Sin duda alguna, en todo el mundo la gente obtiene numerosos beneficios de la naturaleza, como por ejemplo agua dulce, alimentos o una gran variedad de materia prima. A todos estos beneficios los podemos llamar servicios ecosistémicos sin los cuales el desarrollo social y económico, y, en definitiva, el progreso y la supervivencia humana no serían posibles.

Dicho lo anterior, podemos afirmar que la mayoría de individuos, familias, empresas e industrias dependen de alguna manera de la naturaleza para su bienestar y crecimiento económico. Pero existe una condición sin embargo, que si se abusa de los ecosistemas y se los destruye, éstos a menudo dejan de proporcionar los servicios ecosistémicos que son fundamentales para la humanidad. De todo esto se desprende que existe el riesgo de que la estrategias de desarrollo puedan fracasar porque sin uso racional de los recursos naturales no hay desarrollo y que eventualmente los gobiernos y las sociedades no puedan soportar los costos económicos y sociales a largo plazo, como así tampoco los daños asociados con la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad.

Nosotros hasta ahora no hemos considerado el verdadero valor del “capital natural” como tampoco se le ha tenido en cuenta en la toma de decisiones políticas y económicas relacionadas con la planificación para el desarrollo, elevando a menudo la degradación de los ecosistemas y la pérdida de la biodiversidad como resultado de este proceso.

Es obvio que el daño a los ecosistemas naturales está reduciendo subsecuentemente la capacidad de los mismos para proporcionar bienes y servicios vitales, socavando el desarrollo y limitando drásticamente las oportunidades sociales y económicas.

Factores como el cambio climático y números crecientes de desastres naturales están empeorando el escenario en el planeta Tierra.

Además, el aumento en la demanda de costosas tecnologías de avanzada y los caros esfuerzos por restaurar el paisaje degradado, demostraron en muchos casos, las ventajas económicas de las soluciones basadas en la gestión sostenible de los ecosistemas.

El uso pleno de los servicios ecosistémicos y la consideración de los valores de la biodiversidad para hacer frente a desafíos globales como el cambio climático, no solo tiene sentido desde el punto de vista ecológico, sino también económico. Por lo tanto es de vital importancia asegurar que se incorporen los servicios ecosistémicos en la planificación y en las medidas para el desarrollo en todos los sectores.

Es evidente que se debe integrar los servicios ecosistémicos en la planificación del desarrollo reconociendo así los vínculos entre naturaleza y desarrollo, es decir, es definitivo integrar los servicios ecosistémicos en el diseño y revisión de planes de desarrollo, la planificación sectorial y espacial, las evaluaciones ambientales y climáticas como también el desarrollo de proyectos y la formulación de propuestas, pensando así en los principios de sostenibilidad, para que haya continuidad de los recursos en el tiempo.

NOTA: Señor Alcalde, le recabamos sobre la necesidad que tenemos los habitantes de Valledupar y los foráneos de que se despejen los tapones que instalaron sobre la novena y la diecisiete por la administración pasada, ya que impide la transitabilidad fluida. ¡Uy qué horror!

La culpa de la inseguridad en Valledupar no se le puede achacar solamente al señor Alcalde, ya que esto tiene sus antecedentes por tanto es una situación heredada. Todos debemos colaborar para que esta ciudad sea una ciudad segura.

Valledupar requiere de la creación del departamento técnico del medioambiente que servirá para colaborar con la recuperación y conservación de los recursos naturales de este municipio biodiverso.

Por Hernán Maestre Martínez