En 1963 se hicieron los primeros estudios que le darían vida al embalse multipropósito Los Besotes, el cual vuelve a estar en la opinión pública a raíz de la presentación de nuevos estudios sobre la factibilidad del megaproyecto.
Luego de que el alcalde de Valledupar y el gobernador del Cesar anunciaran la semana anterior que la firma Integral Ingenieros Consultores, presentó un nuevo estudio sobre el embalse Los Besotes, los pueblos indígenas asentados en la Sierra Nevada de Santa Marta aseguraron que no los han tenido en cuenta para la consulta previa que viabilizaría la realización del proyecto.
El embalse multipropósito Los Besotes, garantizaría el abastecimiento de agua en la región durante las próximas cinco décadas, pero requiere recursos del orden de los 150 millones de dólares, que aportarían la Nación, el Departamento del Cesar y el municipio de Valledupar, con un crédito del BID a 20 años, según anunciaron los mandatarios.
Del ambicioso proyecto que está pensado para abastecer agua a través de un acueducto regional, generar energía y facilitar sistemas de riego; surgen varios inconvenientes.
El primero, con las comunidades indígenas que no están de acuerdo con la construcción sobre los valles de los arroyos Palenque y Capitanejo, afluentes del río Guatapurí, que tienen una extensión de 169 hectáreas y su capacidad en volumen de 37.1 millones de metros cúbicos.
La líder del pueblo indígena arhuaco, Leonor Zalabata, manifestó que el tema no es nuevo y los siguen excluyendo sobre la viabilidad del mismo. “En mi concepto nunca se ha tenido en cuenta la concertación y la consulta que debe ser previa con los pueblo indígenas y no cuando el proyecto está elaborado. Creo que ese ha sido el dilema permanente con las autoridades locales”, afirmó.
Los pueblos indígenas asentados en la Sierra Nevada de Santa Marta: Arhuaco, Koguis, Wiwa y Kankuamo, han propuesto al gobierno hacer una figura de protección territorial, que permita “permear” un poco al macizo con todos sus componentes, como son: agua, ecosistema, sitios sagrados, humedales y todos los allí establecidos que sirvan primero a mantener lo que existe, porque la represa o embalse no sería la solución si no se preserva el Guatapurí.
Al respecto, Zalabata sostiene que cada vez que se cambia de administraciones se cambia de política y no se recurre a los procesos históricos que ya se han tenido. “Sucede que los pueblos indígenas no cambiamos, pertenecemos a un territorio, a una estructura ideológica protegida por el estado y por las normas internacionales”, precisó.
“En la actualidad sería inaudito, que después de haberse establecido el pueblo arhuaco con apropiación de una comunidad en ‘Ircadua’ (Besotes), tenga que someterse a un desplazamiento forzado no, por el conflicto armado sino por políticas del desarrollo del capital”, agregó.
Zalabata resaltó que a pesar no haber sido llamados por las autoridades para dialogar sobre el último proyecto, están dispuestos a iniciar los diálogos. “Nosotros le hacemos honor a la palabra, pero no podemos renunciar a los derechos que están establecidos en normas internacionales, ya que nosotros también somos constructores de esos derechos y faltaría que a estas altura de la historia tener que renunciar a los que nosotros mismos hemos construido”.
De acuerdo con los estudios técnicos, el embalse Los Besotes almacenará 37 millones de metros cúbicos de agua, ocupará un área de 169 hectáreas, que en la actualidad están improductivas. La presa de contención tendrá 50 metros de altura y 1.500 metros de largo.
El proyecto será calificado como un PINE (Proyecto de Interés Nacional Estratégico), su diseño definitivo estará listo en ocho meses y su construcción durará 36 meses.
Así, solo faltaría la licencia ambiental y la consulta previa con los indígenas que hasta ahora no se ha iniciado, al igual que la unidad de las fuerza vivas del Cesar: gremios dirigencia política y organizaciones sindicales no gubernamentales.
