Afirmábamos en estas páginas que ya Álvaro Uribe Vélez tiene ganado un sitio destacado en la historia de Colombia, en primer lugar por ser de los pocos presidentes que ha sido reelegido, además por vías legales, y culmina una gestión de ocho años. Pero, además, advertíamos que será recordado por sus grandes capacidades como comunicador […]
Afirmábamos en estas páginas que ya Álvaro Uribe Vélez tiene ganado un sitio destacado en la historia de Colombia, en primer lugar por ser de los pocos presidentes que ha sido reelegido, además por vías legales, y culmina una gestión de ocho años.
Pero, además, advertíamos que será recordado por sus grandes capacidades como comunicador político, su capacidad para comprender la coyuntura y las tendencias de la opinión pública, como también por sus habilidades de persuasión y convencimiento, como pocas veces se había visto en la historia republicana de nuestro país.
Uribe, en este aspecto, superó a Andrés Pastrana Arango, periodista que por más de diez años presentó un noticiero de televisión que le facilitó darse a conocer para luego aspirar a la Presidencia; como también a César Gaviria Trujillo, muy aficionado a la asesoría de imagen, las encuestas y también los golpes de opinión.
El presidente saliente utilizó un lenguaje sencillo, para comunicarse con los colombianos, hablaba como habla la gente de la calle, por supuesto adecuando sus mensajes a cada auditorio; hizo gala una buena voz, clara y fuerte, pero también de gestos y ademanes que reforzaran lo que quería decir.
Adicionalmente, Uribe concentró su discurso político en tres mensajes muy sencillos, y sobre ellos repicó y repicó, como recomiendan los teóricos de la propaganda: la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social.
Desde la campaña, el ex gobernador de Antioquia supo interpretar el hastío de los colombianos con el tema de las negociaciones de paz, que fracasaron durante el gobierno de Pastrana, y propuso la mano dura, frente al mensaje de Horacio Serpa, viejo zorro de la política, de continuar con las negociaciones de paz. Uribe conquistó la opinión de los colombianos y por eso ganó la presidencia, de una y en primera vuelta.
Otro mensaje que Uribe supo comunicar fue el de la confianza inversionista, con inseguridad no hay condiciones de confianza para hacer negocios y así lo supo vender a los empresarios de todos los sectores, la seguridad era requisito necesario para que volvieran a invertir; pero no suficiente y por eso complementó su mensaje con estímulos tributarios para promover la inversión privada, que despegó durante la mayor parte de su gobierno.
Este mensaje también fue atractivo y convincente para los inversionistas internacionales que trajeron sus capitales a Colombia durante la administración de Uribe Vélez, donde la inversión extranjera directa alcanzó niveles récord en Colombia; aunque ese auge de la inversión no se haya visto reflejado en una reducción del desempleo.
El otro mensaje que Uribe supo posicionar, a pesar de los pocos avances de su gobierno en este frente, fue el de la cohesión social. “La seguridad y la inversión son medios; la cohesión social, el fin último que valida las dos primeras”, explicó en su discurso ante el Congreso de la República, el pasado 20 de julio, ocasión en la cual reiteró esos mismos mensajes y justificó y explicó su obra de gobierno.
Igualmente, hay que anotar que Uribe Vélez supo comunicar, también, un estilo de trabajo, un estilo de administración las 24 horas, pendiente de lo más mínimo y con una gran capacidad de liderazgo. Se mostró como un líder, aún en los momentos de mayor crisis, tanto internas como la externa que estamos viviendo, frente al caso de Venezuela.
Uribe logró superar las crisis más duras de su gobierno, como en todos los gobiernos, sin que se afectara la figura del Presidente. En los mismos consejos comunales no hablaba como Jefe de Estado y de gobierno, sino que se colocaba de contraparte del funcionario de turno y él mismo lo criticaba y fustigaba.
Por todo lo anterior, por esas dotes de gran comunicador termina su gobierno con una altísima popularidad, tanta que logró hacer elegir a su sucesor, Juan Manuel Santos Calderón.
Pero será la historia la que marcará la verdadera proyección del gobierno que termina. Sin duda hubo muchos avances en materia de seguridad; arrinconó a la subversión; como también hubo progresos en materia de crecimiento económico, aunque el empleo fue esquivo; pero se avanzó poco en la parte social, y quizás es la salud el tema más crítico que deberá asumir Santos Calderón. Pero Uribe, se esté de acuerdo o en desacuerdo con muchos de los temas de su gobierno, con su gran capacidad de comunicador le devolvió a los colombianos la esperanza en un futuro mejor. Insistimos, sólo con el tiempo se podrá dimensionar en su conjunto y con una buena perspectiva lo bueno, lo malo y lo feo de sus dos administraciones.
