Muchos gobernantes han optado por institucionalizar ciertos lugares como la extensión de su sede de gobierno, estos sitios más que refugio para descansar, reflexionar ó aislarse momentáneamente de la compleja tarea de gobernar, son utilizados para atender asuntos políticos por fuera del edificio oficial; recordemos que George W. Bush dio a conocer su rancho privado […]
Muchos gobernantes han optado por institucionalizar ciertos lugares como la extensión de su sede de gobierno, estos sitios más que refugio para descansar, reflexionar ó aislarse momentáneamente de la compleja tarea de gobernar, son utilizados para atender asuntos políticos por fuera del edificio oficial; recordemos que George W.
Bush dio a conocer su rancho privado de Crawford en Texas, bautizado también como ‘La Casa Blanca del Oeste’, no sólo por la frecuencia con la que el presidente de U.S.A lo visitaba, sino porque allí atendía muchos de los temas que como presidente de una nación eran de su competencia, varios jefes de Estado hicieron visita oficial al presidente Bush a su “finca” tan protocolaria como si se tratara del 1600 de la Avenida Pennsylvania en el centro de Washington D.C., dirección de la casa blanca.
El senador Alvaro Uribe Vélez en su época de presidente de Colombia tácitamente convirtió el Ubérrimo en una sede de gobierno, muchos acontecimientos que requerían de su presencia como presidente, lo sorprendieron en su hacienda originándose desde allí las posiciones oficiales del gobierno nacional. En el terreno local pasa algo parecido y las decisiones de gobierno departamental o municipal se discuten y se toman en sedes alternas, ‘La Malena’ era uno de ellos y actualmente ‘Las Marías’ o Cejes, por citar unos ejemplos.
El actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en poco tiempo ha institucionalizado el lujoso resort de Palm Beach Mar-a-lago como la nueva sede de gobierno en la era Trump y hasta allá llegaron los expresidentes Uribe y Pastrana para tratar de abordar al recién posesionado presidente gringo y darle su versión de lo que está ocurriendo en nuestro país. Aunque no existe certeza del tiempo del encuentro y de los temas que trataron, lo que no se puede desconocer es que definitivamente fue un viaje programado con gran exactitud, debido a que por muy expresidentes que sean ambos, no se puede hablar de coincidencia toparse a distancias tan cortas con el líder de la primera potencia mundial; es decir, los señora Uribe y Pastrana tenían información precisa del sitio, la hora y la mesa donde estaría Donald Trump, por lo tanto el saludo fue algo más que un “quick hello” y les dio oportunidad para hablar de Colombia y Venezuela aunque fugazmente.
Este lobby que intentan hacer los expresidentes Uribe y Pastrana podría convertirse en un boomerang para ellos mismos, la posición del gobierno del “Make America Great Again” frente a países como Colombia implica la disminución de las ayudas económicas destinadas a la lucha contra el narcotráfico, entendiendo que uno de los pocos logros en el gobierno de Pastrana fue la aprobación del Plan Colombia, así que es perturbador pensar que estos señores promuevan ese tipo de medidas si al final lo que pretenden es un triunfo electoral el próximo año que les permita poner presidente en este país que debe afrontar los desafíos de un gobierno contando con los recursos procedentes de EE.UU.
Tampoco podemos olvidar que aunque hoy el señor Trump tiene mayorías republicanas en el Congreso, en cualquier momento las cosas pueden cambiar y los demócratas pueden asumir el dominio del capitolio, le pasó a George Bush y a pesar de considerar al gobierno de Uribe como amigo, una congresista demócrata llamada Nancy Pelosi se erigió como el dolor de cabeza del gobierno de la seguridad democrática y en varias ocasiones tanto en público como en privado le exigía al señor Uribe Vélez resultados en temas como derechos humanos, protección a líderes sociales y condenas a militares por los llamados “falsos positivos”; por lo que estos esfuerzos aplaudidos por el Centro Democrático y los sectores de la derecha radical del país puede resultar mal para todos sin importar quién llegue a la Casa de Nariño después de los comicios del próximo año.
