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Columnista - 22 julio, 2017

Cambios notables en Valledupar

“…Porque mi tierra ya no es lo que fue…”. Reza el estribillo de un bello canto vallenato y nos muestra una realidad palpable en Valledupar, pues nuestra ciudad en muy poco tiempo ha tenido unos cambios muy notorios, algunos para bien y otros definitivamente para mal. Gracias a Dios tengo unos lectores que semana tras […]

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“…Porque mi tierra ya no es lo que fue…”. Reza el estribillo de un bello canto vallenato y nos muestra una realidad palpable en Valledupar, pues nuestra ciudad en muy poco tiempo ha tenido unos cambios muy notorios, algunos para bien y otros definitivamente para mal.

Gracias a Dios tengo unos lectores que semana tras semana y luego de analizar mis artículos, critican mis columnas de opinión, ejercicio en el cual ya llevo más de 20 años, haciéndolo de manera casi que ininterrumpida, me trae muchas satisfacciones y una de ellas es interactuar con mis lectores, muchos de ellos mis amigos. Hace unos días sostuve un dialogo con mi gran amigo y fiel lector Sergio ‘Tito’ García Maya, hombre sensato y honesto, a quien le encantan las labores del campo, y tiene una empresa familiar la cual está íntimamente ligada con la actividad agroindustrial, quien me sugirió escribir acerca del otrora famoso tractor que adornaba la glorieta que hoy día ocupa la escultura del conquistador Hernando de Santana, fundador de esta ciudad.

Esta es una región netamente agrícola, incluso nuestro folclor que es nuestro mayor patrimonio, proviene de cantos de vaquería, de la más raizal extracción campesina, y un pequeño, modesto y hasta pintoresco tractor, nunca se vio mal, ni deslució en esa glorieta, tanto así que aún muchos la llaman la glorieta del Tractor, haciendo alusión al pequeño monumento que la adornaba y que hoy debe estárselo comiendo el óxido y el olvido en algún parqueadero de la ciudad. Pues mi amigo Tito me pidió que escribiera del tema y que sugiriera que el tractor volviera a ser reubicado. El gobernador Franco Ovalle, en su programa de gobierno, tiene como uno de sus objetivos primordiales, devolverle al Cesar su verdadera vocación agrícola, directriz que su equipo de trabajo sigue al pie de la letra y trabaja con denuedo, por eso vemos funcionarios jóvenes, pero muy preparados, laborando con ahínco en pos de esta importante, justa y muy oportuna premisa, como el Secretario de la cartera de Agricultura, Carlos Eduardo Campo Cuello, y el gerente del Instituto para el Desarrollo del Cesar, Idecesar, Oswaldo Mauricio Angulo Agudelo. Si la máxima autoridad departamental reconoce que el Cesar debe retomar el camino de la producción agroindustrial, por qué no volver a colocar un elemento que simboliza y sintetiza lo que esta honrada labor representa para nuestra región. Si comenzamos a trabajar todos juntos en que el campo retome su importancia, sería un principio para acabar con la gran problemática social que hoy acosa a mi Valledupar.

Hemos dejado tomar fuerza a la problemática de la migración venezolana, no podemos darle la espalda a los hermanos que están pasando dificultades, pero tampoco podemos permitir que siga aumentando desenfrenadamente la población, y peor aún que continúen regalándose laboralmente, y que avivatos los “contraten” de manera ilegal, pagándole sueldos paupérrimos, afectando la oferta laboral nacional y causando un crecimiento desenfrenado del índice de desempleo.

Otro fenómeno que está afectando y afeando a nuestra ciudad, es el desbordamiento constante de los manjoles, lo cual ocasiona que en muchos sectores del municipio haya un constante derrame de aguas negras, es algo que está ocurriendo de manera permanente, me parece que nuestro sistema de alcantarillado no estaba planificado para el desenfrenado crecimiento estructural y demográfico de nuestra ciudad y desafortunadamente ya comenzó a colapsar. Otra problematica que ha tomado muchísima fuerza es el mototaxismo, afectando a toda la comunidad, pues la delincuencia se camufla entre este gremio, además que está creciendo el número de accidentes y afectando notoriamente al sistema de transporte público, tanto a buses urbanos como a los taxis. Todos tienen derecho al trabajo y la idea no es prohibir el mototaxismo, sino reglamentarlo y restringirlo.