Afirmábamos en estas páginas que ya Álvaro Uribe Vélez tiene ganado un sitio destacado en la historia de Colombia, en primer lugar por ser de los pocos presidentes que ha sido reelegido, además por vías legales, y culmina una gestión de ocho años. Pero, además, advertíamos que será recordado por sus grandes capacidades como comunicador […]
Afirmábamos en estas páginas que ya Álvaro Uribe Vélez tiene ganado un sitio destacado en la historia de Colombia, en primer lugar por ser de los pocos presidentes que ha sido reelegido, además por vías legales, y culmina una gestión de ocho años.
Pero, además, advertíamos que será recordado por sus grandes capacidades como comunicador político, su capacidad para comprender la coyuntura y las tendencias de la opinión pública, como también por sus habilidades de persuasión y convencimiento, como pocas veces se había visto en la historia republicana de nuestro país.
Uribe, en este aspecto, superó a Andrés Pastrana Arango, periodista que por más de diez años presentó un noticiero de televisión que le facilitó darse a conocer para luego aspirar a la Presidencia; como también a César Gaviria Trujillo, muy aficionado a la asesoría de imagen, las encuestas y también los golpes de opinión.
El presidente saliente utilizó un lenguaje sencillo, para comunicarse con los colombianos, hablaba como habla la gente de la calle, por supuesto adecuando sus mensajes a cada auditorio; hizo gala una buena voz, clara y fuerte, pero también de gestos y ademanes que reforzaran lo que quería decir.
Adicionalmente, Uribe concentró su discurso político en tres mensajes muy sencillos, y sobre ellos repicó y repicó, como recomiendan los teóricos de la propaganda: la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social.
Desde la campaña, el ex gobernador de Antioquia supo interpretar el hastío de los colombianos con el tema de las negociaciones de paz, que fracasaron durante el gobierno de Pastrana, y propuso la mano dura, frente al mensaje de Horacio Serpa, viejo zorro de la política, de continuar con las negociaciones de paz. Uribe conquistó la opinión de los colombianos y por eso ganó la presidencia, de una y en primera vuelta.
Otro mensaje que Uribe supo comunicar fue el de la confianza inversionista, con inseguridad no hay condiciones de confianza para hacer negocios y así lo supo vender a los empresarios de todos los sectores, la seguridad era requisito necesario para que volvieran a invertir; pero no suficiente y por eso complementó su mensaje con estímulos tributarios para promover la inversión privada, que despegó durante la mayor parte de su gobierno.
Este mensaje también fue atractivo y convincente para los inversionistas internacionales que trajeron sus capitales a Colombia durante la administración de Uribe Vélez, donde la inversión extranjera directa alcanzó niveles récord en Colombia; aunque ese auge de la inversión no se haya visto reflejado en una reducción del desempleo.
El otro mensaje que Uribe supo posicionar, a pesar de los pocos avances de su gobierno en este frente, fue el de la cohesión social. “La seguridad y la inversión son medios; la cohesión social, el fin último que valida las dos primeras”, explicó en su discurso ante el Congreso de la República, el pasado 20 de julio, ocasión en la cual reiteró esos mismos mensajes y justificó y explicó su obra de gobierno.
Igualmente, hay que anotar que Uribe Vélez supo comunicar, también, un estilo de trabajo, un estilo de administración las 24 horas, pendiente de lo más mínimo y con una gran capacidad de liderazgo. Se mostró como un líder, aún en los momentos de mayor crisis, tanto internas como la externa que estamos viviendo, frente al caso de Venezuela.
Uribe logró superar las crisis más duras de su gobierno, como en todos los gobiernos, sin que se afectara la figura del Presidente. En los mismos consejos comunales no hablaba como Jefe de Estado y de gobierno, sino que se colocaba de contraparte del funcionario de turno y él mismo lo criticaba y fustigaba.
Por todo lo anterior, por esas dotes de gran comunicador termina su gobierno con una altísima popularidad, tanta que logró hacer elegir a su sucesor, Juan Manuel Santos Calderón.
Pero será la historia la que marcará la verdadera proyección del gobierno que termina. Sin duda hubo muchos avances en materia de seguridad; arrinconó a la subversión; como también hubo progresos en materia de crecimiento económico, aunque el empleo fue esquivo; pero se avanzó poco en la parte social, y quizás es la salud el tema más crítico que deberá asumir Santos Calderón. Pero Uribe, se esté de acuerdo o en desacuerdo con muchos de los temas de su gobierno, con su gran capacidad de comunicador le devolvió a los colombianos la esperanza en un futuro mejor. Insistimos, sólo con el tiempo se podrá dimensionar en su conjunto y con una buena perspectiva lo bueno, lo malo y lo feo de sus dos administraciones.