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Columnista - 15 julio, 2017

Nueva economía del clima

En enero de la vigencia anterior el Director del Energy Information Administration del Departamento de Energía de Estados Unidos, presentó un informe ante el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado de ese país sobre las macrotendencias del sector energético durante los próximos dos años. Respecto al Carbón, destacó que la producción cayó 11 […]

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En enero de la vigencia anterior el Director del Energy Information Administration del Departamento de Energía de Estados Unidos, presentó un informe ante el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado de ese país sobre las macrotendencias del sector energético durante los próximos dos años. Respecto al Carbón, destacó que la producción cayó 11 % con relación al año 2015, la más baja desde 1986.

El preámbulo de este artículo corresponde con las principales conclusiones del Foro realizado por esta casa editorial denominado ‘Así va la economía del Cesar’, alineadas con la importancia y dependencia del carbón para la economía del Departamento en los últimos años. Pese al diagnóstico desalentador aunado a los indicadores con resultados negativos inherentes al desempleo, la pobreza y la competitividad, quedó planteado que en torno al Carbón la economía del Cesar mantiene signos esperanzadores.

Los signos de esperanza citados en el Foro contrastan con los planteamientos de la Comisión Global sobre Economía y Clima, los cuales advierten un alto potencial para invertir en mayor eficacia, trasformación estructural y cambio tecnológico en tres sistemas claves de la economía: Las ciudades, lo rural y la energía.

En materia Energética las principales potencias económicas del mundo conviven con el dilema del crecimiento económico y los efectos del Cambio Climático. En la coyuntura convergen disímiles conjeturas, sin embargo, la agenda gubernamental discurre en bajar las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar un mayor calentamiento global, sigue con la suspensión del uso del carbón para la generación de energía eléctrica para el 2070 y concluye con el uso de fuentes de energía renovables.

Es claro que no somos un país aportante sustancial de gases de efecto invernadero, pero nuestro reciente crecimiento económico ha dependido de la extracción y exportación de commodities como el petróleo y el carbón. Sigue vigente el coletazo económico que sintió el país con la caída del precio del petróleo en 2014. Entre tanto, con mayor énfasis las políticas de mitigación ambiental que convidan el desuso de combustibles de origen fósil y la necesidad de buscar nuevas alternativas que permitan mantener equilibrio económico. Las obras civiles están inmersas en las alternativas, pero todavía son susceptibles de varios factores que atrasan la ejecución y de la inseparable provisión de la mano negra de la corrupción.

El panorama del desuso del carbón en un horizonte de tiempo definido, sugiere que los procesos de reconversión económica y social estén acompañados de voluntad preactiva, atendiendo con mucho cuidado las tendencias de crecimiento poblacional y los cambios tecnológicos, con el fin de evitar la inclemencia de los impactos motivados por los giros de los procesos productivos.

El desarrollo rural y la productividad en el uso de la tierra determinarán si el mundo es capaz de alimentar a una población estimada de ocho mil millones para el 2030, manteniendo al mismo tiempo entornos naturales. En este aspecto el departamento del Cesar cuenta con ventajas comparativas extraordinarias para recuperar su otrora vocación agropecuaria. ‘El Cesar Siembra’ con voluntad política, continuidad y consideración cuantitativa es una estrategia que bien conducida puede dar buenos resultados. El sector Agropecuario tiene en el proceso de implementación del Acuerdo de Paz, una coyuntura conveniente para corregir los problemas históricos del campo colombiano. El departamento del Cesar como la Región Caribe, tienen en el sol un recurso energético para estructurar un macroproyecto solar fotovoltaico, compatible con el desafío ambiental mundial, y pertinente, para solventar la dependencia económica y de generación de energía con carbón, primero porque no es un producto renovable y en segundo orden considerado en desuso según varias proyecciones.
@LuchoDiaz12

Por Luis Elquis Díaz

 

Columnista
15 julio, 2017

Nueva economía del clima

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

En enero de la vigencia anterior el Director del Energy Information Administration del Departamento de Energía de Estados Unidos, presentó un informe ante el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado de ese país sobre las macrotendencias del sector energético durante los próximos dos años. Respecto al Carbón, destacó que la producción cayó 11 […]


En enero de la vigencia anterior el Director del Energy Information Administration del Departamento de Energía de Estados Unidos, presentó un informe ante el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado de ese país sobre las macrotendencias del sector energético durante los próximos dos años. Respecto al Carbón, destacó que la producción cayó 11 % con relación al año 2015, la más baja desde 1986.

El preámbulo de este artículo corresponde con las principales conclusiones del Foro realizado por esta casa editorial denominado ‘Así va la economía del Cesar’, alineadas con la importancia y dependencia del carbón para la economía del Departamento en los últimos años. Pese al diagnóstico desalentador aunado a los indicadores con resultados negativos inherentes al desempleo, la pobreza y la competitividad, quedó planteado que en torno al Carbón la economía del Cesar mantiene signos esperanzadores.

Los signos de esperanza citados en el Foro contrastan con los planteamientos de la Comisión Global sobre Economía y Clima, los cuales advierten un alto potencial para invertir en mayor eficacia, trasformación estructural y cambio tecnológico en tres sistemas claves de la economía: Las ciudades, lo rural y la energía.

En materia Energética las principales potencias económicas del mundo conviven con el dilema del crecimiento económico y los efectos del Cambio Climático. En la coyuntura convergen disímiles conjeturas, sin embargo, la agenda gubernamental discurre en bajar las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar un mayor calentamiento global, sigue con la suspensión del uso del carbón para la generación de energía eléctrica para el 2070 y concluye con el uso de fuentes de energía renovables.

Es claro que no somos un país aportante sustancial de gases de efecto invernadero, pero nuestro reciente crecimiento económico ha dependido de la extracción y exportación de commodities como el petróleo y el carbón. Sigue vigente el coletazo económico que sintió el país con la caída del precio del petróleo en 2014. Entre tanto, con mayor énfasis las políticas de mitigación ambiental que convidan el desuso de combustibles de origen fósil y la necesidad de buscar nuevas alternativas que permitan mantener equilibrio económico. Las obras civiles están inmersas en las alternativas, pero todavía son susceptibles de varios factores que atrasan la ejecución y de la inseparable provisión de la mano negra de la corrupción.

El panorama del desuso del carbón en un horizonte de tiempo definido, sugiere que los procesos de reconversión económica y social estén acompañados de voluntad preactiva, atendiendo con mucho cuidado las tendencias de crecimiento poblacional y los cambios tecnológicos, con el fin de evitar la inclemencia de los impactos motivados por los giros de los procesos productivos.

El desarrollo rural y la productividad en el uso de la tierra determinarán si el mundo es capaz de alimentar a una población estimada de ocho mil millones para el 2030, manteniendo al mismo tiempo entornos naturales. En este aspecto el departamento del Cesar cuenta con ventajas comparativas extraordinarias para recuperar su otrora vocación agropecuaria. ‘El Cesar Siembra’ con voluntad política, continuidad y consideración cuantitativa es una estrategia que bien conducida puede dar buenos resultados. El sector Agropecuario tiene en el proceso de implementación del Acuerdo de Paz, una coyuntura conveniente para corregir los problemas históricos del campo colombiano. El departamento del Cesar como la Región Caribe, tienen en el sol un recurso energético para estructurar un macroproyecto solar fotovoltaico, compatible con el desafío ambiental mundial, y pertinente, para solventar la dependencia económica y de generación de energía con carbón, primero porque no es un producto renovable y en segundo orden considerado en desuso según varias proyecciones.
@LuchoDiaz12

Por Luis Elquis Díaz