Asistí a la rendición de labores del señor gobernador Franco Ovalle en su primer año de gobierno y salí satisfecho y el terminó primero aplaudido y luego ovacionado por la gente que colmó el salón Consuelo Araujo Noguera de la Biblioteca Rafael Carrillo, soberbia obra que nos dejó Luquita y que le fue birlada, pues en la placa respectiva no aparece por ninguna parte su nombre. Cosas de la vida.

Rompiendo los esquemas más tradicionales nos informó que una a una está terminando el rosario de obras inconclusas que dejó la anterior administración y ya el estadio de fútbol, ninguna Candela Viva, sino Armando Maestre Pavajeau, está terminado, que la carretera a Pueblo Bello es un hecho y ya se contrataron los siete y medio kilómetros y el puente que falta, que ya se siente el aroma de universidad cuando se va a La Paz y de medicinas en el Hospital de Aguachica que ya está funcionando y así obras y más obras redimidas por todas partes.

Acuérdese Gobernador del Parque Ecológico en el lote de la Zona de Carreteras, sale barato, sin fantasía y es un clamor general de la ciudadanía y también de una obra que hace 40 años comenzamos en la segunda ciudad del departamento y que me cuentan que no han pegado ni un solo ladrillo más, el estadio de fútbol, que al igual que el de La Paz se necesitan urgentemente, pues estas poblaciones han sido semilleros de deportistas en el departamento.

Anunció obras por todas partes, en todos los municipios, pero especialmente en el Valle de la mano del alcalde Tuto Uhía, con quien tiene óptimas relaciones y a quien le aconsejo que tome como ejemplo la actitud del Gobernador y le meta el diente a la plaza de los vendedores ambulantes en el Idema, a nuestro venerado Ecce Homo y a todas las obras que anteriores administraciones dejaron inconclusas; se va a construir el Mercado Nuevo y el Centro Comercial de La Granja, la sede de la Policía Metropolitana, entre otras y una avenida en honor a su padre Adalberto Ovalle Muñoz para perpetuar su nombre, ese sí merecido, no como ahora que ponen nombres a los colegios y universidades de personas completamente iletradas, pues el doctor Adalberto Ovalle fue un integérrimo Magistrado del Tribunal Superior, Representante a la Cámara y Presidente de esa corporación y por último Gobernador del Departamento, donde todavía se le recuerda con mucho cariño. Se lo merece.

Se acabó el espacio, hombre que vaina, pero yo también aplaudí a Franco y lo felicito y deseo que todo le salga bien, pero como todos teníamos derecho a hacer una pregunta y no la hice, no puedo perder la oportunidad de plantearla: ¿Gobernador y de Los Besotes y su vía qué? Los arhuacos y nosotros que pagamos impuestos también tenemos derecho a transitar por vías terciarias pavimentadas y por el momento que siquiera se mande una motoniveladora para que desaparezca la cruel escalerilla que se ha formado después del Seminario, que ya cobró el primer accidente afortunadamente sin resultados fatales. Felicitaciones Gobernador, aplausos para usted.

Por José M. Aponte Martínez