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Columnista - 10 marzo, 2017

Inaudito

Inaudito lo que le pasa a un famoso urbanizador de esta ciudad que con el fin de servirle y embellecerla compró varias propiedades en una cuadra y estaba entusiasmado para comenzar rápidamente un ambicioso y bello programa arquitectónico que transformaba esa parte, en el momento invadida de ventas callejeras, pordioseros y drogadictos por doquier. Todo […]

Inaudito lo que le pasa a un famoso urbanizador de esta ciudad que con el fin de servirle y embellecerla compró varias propiedades en una cuadra y estaba entusiasmado para comenzar rápidamente un ambicioso y bello programa arquitectónico que transformaba esa parte, en el momento invadida de ventas callejeras, pordioseros y drogadictos por doquier. Todo estaba listo para comenzar, compró a precios sin discutirlo, pagó lo justo y ni siquiera ofreció, pero quien se lo iba a imaginar, surgió el consabido pero por parte del propietario de un pequeño local, de esas personas que nada tienen que ver con el progreso de esta querida tierra, que son egoístas y solo piensan ni siquiera en su bienestar sino en hacer lo que les da la gana, son tercos como un mulo y no oyen razones y esa terquedad los obnubila y no les permite ver más allá de las narices.

No ha habido forma que venda, cambie o acepte ninguna propuesta para que se desarrolle el crecimiento y la evolución de la ciudad, porque sencillamente a él eso no le importa un carajo, él no vive aquí, él es barranquillero y vive allá y porque no le da la gana, por terquedad repito está dejando de hacer un buen negocio, ya que un pocón de veces se le ha dicho, que pida, que le ponga valor al local, que se le cambia por otro más bello y mejor construido en el mismo sitio, que esto, que aquello, pero nada.

Pero saben que no es bruto, es avispao y he sabido que el proyecto que tiene es pedir cinco o seis veces el valor del inmueble, ese señor barranquillero se llama Juancho Da Lima (nombre ficticio), a quien de verdad se le debe declarar persona no grata en la ciudad y bajo ningún punto de vista ningún vallenato o persona que quiera al Valle debe arrendárselo, cosa que no le hace falta porque es adinerado. ¿No habrá una forma legal de expropiarlo por parte del municipio para poderle cambiar la cara fea a ese entorno? Por favor señor Juancho, recapacite, piense, consulte y ayude a Valledupar, permitiendo que ese sector cambie de cara, los estudiantes lo están pidiendo a gritos, los médicos lo necesitan, los comerciantes como usted están entusiasmados, la Iglesia está de acuerdo y el único obstáculo es usted. Decídase a servirle a la ciudad que usted no quiere, pero que le ha servido, no sea egoísta, no sea terco, tenga un gesto de grandeza y permita que el Valle siga su vertiginosa evolución.
Plausible y ejemplar la actitud valerosa y pantalonuda del doctor Edgardo Maya Villazón, nuestro flamante Contralor General de la República en el Foro promovido por El Pilón cuando en forma enfática sostiene que para erradicar la corrupción lo que se necesita es que los funcionarios públicos y los ciudadanos del común, cumplan con su deber, que sin ese requisito único es imposible luchar contra ella; además agregó que en las condiciones actuales la actividad política en Colombia solo es accesible para los ricos y que la mentira y burla más grande que hay es el costo de la financiación de las campañas que ha llegado a unas sumas elevadas e increíbles. Dijo muchas cosas más y de mucha importancia, pero el espacio se acabó y solo agrego que no vi un solo parlamentario, ni diputados y pocos concejales. De pronto estaba y estoy ciego.

Por José M. Aponte Martínez

 

Columnista
10 marzo, 2017

Inaudito

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Inaudito lo que le pasa a un famoso urbanizador de esta ciudad que con el fin de servirle y embellecerla compró varias propiedades en una cuadra y estaba entusiasmado para comenzar rápidamente un ambicioso y bello programa arquitectónico que transformaba esa parte, en el momento invadida de ventas callejeras, pordioseros y drogadictos por doquier. Todo […]


Inaudito lo que le pasa a un famoso urbanizador de esta ciudad que con el fin de servirle y embellecerla compró varias propiedades en una cuadra y estaba entusiasmado para comenzar rápidamente un ambicioso y bello programa arquitectónico que transformaba esa parte, en el momento invadida de ventas callejeras, pordioseros y drogadictos por doquier. Todo estaba listo para comenzar, compró a precios sin discutirlo, pagó lo justo y ni siquiera ofreció, pero quien se lo iba a imaginar, surgió el consabido pero por parte del propietario de un pequeño local, de esas personas que nada tienen que ver con el progreso de esta querida tierra, que son egoístas y solo piensan ni siquiera en su bienestar sino en hacer lo que les da la gana, son tercos como un mulo y no oyen razones y esa terquedad los obnubila y no les permite ver más allá de las narices.

No ha habido forma que venda, cambie o acepte ninguna propuesta para que se desarrolle el crecimiento y la evolución de la ciudad, porque sencillamente a él eso no le importa un carajo, él no vive aquí, él es barranquillero y vive allá y porque no le da la gana, por terquedad repito está dejando de hacer un buen negocio, ya que un pocón de veces se le ha dicho, que pida, que le ponga valor al local, que se le cambia por otro más bello y mejor construido en el mismo sitio, que esto, que aquello, pero nada.

Pero saben que no es bruto, es avispao y he sabido que el proyecto que tiene es pedir cinco o seis veces el valor del inmueble, ese señor barranquillero se llama Juancho Da Lima (nombre ficticio), a quien de verdad se le debe declarar persona no grata en la ciudad y bajo ningún punto de vista ningún vallenato o persona que quiera al Valle debe arrendárselo, cosa que no le hace falta porque es adinerado. ¿No habrá una forma legal de expropiarlo por parte del municipio para poderle cambiar la cara fea a ese entorno? Por favor señor Juancho, recapacite, piense, consulte y ayude a Valledupar, permitiendo que ese sector cambie de cara, los estudiantes lo están pidiendo a gritos, los médicos lo necesitan, los comerciantes como usted están entusiasmados, la Iglesia está de acuerdo y el único obstáculo es usted. Decídase a servirle a la ciudad que usted no quiere, pero que le ha servido, no sea egoísta, no sea terco, tenga un gesto de grandeza y permita que el Valle siga su vertiginosa evolución.
Plausible y ejemplar la actitud valerosa y pantalonuda del doctor Edgardo Maya Villazón, nuestro flamante Contralor General de la República en el Foro promovido por El Pilón cuando en forma enfática sostiene que para erradicar la corrupción lo que se necesita es que los funcionarios públicos y los ciudadanos del común, cumplan con su deber, que sin ese requisito único es imposible luchar contra ella; además agregó que en las condiciones actuales la actividad política en Colombia solo es accesible para los ricos y que la mentira y burla más grande que hay es el costo de la financiación de las campañas que ha llegado a unas sumas elevadas e increíbles. Dijo muchas cosas más y de mucha importancia, pero el espacio se acabó y solo agrego que no vi un solo parlamentario, ni diputados y pocos concejales. De pronto estaba y estoy ciego.

Por José M. Aponte Martínez