Por Carlos Andrés Añez Maestre
Muchos gobernantes han optado por institucionalizar ciertos lugares como la extensión de su sede de gobierno, estos sitios más que refugio para descansar, reflexionar ó aislarse momentáneamente de la compleja tarea de gobernar, son utilizados para atender asuntos políticos por fuera del edificio oficial; recordemos que George W. Bush dio a conocer su rancho privado […]
Muchos gobernantes han optado por institucionalizar ciertos lugares como la extensión de su sede de gobierno, estos sitios más que refugio para descansar, reflexionar ó aislarse momentáneamente de la compleja tarea de gobernar, son utilizados para atender asuntos políticos por fuera del edificio oficial; recordemos que George W.
Bush dio a conocer su rancho privado de Crawford en Texas, bautizado también como ‘La Casa Blanca del Oeste’, no sólo por la frecuencia con la que el presidente de U.S.A lo visitaba, sino porque allí atendía muchos de los temas que como presidente de una nación eran de su competencia, varios jefes de Estado hicieron visita oficial al presidente Bush a su “finca” tan protocolaria como si se tratara del 1600 de la Avenida Pennsylvania en el centro de Washington D.C., dirección de la casa blanca.
El senador Alvaro Uribe Vélez en su época de presidente de Colombia tácitamente convirtió el Ubérrimo en una sede de gobierno, muchos acontecimientos que requerían de su presencia como presidente, lo sorprendieron en su hacienda originándose desde allí las posiciones oficiales del gobierno nacional. En el terreno local pasa algo parecido y las decisiones de gobierno departamental o municipal se discuten y se toman en sedes alternas, ‘La Malena’ era uno de ellos y actualmente ‘Las Marías’ o Cejes, por citar unos ejemplos.
El actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en poco tiempo ha institucionalizado el lujoso resort de Palm Beach Mar-a-lago como la nueva sede de gobierno en la era Trump y hasta allá llegaron los expresidentes Uribe y Pastrana para tratar de abordar al recién posesionado presidente gringo y darle su versión de lo que está ocurriendo en nuestro país. Aunque no existe certeza del tiempo del encuentro y de los temas que trataron, lo que no se puede desconocer es que definitivamente fue un viaje programado con gran exactitud, debido a que por muy expresidentes que sean ambos, no se puede hablar de coincidencia toparse a distancias tan cortas con el líder de la primera potencia mundial; es decir, los señora Uribe y Pastrana tenían información precisa del sitio, la hora y la mesa donde estaría Donald Trump, por lo tanto el saludo fue algo más que un “quick hello” y les dio oportunidad para hablar de Colombia y Venezuela aunque fugazmente.
Este lobby que intentan hacer los expresidentes Uribe y Pastrana podría convertirse en un boomerang para ellos mismos, la posición del gobierno del “Make America Great Again” frente a países como Colombia implica la disminución de las ayudas económicas destinadas a la lucha contra el narcotráfico, entendiendo que uno de los pocos logros en el gobierno de Pastrana fue la aprobación del Plan Colombia, así que es perturbador pensar que estos señores promuevan ese tipo de medidas si al final lo que pretenden es un triunfo electoral el próximo año que les permita poner presidente en este país que debe afrontar los desafíos de un gobierno contando con los recursos procedentes de EE.UU.
Tampoco podemos olvidar que aunque hoy el señor Trump tiene mayorías republicanas en el Congreso, en cualquier momento las cosas pueden cambiar y los demócratas pueden asumir el dominio del capitolio, le pasó a George Bush y a pesar de considerar al gobierno de Uribe como amigo, una congresista demócrata llamada Nancy Pelosi se erigió como el dolor de cabeza del gobierno de la seguridad democrática y en varias ocasiones tanto en público como en privado le exigía al señor Uribe Vélez resultados en temas como derechos humanos, protección a líderes sociales y condenas a militares por los llamados “falsos positivos”; por lo que estos esfuerzos aplaudidos por el Centro Democrático y los sectores de la derecha radical del país puede resultar mal para todos sin importar quién llegue a la Casa de Nariño después de los comicios del próximo año.
Por Carlos Andrés Añez Maestre