Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 19 abril, 2017

A nosotros no nos gusta tener orden

Ese no es sólo el problema que tenemos los vallenatos y no vallenatos, que no somos ordenados, sino que nos vivimos aprovechando de la tan recursiva “malicia indígena”; nos colamos en todas partes, nos pasamos los semáforos en rojo porque nos creemos muy avispados, no le cedemos el paso a los peatones porque yo soy […]

Boton Wpp

Ese no es sólo el problema que tenemos los vallenatos y no vallenatos, que no somos ordenados, sino que nos vivimos aprovechando de la tan recursiva “malicia indígena”; nos colamos en todas partes, nos pasamos los semáforos en rojo porque nos creemos muy avispados, no le cedemos el paso a los peatones porque yo soy el primero, tampoco cedemos la vía y menos hacemos cola en un carril determinado, mientras pasa un trancón. Siempre buscamos la manera para salir a la delantera, por la berma, en contravía, por encima de los andenes o como mejor se pueda.

Por eso los piques, las cerradas a un vehículo en la vía, el atravesado, el grosero permanentemente que maneja iracundo, insultando a todo el que se le atraviesa, todo esto porque somos intolerantes, egocentristas y mal educados e indecentes.

De ahí que los conductores de buses y en especial los mototaxistas, sean indisciplinados, paran donde se les viene en gana, porque su cultura no les permite ser civilizados, respetar a la gente, ser amables. Pero nuestro país no se presta para terminar de educar a los mal educados, ni poner sanciones justamente a esa indisciplina y desorden. ¿Quién arreglará este desorden? A ver si la Secretaría de Tránsito le funciona la “malicia indígena” así como a unos avivatos que andan por ahí.

Y como es mi costumbre trataré otros temitas: Hay muchas quejas ciudadanas por el servicio de taxi, quiero dejar por escrito algunas de las inconformidades ciudadanas, a saber: Tienen el descaro de preguntar, antes de permitir el ingreso al vehículo: “¿Para dónde va? Si va para los alrededores del aeropuerto no me sirve, voy para otro lado. Por allá hay mucho tráfico.” Válgame, una falta de respeto, teniendo en cuenta que es su trabajo, ocupan calles y producen trancones, son los que cobran una tarifa a su antojo. Estos deben ser sancionados con severidad. Le dicen a uno: “Le cuesta 7.000 u 8.000 hasta su casa; si no le sirve de malas”. Cuesta dificultad conseguir un taxi por teléfono; y finalmente, pienso que el usuario debe poder asegurarse de que el taxi que lo recoja en la calle no sea ilegal y por lo tanto, no está corriendo el riesgo de ser víctima de un atraco. Esto va para el Secretario de Tránsito. Me parece que hace falta pedagogía sobre el buen uso de la ciclorruta. Estos son corredores viales destinados al tránsito de quienes se movilizan en bicicletas, patinetas o medios de transporte similares (sin motor). Si va en bicicleta no circule por los andenes, excepto en puntos donde se interrumpa la continuidad de la ciclorruta. Transitar por la derecha de la calzada, a una distancia no mayor de un metro de andén, evite exceso de velocidad, mantenga ambas manos en el timón. Tener en cuenta que en las esquinas tiene prelación el peatón, de noche portar chaleco reflexivo. Esto hace parte de nuestra cultura ciudadana.

Recomendarle a nuestro insuperable Secretario de Obras, Juan Pablo Morón, estudiar el empate de los trabajos que viene realizando frente a la residencia de Poncho Zuleta con la avenida que va hacia Hurtado. ¡Caramba! Como siempre los mototaxistas hacen presencia en todos los accidentes de tránsito, no se dan estos irresponsables. La atravesada de una moto conducida por un conductor ebrio además del exceso de velocidad ocasionaron el accidente del Gran Martín Elías.

Nota: En la información sobre las ciclorrutas no incluyo la de la calle 17 y carrera 9 que es la peor y desastrosa obra de Fredy Socarrás; nunca funcionó y además está destrozada totalmente, mal planeada, esos mil millones y un poco más debería pagarlo Socarrás.

