Las ciudades de hoy ya se enfrentan a la escasez de metales, minerales y combustibles, y a los impactos de un sistema de alimentación, transporte y edificación, entre otros, que se extienden más allá de la región y el país que albergan dicha ciudad. Estos impactos se agravan cuando se trata de la organización de […]
Las ciudades de hoy ya se enfrentan a la escasez de metales, minerales y combustibles, y a los impactos de un sistema de alimentación, transporte y edificación, entre otros, que se extienden más allá de la región y el país que albergan dicha ciudad. Estos impactos se agravan cuando se trata de la organización de ciudades de más de 10 millones de habitantes.
Para el investigador Gary Gardner, co-director del libro de la situación del mundo del Worldwatch Institute titulado ‘Ciudades sostenibles’. Del sueño a la acción “Una visión bien elaborada puede lograr apoyo social y movilizar la energía cívica para una transformación urbana de largo plazo”. Bajo este contexto propone siete consejos principales para aquellas ciudades que quieran desbloquear su tránsito hacia la sostenibilidad.
1. Reducir, hacer circulares, y no contaminantes los flujos de materiales. Crear economías que reduzcan de forma notable el uso de materiales y los hagan (re)circular es quizás el paso más grande que las ciudades solo pueden dar por sí solas hacia un futuro sostenible. El uso compartido del coche o de herramientas pueden ser buenos ejemplos que reducen la huella de materiales de una persona.
2. Otorgar espacio a la naturaleza. Las “infraestructuras verdes” pueden ayudar a las ciudades a evitar la construcción de nuevas y costosas instalaciones para la gestión del agua, pudiendo recargar los acuíferos, y proporcionar protección contra las inundaciones.
3. Usar un desarrollo compacto y conectado. Las ciudades compactas generalmente requieren un menor uso de recursos por persona y tienden a mejorar la conectividad de todo tipo –en términos físicos, sociales, económicos– generando innovación, actividad económica y capital social y cultural.
4. Hacer lugar (Placemaking) creativo. Monumentos, plazas, patios, lagos, y parques dan personalidad a los espacios urbanos y sirven como puntos de encuentro para la gente. Al invertir en estos activos, las ciudades pueden crear lugares atractivos que promueven el orgullo cívico y la unidad, y crear un fuerte sentido de comunidad.
5. Fortalecer las ciudades como centros de bienestar. Las ciudades deben garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a la asistencia sanitaria. Las ciudades pueden prevenir los problemas respiratorios y digestivos relacionados con la contaminación, garantizando aire y agua limpios.
6. Mantener a las personas en el centro del desarrollo. El propósito fundamental de una ciudad es servir a su gente. Sin embargo, en muchas ciudades, las prioridades de desarrollo se establecen en función de las necesidades de los constructores, los agentes financieros, y los privilegiados de la ciudad, mientras dejan de lado el interés público. Para ser más inclusiva, las administraciones locales pueden entretejer los intereses de la gente en la misma fibra de las iniciativas de la ciudad, haciendo participar a la ciudadanía.
7. Asegurar una gobernanza participativa. En cuestiones de mayor o menor importancia la ciudadanía de las ciudades sostenibles encuentra un papel que jugar en la gobernanza, tanto ejerciendo como votantes individuales, como parte de grupos de influencia. El poder es compartido entre el ayuntamiento y las jurisdicciones más pequeñas dentro de la ciudad. Y los miembros de grupos civiles de todo tipo son consultados periódicamente y son incluidos en los principales procesos de toma de decisiones.
Las ciudades de hoy ya se enfrentan a la escasez de metales, minerales y combustibles, y a los impactos de un sistema de alimentación, transporte y edificación, entre otros, que se extienden más allá de la región y el país que albergan dicha ciudad. Estos impactos se agravan cuando se trata de la organización de […]
Las ciudades de hoy ya se enfrentan a la escasez de metales, minerales y combustibles, y a los impactos de un sistema de alimentación, transporte y edificación, entre otros, que se extienden más allá de la región y el país que albergan dicha ciudad. Estos impactos se agravan cuando se trata de la organización de ciudades de más de 10 millones de habitantes.
Para el investigador Gary Gardner, co-director del libro de la situación del mundo del Worldwatch Institute titulado ‘Ciudades sostenibles’. Del sueño a la acción “Una visión bien elaborada puede lograr apoyo social y movilizar la energía cívica para una transformación urbana de largo plazo”. Bajo este contexto propone siete consejos principales para aquellas ciudades que quieran desbloquear su tránsito hacia la sostenibilidad.
1. Reducir, hacer circulares, y no contaminantes los flujos de materiales. Crear economías que reduzcan de forma notable el uso de materiales y los hagan (re)circular es quizás el paso más grande que las ciudades solo pueden dar por sí solas hacia un futuro sostenible. El uso compartido del coche o de herramientas pueden ser buenos ejemplos que reducen la huella de materiales de una persona.
2. Otorgar espacio a la naturaleza. Las “infraestructuras verdes” pueden ayudar a las ciudades a evitar la construcción de nuevas y costosas instalaciones para la gestión del agua, pudiendo recargar los acuíferos, y proporcionar protección contra las inundaciones.
3. Usar un desarrollo compacto y conectado. Las ciudades compactas generalmente requieren un menor uso de recursos por persona y tienden a mejorar la conectividad de todo tipo –en términos físicos, sociales, económicos– generando innovación, actividad económica y capital social y cultural.
4. Hacer lugar (Placemaking) creativo. Monumentos, plazas, patios, lagos, y parques dan personalidad a los espacios urbanos y sirven como puntos de encuentro para la gente. Al invertir en estos activos, las ciudades pueden crear lugares atractivos que promueven el orgullo cívico y la unidad, y crear un fuerte sentido de comunidad.
5. Fortalecer las ciudades como centros de bienestar. Las ciudades deben garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a la asistencia sanitaria. Las ciudades pueden prevenir los problemas respiratorios y digestivos relacionados con la contaminación, garantizando aire y agua limpios.
6. Mantener a las personas en el centro del desarrollo. El propósito fundamental de una ciudad es servir a su gente. Sin embargo, en muchas ciudades, las prioridades de desarrollo se establecen en función de las necesidades de los constructores, los agentes financieros, y los privilegiados de la ciudad, mientras dejan de lado el interés público. Para ser más inclusiva, las administraciones locales pueden entretejer los intereses de la gente en la misma fibra de las iniciativas de la ciudad, haciendo participar a la ciudadanía.
7. Asegurar una gobernanza participativa. En cuestiones de mayor o menor importancia la ciudadanía de las ciudades sostenibles encuentra un papel que jugar en la gobernanza, tanto ejerciendo como votantes individuales, como parte de grupos de influencia. El poder es compartido entre el ayuntamiento y las jurisdicciones más pequeñas dentro de la ciudad. Y los miembros de grupos civiles de todo tipo son consultados periódicamente y son incluidos en los principales procesos de toma de decisiones.