Ante eso, la líder indígena, defensora de los derechos humanos manifestó que si la sociedad vallenata considera que la única opción para garantizar el suministro de agua durante los próximos cincuenta años, es la construcción de la represa, lo podrán hacer, “pero que no violen los derechos humanos interrumpiendo los lugares que son zonas de los pueblo indígenas, territorios indígenas; es decir, que la construyan en otros lugares donde los indígenas no tengan asentamiento”.
Por su parte, el exalcalde de Valledupar Elías Ochoa, quien durante su mandato entre 1995 y 1998 reactivó el proyecto del embalse, manifestó que la concertación se puede dar y el reto principal es la consecución de los recursos para la construcción.
Ochoa aseguró que durante su administración estuvieron muy cerca de llegar a un acuerdo con los indígenas.
“Hicimos muchas reuniones con ellos, en Emdupar reposan las actas, pero al final cuando habíamos llegado a muchos acuerdos pidieron que se tenía que hacer un estudio desde su cosmovisión y se accedió a ello, que era el último requisito para llegar a un acuerdo en la concertación. Se le dio el anticipo de los recursos, pero entre ellos se presentó un desacuerdo en cuanto al manejo de los recursos y se acabó mi administración y no pude ver el final”, recordó el exmandatario
Frente a lo dicho por el exalcalde, Zalabata aseguró que existe una postura política de las autoridades indígenas, desde hace diez años, en la que los mamos arhuacos, desde su visión, cultura y conocimientos ancestrales hicieron un documento que fue entregado a la Alcaldía.
“Yo creo que es una pérdida de tiempo tratar de insistir en una cuestión que ya está definida por el pueblo arhuaco.
Creo que la postura más importantes es la que los lideres arhuacos tienen desde adentro, no sobre la base de una dirigencia que representamos pero que la decisión política deben tomarla la gente de arriba, más no los negociadores”, concluyó la líder indígena.
Por Ariadne Osorio Ponce / EL PILÓN
En 1963 se hicieron los primeros estudios que le darían vida al embalse multipropósito Los Besotes, el cual vuelve a estar en la opinión pública a raíz de la presentación de nuevos estudios sobre la factibilidad del megaproyecto.
Luego de que el alcalde de Valledupar y el gobernador del Cesar anunciaran la semana anterior que la firma Integral Ingenieros Consultores, presentó un nuevo estudio sobre el embalse Los Besotes, los pueblos indígenas asentados en la Sierra Nevada de Santa Marta aseguraron que no los han tenido en cuenta para la consulta previa que viabilizaría la realización del proyecto.
El embalse multipropósito Los Besotes, garantizaría el abastecimiento de agua en la región durante las próximas cinco décadas, pero requiere recursos del orden de los 150 millones de dólares, que aportarían la Nación, el Departamento del Cesar y el municipio de Valledupar, con un crédito del BID a 20 años, según anunciaron los mandatarios.
Del ambicioso proyecto que está pensado para abastecer agua a través de un acueducto regional, generar energía y facilitar sistemas de riego; surgen varios inconvenientes.
El primero, con las comunidades indígenas que no están de acuerdo con la construcción sobre los valles de los arroyos Palenque y Capitanejo, afluentes del río Guatapurí, que tienen una extensión de 169 hectáreas y su capacidad en volumen de 37.1 millones de metros cúbicos.
La líder del pueblo indígena arhuaco, Leonor Zalabata, manifestó que el tema no es nuevo y los siguen excluyendo sobre la viabilidad del mismo. “En mi concepto nunca se ha tenido en cuenta la concertación y la consulta que debe ser previa con los pueblo indígenas y no cuando el proyecto está elaborado. Creo que ese ha sido el dilema permanente con las autoridades locales”, afirmó.
