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Columnista - 17 abril, 2017

¿Colombia Castro Chavista? Dios lo libre

Las actitudes y pensamientos positivos se generan y se labran con acciones positivas y cosas buenas. El deber ser, la palabra tiene poder dicen los positivos. Si a mi vecino le va mal, no debe irnos mal en casa. Cuando a los hermanos venezolanos la bonanza les sonreía, no escuché nunca a ningún colombiano gritar […]

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Las actitudes y pensamientos positivos se generan y se labran con acciones positivas y cosas buenas. El deber ser, la palabra tiene poder dicen los positivos. Si a mi vecino le va mal, no debe irnos mal en casa. Cuando a los hermanos venezolanos la bonanza les sonreía, no escuché nunca a ningún colombiano gritar a los cuatro vientos y salir con pancartas, invitando a ser como ellos y emular su próspera economía.

Recuerdo que a mí, en lo personal, desde muy chico me jodía que Venezuela hasta en la hora iban más adelantados que nosotros, los “quedaos” colombianos, eso me generaba una angustia existencial patriota, sentía que íbamos rezagados con respecto a los vecinos. Un Bolívar venezolano llegó a costar alrededor de 25 pesos; se veían procesiones inacabables de compatriotas nuestros, pasando la frontera para ir a trabajar a Venezuela; la devaluación de nuestra moneda era notoria. Los “chamozolanos” eran los chachos, los ricos del barrio. En  la década de los setenta y ochenta, eran ellos los que no querían saber nada de nosotros, insistían que éramos responsables de todo lo malo que pasaba en su país, aún lo dicen Maduro y el endiablado Cabello. Hoy, al revés, estamos hasta el cuello de venezolanos, solo que nosotros le abrimos los brazos de hermanos. Cómo cambian los tiempos.

Es inocultable que la suerte actual de los venezolanos ellos la forjaron. Y nosotros tristemente calificamos para merecer esa misma suerte, no por los argumentos que esgrime Álvaro Uribe y su combo del Centro Democrático, del comunismo y tal. Suerte que estamos labrando hace años, y no por creer a Santos “Castro Chavista”; somos permisivos con lo que pasa en este país de olvidos. Nefasto escoger dos veces de presidente a Santos y a Uribe; fatal haber dejado gobernar a Pastrana y a Samper, a Belisario y a Virgilio Barco, a Turbay y a López; al Pastrana papá, cerrando un Frente Nacional alternando poderes de partido. Y por permitir que la derecha y la ultra derecha se roben nuestro país. Por esas aciagas razones nos merecemos la suerte que vive Venezuela, y antojamos un bocado de lo que hoy come ese país. Nos preparamos desde ya para escoger a los que tendrán la oportunidad de llevarnos a comerlo. Y seguimos echándole la culpa solamente a las Farc y al comunismo. Increíble, seguimos en la patria boba, lo idiota no se nos quita al escoger a quienes nos siguen jodiendo con impuestos y reformas fiscales y procesos de paz onerosos que debemos pagar los pobres, para obras inconclusas, esas que nunca terminan y la plata se esfuma; presidente y senadores que viven del Estado de manera vitalicia y no caer presos por corruptos. Seguimos escogiendo a congresistas mediocres que no hacen un carajo por su tierra, como los nuestros. Y eso que nunca nos han gobernado los Castro Chavista comunistas ¿qué tal? Deseos de un Centro Democrático enfermo de poder que quiere ver al país más jodido de lo que ellos lo han dejado y nosotros empeñados en acompañarlos. Qué estúpidos somos. Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara

 

Columnista
17 abril, 2017

¿Colombia Castro Chavista? Dios lo libre

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Las actitudes y pensamientos positivos se generan y se labran con acciones positivas y cosas buenas. El deber ser, la palabra tiene poder dicen los positivos. Si a mi vecino le va mal, no debe irnos mal en casa. Cuando a los hermanos venezolanos la bonanza les sonreía, no escuché nunca a ningún colombiano gritar […]


Las actitudes y pensamientos positivos se generan y se labran con acciones positivas y cosas buenas. El deber ser, la palabra tiene poder dicen los positivos. Si a mi vecino le va mal, no debe irnos mal en casa. Cuando a los hermanos venezolanos la bonanza les sonreía, no escuché nunca a ningún colombiano gritar a los cuatro vientos y salir con pancartas, invitando a ser como ellos y emular su próspera economía.

Recuerdo que a mí, en lo personal, desde muy chico me jodía que Venezuela hasta en la hora iban más adelantados que nosotros, los “quedaos” colombianos, eso me generaba una angustia existencial patriota, sentía que íbamos rezagados con respecto a los vecinos. Un Bolívar venezolano llegó a costar alrededor de 25 pesos; se veían procesiones inacabables de compatriotas nuestros, pasando la frontera para ir a trabajar a Venezuela; la devaluación de nuestra moneda era notoria. Los “chamozolanos” eran los chachos, los ricos del barrio. En  la década de los setenta y ochenta, eran ellos los que no querían saber nada de nosotros, insistían que éramos responsables de todo lo malo que pasaba en su país, aún lo dicen Maduro y el endiablado Cabello. Hoy, al revés, estamos hasta el cuello de venezolanos, solo que nosotros le abrimos los brazos de hermanos. Cómo cambian los tiempos.

Es inocultable que la suerte actual de los venezolanos ellos la forjaron. Y nosotros tristemente calificamos para merecer esa misma suerte, no por los argumentos que esgrime Álvaro Uribe y su combo del Centro Democrático, del comunismo y tal. Suerte que estamos labrando hace años, y no por creer a Santos “Castro Chavista”; somos permisivos con lo que pasa en este país de olvidos. Nefasto escoger dos veces de presidente a Santos y a Uribe; fatal haber dejado gobernar a Pastrana y a Samper, a Belisario y a Virgilio Barco, a Turbay y a López; al Pastrana papá, cerrando un Frente Nacional alternando poderes de partido. Y por permitir que la derecha y la ultra derecha se roben nuestro país. Por esas aciagas razones nos merecemos la suerte que vive Venezuela, y antojamos un bocado de lo que hoy come ese país. Nos preparamos desde ya para escoger a los que tendrán la oportunidad de llevarnos a comerlo. Y seguimos echándole la culpa solamente a las Farc y al comunismo. Increíble, seguimos en la patria boba, lo idiota no se nos quita al escoger a quienes nos siguen jodiendo con impuestos y reformas fiscales y procesos de paz onerosos que debemos pagar los pobres, para obras inconclusas, esas que nunca terminan y la plata se esfuma; presidente y senadores que viven del Estado de manera vitalicia y no caer presos por corruptos. Seguimos escogiendo a congresistas mediocres que no hacen un carajo por su tierra, como los nuestros. Y eso que nunca nos han gobernado los Castro Chavista comunistas ¿qué tal? Deseos de un Centro Democrático enfermo de poder que quiere ver al país más jodido de lo que ellos lo han dejado y nosotros empeñados en acompañarlos. Qué estúpidos somos. Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara