Desde mi cocina Por: Silvia Betancourt Alliegro Hace más de cinco siglos entraron con dos fustas: la espada y la cruz al corazón de AbyaYala y África para saquear hombres, trozos de metales y piedras bonitas; ni siquiera se interesaron en la verdadera riqueza: los extensos conocimientos vitales para la vida en el planeta, su […]
Desde mi cocina
Por: Silvia Betancourt Alliegro
Hace más de cinco siglos entraron con dos fustas: la espada y la cruz al corazón de AbyaYala y África para saquear hombres, trozos de metales y piedras bonitas; ni siquiera se interesaron en la verdadera riqueza: los extensos conocimientos vitales para la vida en el planeta, su patrimonio cultural. ¡Ahora si, por que saben qué significa el código genético, más otros códigos aún por descubrir y usar para comercializar!
Repasemos, que todo empezó así…
“Algunos decían que a la isla de Las flores el mar había llevado dos cuerpos de hombres muertos que tenían la cara muy angulosa y de otro rasgo distinto al que tienen los cristianos. Pero el comentario que más se repetía era que don Cristóbal Colón, el forastero que hacía de Capitán General allí, había auxiliado alguna vez a un marino, llamado Alonso Sánchez de Huelva, recordado como ‘el piloto desconocido’, quien dijo que había partido desde España para el país de Gales cuando una tormenta deshecha lo llevó a Occidente hasta una isla donde había gente distinta y que andaba desnuda. Al regreso fue a parar a la isla de La Madera, con otros tres marinos que como él, habían sobrevivido. Dicho Colón lo había protegido en aquella ocasión y le dio aposento en su casa, por lo que antes de morir el tal Sánchez, como agradecimiento, le había revelado rumbos, cartas de navegación y la posición de las nuevas tierras donde el azar lo había llevado.
“Es fines de julio y ya la flotilla está a punto. Sobre el palo mayor de la Santa María inflaba el viento trescientos metros de lona y en ella aparece una gigante cruz de color rojo. Es la cruz de San Giácomo, patrono de Galicia, lugar donde el buque fue hecho. Tanto La Niña como La Santa María están vestidas con velamen redondo, mientras que La Pinta lo está con velas latinas, que son en forma de triángulos.
“Ya está hecha la lista de la tripulación. Son noventa en total, casi todos son de las vecindades.
“El viernes tres de agosto, día en que se agota el plazo para que los judíos salieran de España, sin poder llevarse su oro, joyas, monedas y caballos, – y mucho menos sus hermosas, fructíferas y extensas propiedades- en una abierta estrategia de confiscación y una rebatiña de bienes que en nombre de Dios tramó la Corona contra los judíos españoles – que algunos para salvarse se bautizaron con nuevos nombres -, por ejemplo, Abraham Seneor tomó el nombre hispano de Fernando Núñez Coronel y les negó el saludo a los suyos”… los buques sueltan amarras…
Después de cuatro incursiones, pisó nuestro territorio en el istmo de Panamá y en el golfo de Urabá, con su cargamento de gente armada dispuesta a dar su vida o quitar la ajena por riquezas y poder, la invasión estaba en marcha y nada los ha detenido hasta hoy, julio de 2010.
Bibliografía: Ortega Montero Rodolfo, Crónicas de Antier.
[email protected]
Desde mi cocina Por: Silvia Betancourt Alliegro Hace más de cinco siglos entraron con dos fustas: la espada y la cruz al corazón de AbyaYala y África para saquear hombres, trozos de metales y piedras bonitas; ni siquiera se interesaron en la verdadera riqueza: los extensos conocimientos vitales para la vida en el planeta, su […]
Desde mi cocina
Por: Silvia Betancourt Alliegro
Hace más de cinco siglos entraron con dos fustas: la espada y la cruz al corazón de AbyaYala y África para saquear hombres, trozos de metales y piedras bonitas; ni siquiera se interesaron en la verdadera riqueza: los extensos conocimientos vitales para la vida en el planeta, su patrimonio cultural. ¡Ahora si, por que saben qué significa el código genético, más otros códigos aún por descubrir y usar para comercializar!
Repasemos, que todo empezó así…
“Algunos decían que a la isla de Las flores el mar había llevado dos cuerpos de hombres muertos que tenían la cara muy angulosa y de otro rasgo distinto al que tienen los cristianos. Pero el comentario que más se repetía era que don Cristóbal Colón, el forastero que hacía de Capitán General allí, había auxiliado alguna vez a un marino, llamado Alonso Sánchez de Huelva, recordado como ‘el piloto desconocido’, quien dijo que había partido desde España para el país de Gales cuando una tormenta deshecha lo llevó a Occidente hasta una isla donde había gente distinta y que andaba desnuda. Al regreso fue a parar a la isla de La Madera, con otros tres marinos que como él, habían sobrevivido. Dicho Colón lo había protegido en aquella ocasión y le dio aposento en su casa, por lo que antes de morir el tal Sánchez, como agradecimiento, le había revelado rumbos, cartas de navegación y la posición de las nuevas tierras donde el azar lo había llevado.
“Es fines de julio y ya la flotilla está a punto. Sobre el palo mayor de la Santa María inflaba el viento trescientos metros de lona y en ella aparece una gigante cruz de color rojo. Es la cruz de San Giácomo, patrono de Galicia, lugar donde el buque fue hecho. Tanto La Niña como La Santa María están vestidas con velamen redondo, mientras que La Pinta lo está con velas latinas, que son en forma de triángulos.
“Ya está hecha la lista de la tripulación. Son noventa en total, casi todos son de las vecindades.
“El viernes tres de agosto, día en que se agota el plazo para que los judíos salieran de España, sin poder llevarse su oro, joyas, monedas y caballos, – y mucho menos sus hermosas, fructíferas y extensas propiedades- en una abierta estrategia de confiscación y una rebatiña de bienes que en nombre de Dios tramó la Corona contra los judíos españoles – que algunos para salvarse se bautizaron con nuevos nombres -, por ejemplo, Abraham Seneor tomó el nombre hispano de Fernando Núñez Coronel y les negó el saludo a los suyos”… los buques sueltan amarras…
Después de cuatro incursiones, pisó nuestro territorio en el istmo de Panamá y en el golfo de Urabá, con su cargamento de gente armada dispuesta a dar su vida o quitar la ajena por riquezas y poder, la invasión estaba en marcha y nada los ha detenido hasta hoy, julio de 2010.
Bibliografía: Ortega Montero Rodolfo, Crónicas de Antier.
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