Los pueblos indígenas asentados en la Sierra Nevada de Santa Marta: Arhuaco, Koguis, Wiwa y Kankuamo, han propuesto al gobierno hacer una figura de protección territorial, que permita “permear” un poco al macizo con todos sus componentes, como son: agua, ecosistema, sitios sagrados, humedales y todos los allí establecidos que sirvan primero a mantener lo que existe, porque la represa o embalse no sería la solución si no se preserva el Guatapurí.
Al respecto, Zalabata sostiene que cada vez que se cambia de administraciones se cambia de política y no se recurre a los procesos históricos que ya se han tenido. “Sucede que los pueblos indígenas no cambiamos, pertenecemos a un territorio, a una estructura ideológica protegida por el estado y por las normas internacionales”, precisó.
“En la actualidad sería inaudito, que después de haberse establecido el pueblo arhuaco con apropiación de una comunidad en ‘Ircadua’ (Besotes), tenga que someterse a un desplazamiento forzado no, por el conflicto armado sino por políticas del desarrollo del capital”, agregó.
Zalabata resaltó que a pesar no haber sido llamados por las autoridades para dialogar sobre el último proyecto, están dispuestos a iniciar los diálogos. “Nosotros le hacemos honor a la palabra, pero no podemos renunciar a los derechos que están establecidos en normas internacionales, ya que nosotros también somos constructores de esos derechos y faltaría que a estas altura de la historia tener que renunciar a los que nosotros mismos hemos construido”.
De acuerdo con los estudios técnicos, el embalse Los Besotes almacenará 37 millones de metros cúbicos de agua, ocupará un área de 169 hectáreas, que en la actualidad están improductivas. La presa de contención tendrá 50 metros de altura y 1.500 metros de largo.
El proyecto será calificado como un PINE (Proyecto de Interés Nacional Estratégico), su diseño definitivo estará listo en ocho meses y su construcción durará 36 meses.
Así, solo faltaría la licencia ambiental y la consulta previa con los indígenas que hasta ahora no se ha iniciado, al igual que la unidad de las fuerza vivas del Cesar: gremios dirigencia política y organizaciones sindicales no gubernamentales.
Ante eso, la líder indígena, defensora de los derechos humanos manifestó que si la sociedad vallenata considera que la única opción para garantizar el suministro de agua durante los próximos cincuenta años, es la construcción de la represa, lo podrán hacer, “pero que no violen los derechos humanos interrumpiendo los lugares que son zonas de los pueblo indígenas, territorios indígenas; es decir, que la construyan en otros lugares donde los indígenas no tengan asentamiento”.
Por su parte, el exalcalde de Valledupar Elías Ochoa, quien durante su mandato entre 1995 y 1998 reactivó el proyecto del embalse, manifestó que la concertación se puede dar y el reto principal es la consecución de los recursos para la construcción.
Ochoa aseguró que durante su administración estuvieron muy cerca de llegar a un acuerdo con los indígenas.
“Hicimos muchas reuniones con ellos, en Emdupar reposan las actas, pero al final cuando habíamos llegado a muchos acuerdos pidieron que se tenía que hacer un estudio desde su cosmovisión y se accedió a ello, que era el último requisito para llegar a un acuerdo en la concertación. Se le dio el anticipo de los recursos, pero entre ellos se presentó un desacuerdo en cuanto al manejo de los recursos y se acabó mi administración y no pude ver el final”, recordó el exmandatario
Frente a lo dicho por el exalcalde, Zalabata aseguró que existe una postura política de las autoridades indígenas, desde hace diez años, en la que los mamos arhuacos, desde su visión, cultura y conocimientos ancestrales hicieron un documento que fue entregado a la Alcaldía.
“Yo creo que es una pérdida de tiempo tratar de insistir en una cuestión que ya está definida por el pueblo arhuaco.
Creo que la postura más importantes es la que los lideres arhuacos tienen desde adentro, no sobre la base de una dirigencia que representamos pero que la decisión política deben tomarla la gente de arriba, más no los negociadores”, concluyó la líder indígena.
Por Ariadne Osorio Ponce / EL PILÓN