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Columnista - 11 mayo, 2017

La mala conducta de la policía

El pasado jueves 27 de abril, en el inicio del Festival de la Leyenda Vallenata, me encontraba con un grupo de amigos compartiendo en la carpa de Coors Light. Cuando decidimos irnos y esperábamos el taxi se inició una pequeña riña en las afueras de la carpa, en la que nada tuvimos que ver, solo […]

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El pasado jueves 27 de abril, en el inicio del Festival de la Leyenda Vallenata, me encontraba con un grupo de amigos compartiendo en la carpa de Coors Light. Cuando decidimos irnos y esperábamos el taxi se inició una pequeña riña en las afueras de la carpa, en la que nada tuvimos que ver, solo observamos. La policía intentó intervenir, pero las personas al notar su presencia se disiparon.

Al notar que el ambiente se puso pesado por lo ocurrido, tomamos un taxi. Me acompañaban Iván, Jaime y Carlos; debido al tráfico, el taxi no pudo salir con la mayor rapidez que los policías exigían e Iván por solo pedir calma, uno de los uniformados se enfadó y se nos acercó aceleradamente. Le pedí a Iván que subiera el vidrio por el tono de agresividad en que nos hablaba el policía, se notaba que estaba buscando un pleito que no estábamos dispuestos a darle. La tensión sube, el uniformado nos pregunta ¿ustedes no saben que nosotros somos la autoridad? Como queriendo decir ¿usted no sabe quién soy yo? Seguidamente dice ¿no saben cómo están las cosas con el nuevo Código de Policía?

Cuando oí esto, presté mucha más atención al policía, observé y encontré que el uniformado no tenía ninguna identificación, era imposible individualizarlo. Al mirar a nuestro alrededor noté que estábamos totalmente rodeados de uniformados, al ver que nos podían obligar a bajarnos del taxi le dije a Iván que terminara de subir el vidrio, en esto el policía se aprovechó para golpearlo en el rostro. Carlos y Jaime enfurecidos por la agresión del policía, se disponían a bajarse y por poco el uniformado consigue lo que quería, provocarnos. Pero había que pensar mejor las cosas porque no solamente era este policía sin identificación en su uniforme, eran absolutamente todos los que estaban presentes a nuestro alrededor. Le pedí al taxista que pusiera el vehículo en marcha antes de que esto se fuera a mayores.

Si el uniformado mencionaba con arrogancia el nuevo Código de Policía, debería saber que estaba violando el numeral 4 del artículo 7 llamado ‘Finalidades de la convivencia’, que versa: 4. La resolución pacífica de los desacuerdos que afecten la convivencia.

De igual manera el numeral 3 del artículo 10 llamado ‘Deberes de las autoridades de Policía’, en el que se menciona cuales son deberes generales de las autoridades, expresa: 3. Prevenir situaciones y comportamientos que ponen en riesgo la convivencia.

El artículo 27 llamado ‘Comportamientos que ponen en riesgo la vida e integridad’, en sus numerales: 1. Reñir, incitar o incurrir en confrontaciones violentas que puedan derivar en agresiones físicas. El artículo contempla una multa general tipo 2 correspondiente a 8 salarios mínimos diarios legales vigentes. 3. Agredir físicamente a personas por cualquier medio. El artículo contempla una multa general tipo 3 de 16 salarios mínimos diarios legales vigentes.

Los policías deben ser los primeros en evitar este tipo de agresiones y no provocarlas, deben velar por promover el respeto, la dignidad y la convivencia para vivir en paz, que es además el objeto del Código, pero este tipo de acciones van determinadas a desarrollar una mala conducta.

Por Eduardo Luis Perpiñán Chiquillo

*Estudiante de Derecho de la Udes Valledupar.

 

Columnista
11 mayo, 2017

La mala conducta de la policía

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo Luis Perpinan Chiquillo

El pasado jueves 27 de abril, en el inicio del Festival de la Leyenda Vallenata, me encontraba con un grupo de amigos compartiendo en la carpa de Coors Light. Cuando decidimos irnos y esperábamos el taxi se inició una pequeña riña en las afueras de la carpa, en la que nada tuvimos que ver, solo […]


El pasado jueves 27 de abril, en el inicio del Festival de la Leyenda Vallenata, me encontraba con un grupo de amigos compartiendo en la carpa de Coors Light. Cuando decidimos irnos y esperábamos el taxi se inició una pequeña riña en las afueras de la carpa, en la que nada tuvimos que ver, solo observamos. La policía intentó intervenir, pero las personas al notar su presencia se disiparon.

Al notar que el ambiente se puso pesado por lo ocurrido, tomamos un taxi. Me acompañaban Iván, Jaime y Carlos; debido al tráfico, el taxi no pudo salir con la mayor rapidez que los policías exigían e Iván por solo pedir calma, uno de los uniformados se enfadó y se nos acercó aceleradamente. Le pedí a Iván que subiera el vidrio por el tono de agresividad en que nos hablaba el policía, se notaba que estaba buscando un pleito que no estábamos dispuestos a darle. La tensión sube, el uniformado nos pregunta ¿ustedes no saben que nosotros somos la autoridad? Como queriendo decir ¿usted no sabe quién soy yo? Seguidamente dice ¿no saben cómo están las cosas con el nuevo Código de Policía?

Cuando oí esto, presté mucha más atención al policía, observé y encontré que el uniformado no tenía ninguna identificación, era imposible individualizarlo. Al mirar a nuestro alrededor noté que estábamos totalmente rodeados de uniformados, al ver que nos podían obligar a bajarnos del taxi le dije a Iván que terminara de subir el vidrio, en esto el policía se aprovechó para golpearlo en el rostro. Carlos y Jaime enfurecidos por la agresión del policía, se disponían a bajarse y por poco el uniformado consigue lo que quería, provocarnos. Pero había que pensar mejor las cosas porque no solamente era este policía sin identificación en su uniforme, eran absolutamente todos los que estaban presentes a nuestro alrededor. Le pedí al taxista que pusiera el vehículo en marcha antes de que esto se fuera a mayores.

Si el uniformado mencionaba con arrogancia el nuevo Código de Policía, debería saber que estaba violando el numeral 4 del artículo 7 llamado ‘Finalidades de la convivencia’, que versa: 4. La resolución pacífica de los desacuerdos que afecten la convivencia.

De igual manera el numeral 3 del artículo 10 llamado ‘Deberes de las autoridades de Policía’, en el que se menciona cuales son deberes generales de las autoridades, expresa: 3. Prevenir situaciones y comportamientos que ponen en riesgo la convivencia.

El artículo 27 llamado ‘Comportamientos que ponen en riesgo la vida e integridad’, en sus numerales: 1. Reñir, incitar o incurrir en confrontaciones violentas que puedan derivar en agresiones físicas. El artículo contempla una multa general tipo 2 correspondiente a 8 salarios mínimos diarios legales vigentes. 3. Agredir físicamente a personas por cualquier medio. El artículo contempla una multa general tipo 3 de 16 salarios mínimos diarios legales vigentes.

Los policías deben ser los primeros en evitar este tipo de agresiones y no provocarlas, deben velar por promover el respeto, la dignidad y la convivencia para vivir en paz, que es además el objeto del Código, pero este tipo de acciones van determinadas a desarrollar una mala conducta.

Por Eduardo Luis Perpiñán Chiquillo

*Estudiante de Derecho de la Udes Valledupar.