Por Alberto Herazo Palmera

 

Columnista
19 abril, 2017

A nosotros no nos gusta tener orden

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

Ese no es sólo el problema que tenemos los vallenatos y no vallenatos, que no somos ordenados, sino que nos vivimos aprovechando de la tan recursiva “malicia indígena”; nos colamos en todas partes, nos pasamos los semáforos en rojo porque nos creemos muy avispados, no le cedemos el paso a los peatones porque yo soy […]


Ese no es sólo el problema que tenemos los vallenatos y no vallenatos, que no somos ordenados, sino que nos vivimos aprovechando de la tan recursiva “malicia indígena”; nos colamos en todas partes, nos pasamos los semáforos en rojo porque nos creemos muy avispados, no le cedemos el paso a los peatones porque yo soy el primero, tampoco cedemos la vía y menos hacemos cola en un carril determinado, mientras pasa un trancón. Siempre buscamos la manera para salir a la delantera, por la berma, en contravía, por encima de los andenes o como mejor se pueda.

Por eso los piques, las cerradas a un vehículo en la vía, el atravesado, el grosero permanentemente que maneja iracundo, insultando a todo el que se le atraviesa, todo esto porque somos intolerantes, egocentristas y mal educados e indecentes.

De ahí que los conductores de buses y en especial los mototaxistas, sean indisciplinados, paran donde se les viene en gana, porque su cultura no les permite ser civilizados, respetar a la gente, ser amables. Pero nuestro país no se presta para terminar de educar a los mal educados, ni poner sanciones justamente a esa indisciplina y desorden. ¿Quién arreglará este desorden? A ver si la Secretaría de Tránsito le funciona la “malicia indígena” así como a unos avivatos que andan por ahí.

Y como es mi costumbre trataré otros temitas: Hay muchas quejas ciudadanas por el servicio de taxi, quiero dejar por escrito algunas de las inconformidades ciudadanas, a saber: Tienen el descaro de preguntar, antes de permitir el ingreso al vehículo: “¿Para dónde va? Si va para los alrededores del aeropuerto no me sirve, voy para otro lado. Por allá hay mucho tráfico.” Válgame, una falta de respeto, teniendo en cuenta que es su trabajo, ocupan calles y producen trancones, son los que cobran una tarifa a su antojo. Estos deben ser sancionados con severidad. Le dicen a uno: “Le cuesta 7.000 u 8.000 hasta su casa; si no le sirve de malas”. Cuesta dificultad conseguir un taxi por teléfono; y finalmente, pienso que el usuario debe poder asegurarse de que el taxi que lo recoja en la calle no sea ilegal y por lo tanto, no está corriendo el riesgo de ser víctima de un atraco. Esto va para el Secretario de Tránsito. Me parece que hace falta pedagogía sobre el buen uso de la ciclorruta. Estos son corredores viales destinados al tránsito de quienes se movilizan en bicicletas, patinetas o medios de transporte similares (sin motor). Si va en bicicleta no circule por los andenes, excepto en puntos donde se interrumpa la continuidad de la ciclorruta. Transitar por la derecha de la calzada, a una distancia no mayor de un metro de andén, evite exceso de velocidad, mantenga ambas manos en el timón. Tener en cuenta que en las esquinas tiene prelación el peatón, de noche portar chaleco reflexivo. Esto hace parte de nuestra cultura ciudadana.

Recomendarle a nuestro insuperable Secretario de Obras, Juan Pablo Morón, estudiar el empate de los trabajos que viene realizando frente a la residencia de Poncho Zuleta con la avenida que va hacia Hurtado. ¡Caramba! Como siempre los mototaxistas hacen presencia en todos los accidentes de tránsito, no se dan estos irresponsables. La atravesada de una moto conducida por un conductor ebrio además del exceso de velocidad ocasionaron el accidente del Gran Martín Elías.

Nota: En la información sobre las ciclorrutas no incluyo la de la calle 17 y carrera 9 que es la peor y desastrosa obra de Fredy Socarrás; nunca funcionó y además está destrozada totalmente, mal planeada, esos mil millones y un poco más debería pagarlo Socarrás.

Por Alberto Herazo Palmera