado todas las ramas del poder. Se pensó en algún momento que la educación es el pilar para la transformación de la sociedad. La historia nos ha mostrado que esto no es del todo cierto, ya que no sólo la educación es suficiente, toda vez que existe corrupción en las grandes esferas, con sujetos con amplia formación y de nivel social y cultural, hasta profesores universitarios. Se puede resumir en una frase: preparase para delinquir.
Este escrito es una invitación para revisar cuál es el sistema de valores que rige nuestra vida. Como no estoy exento de lo que acabo de expresar, sin reprochar la formación que mis padres me dieron, que fue la mejor, me pregunto ¿Yo por qué soy así? ¿Cuál va a ser mi aporte a la sociedad? ¿Le sumo o le resto?
Por Francisco Iván Fuentes Calderón
Con el fin de expresar las ideas en este artículo y así poder titularlo, he tomado la denominación del libro del genetista colombiano Emilio Yunis Turbay, el cual lleva el mismo nombre. La razón se funda en que por mucho tiempo, analizando el comportamiento de los compatriotas siempre me asaltó la duda respecto de las […]
Con el fin de expresar las ideas en este artículo y así poder titularlo, he tomado la denominación del libro del genetista colombiano Emilio Yunis Turbay, el cual lleva el mismo nombre. La razón se funda en que por mucho tiempo, analizando el comportamiento de los compatriotas siempre me asaltó la duda respecto de las razones que motivan dicho comportamiento, que por demás es homogéneo: La cultura de la ilegalidad. Valga aclarar, que el suscrito también ha sido presa de la misma. En el precitado trabajo bibliográfico encontré elementos objetivos para responderme a mí mismo la pregunta: ¿Por qué somos así?
Comprar artículos de contrabando, vender el voto -bien sea en efectivo o a través de gestionar o aceptar un cargo con el compromiso de apoyar cierto proyecto político-, sobornar a un policía por habernos encontrado en exceso de velocidad o frente a otra infracción de tránsito, son unas de las prácticas regularmente aceptadas en el diario vivir de los colombianos: es normal, “ni bobos que fuéramos”.
Lo que he podido deducir del análisis en comento, es que es el sistema de valores el que está fallando, entendido éste como el conjunto de principios que determinan el comportamiento humano. Cuando el padre, al momento que lo llaman a cobrarle alguna deuda le dice al hijo: “Di que no estoy”, o cuando se requiere un mínimo de edad para alguna situación le dice: “Di que tienes X edad”, le está programando la mente y sus valores a esa cultura de ilegalidad. Los niños más que con palabras, captan y procesan la información a través del ejemplo.
En mi humilde entender, aquí está la génesis de la situación actual que está viviendo el país, en tanto existe un nivel altísimo de corrupción que ha permeado todas las ramas del poder. Se pensó en algún momento que la educación es el pilar para la transformación de la sociedad. La historia nos ha mostrado que esto no es del todo cierto, ya que no sólo la educación es suficiente, toda vez que existe corrupción en las grandes esferas, con sujetos con amplia formación y de nivel social y cultural, hasta profesores universitarios. Se puede resumir en una frase: preparase para delinquir.
Este escrito es una invitación para revisar cuál es el sistema de valores que rige nuestra vida. Como no estoy exento de lo que acabo de expresar, sin reprochar la formación que mis padres me dieron, que fue la mejor, me pregunto ¿Yo por qué soy así? ¿Cuál va a ser mi aporte a la sociedad? ¿Le sumo o le resto?
Por Francisco Iván Fuentes Calderón