Por Julio Mario Celedón

@juliomceledon

Columnista
22 julio, 2017

Cambios notables en Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

“…Porque mi tierra ya no es lo que fue…”. Reza el estribillo de un bello canto vallenato y nos muestra una realidad palpable en Valledupar, pues nuestra ciudad en muy poco tiempo ha tenido unos cambios muy notorios, algunos para bien y otros definitivamente para mal. Gracias a Dios tengo unos lectores que semana tras […]


“…Porque mi tierra ya no es lo que fue…”. Reza el estribillo de un bello canto vallenato y nos muestra una realidad palpable en Valledupar, pues nuestra ciudad en muy poco tiempo ha tenido unos cambios muy notorios, algunos para bien y otros definitivamente para mal.

Gracias a Dios tengo unos lectores que semana tras semana y luego de analizar mis artículos, critican mis columnas de opinión, ejercicio en el cual ya llevo más de 20 años, haciéndolo de manera casi que ininterrumpida, me trae muchas satisfacciones y una de ellas es interactuar con mis lectores, muchos de ellos mis amigos. Hace unos días sostuve un dialogo con mi gran amigo y fiel lector Sergio ‘Tito’ García Maya, hombre sensato y honesto, a quien le encantan las labores del campo, y tiene una empresa familiar la cual está íntimamente ligada con la actividad agroindustrial, quien me sugirió escribir acerca del otrora famoso tractor que adornaba la glorieta que hoy día ocupa la escultura del conquistador Hernando de Santana, fundador de esta ciudad.

Esta es una región netamente agrícola, incluso nuestro folclor que es nuestro mayor patrimonio, proviene de cantos de vaquería, de la más raizal extracción campesina, y un pequeño, modesto y hasta pintoresco tractor, nunca se vio mal, ni deslució en esa glorieta, tanto así que aún muchos la llaman la glorieta del Tractor, haciendo alusión al pequeño monumento que la adornaba y que hoy debe estárselo comiendo el óxido y el olvido en algún parqueadero de la ciudad. Pues mi amigo Tito me pidió que escribiera del tema y que sugiriera que el tractor volviera a ser reubicado. El gobernador Franco Ovalle, en su programa de gobierno, tiene como uno de sus objetivos primordiales, devolverle al Cesar su verdadera vocación agrícola, directriz que su equipo de trabajo sigue al pie de la letra y trabaja con denuedo, por eso vemos funcionarios jóvenes, pero muy preparados, laborando con ahínco en pos de esta importante, justa y muy oportuna premisa, como el Secretario de la cartera de Agricultura, Carlos Eduardo Campo Cuello, y el gerente del Instituto para el Desarrollo del Cesar, Idecesar, Oswaldo Mauricio Angulo Agudelo. Si la máxima autoridad departamental reconoce que el Cesar debe retomar el camino de la producción agroindustrial, por qué no volver a colocar un elemento que simboliza y sintetiza lo que esta honrada labor representa para nuestra región. Si comenzamos a trabajar todos juntos en que el campo retome su importancia, sería un principio para acabar con la gran problemática social que hoy acosa a mi Valledupar.

Hemos dejado tomar fuerza a la problemática de la migración venezolana, no podemos darle la espalda a los hermanos que están pasando dificultades, pero tampoco podemos permitir que siga aumentando desenfrenadamente la población, y peor aún que continúen regalándose laboralmente, y que avivatos los “contraten” de manera ilegal, pagándole sueldos paupérrimos, afectando la oferta laboral nacional y causando un crecimiento desenfrenado del índice de desempleo.

Otro fenómeno que está afectando y afeando a nuestra ciudad, es el desbordamiento constante de los manjoles, lo cual ocasiona que en muchos sectores del municipio haya un constante derrame de aguas negras, es algo que está ocurriendo de manera permanente, me parece que nuestro sistema de alcantarillado no estaba planificado para el desenfrenado crecimiento estructural y demográfico de nuestra ciudad y desafortunadamente ya comenzó a colapsar. Otra problematica que ha tomado muchísima fuerza es el mototaxismo, afectando a toda la comunidad, pues la delincuencia se camufla entre este gremio, además que está creciendo el número de accidentes y afectando notoriamente al sistema de transporte público, tanto a buses urbanos como a los taxis. Todos tienen derecho al trabajo y la idea no es prohibir el mototaxismo, sino reglamentarlo y restringirlo.

Por Julio Mario Celedón

@juliomceledon