A partir de los seis meses es posible identificar si el bebé padece alguna enfermedad visual.
A partir de los seis meses es posible identificar si el bebé padece alguna enfermedad visual, según estudios científicos, han demostrado que desde muy corta edad, los niños son susceptibles de padecer problemas de visión.
Elkin Sánchez, director de la Clínica de Optometría de la Universidad de la Salle, dijo a la revista Cromos, en una de sus ediciones, que el primer diagnóstico del bebé debe realizarse antes del primer mes, para determinar si padece de alguna enfermedad congénita, cataratas o alteraciones en la retina. “El sistema visual del bebé está en un proceso dramático de crecimiento y desarrollo.
Hoy en día se cuenta con técnicas avanzadas. Una de ellas permite, desde el primer momento, medir su agudeza visual, su visión binocular y observar el ojo por dentro. El segundo examen se practica a partir del sexto mes, ya que el ojo del niño está más maduro y, así, se podrá confirmar si fija su mirada a los objetos. Hasta los siete años, el examen deberá realizarse cada semestre.
Es un defecto refractivo en el que el ojo no es capaz de proporcionar una buena imagen, por lo cual, el niño ve muy borroso de lejos. Su prevalencia es de 6% en recién nacidos a término. Se corrige con el uso de lentes.
También llamada ojo perezoso. Es la pérdida de agudeza visual que no mejora con los anteojos. Se produce por una alteración de la refracción. La ambliopía es reversible hasta los siete años de vida. Se trata con un parche, con estricto seguimiento.
Es la pérdida del paralelismo de los ojos. Popularmente, se denomina “ojos torcidos”. Es una condición delicada, porque puede manifestar, incluso, un trastorno neurológico. Su aparición debe considerarse grave y, en gran parte, su tratamiento es quirúrgico.
Es la dificultad para enfocar o ver nítidamente los objetos. Ocurre porque la luz que entra al ojo no se enfoca claramente sobre la retina. Es el defecto más frecuente en los niños de Colombia y puede ir acompañado de miopía o hipermetropía y, cuando es muy elevado, puede provocar ambliopía. Se corrige con lentes de tipo cilíndrico.
Es un defecto refractivo en el cual el niño ve muy borroso de lejos y de cerca. Produce dolor de ojos, de cabeza y fatiga. Este defecto, cuando es muy alto, puede producir ambliopía. Se corrige con el uso de gafas.
Es la inflamación de la conjuntiva, una membrana transparente ubicada sobre la parte blanca del ojo. Generalmente, se produce por infección viral o bacterias. Esta última es tratada con gotas o ungüentos antibióticos.
A partir de los seis meses es posible identificar si el bebé padece alguna enfermedad visual.
A partir de los seis meses es posible identificar si el bebé padece alguna enfermedad visual, según estudios científicos, han demostrado que desde muy corta edad, los niños son susceptibles de padecer problemas de visión.
Elkin Sánchez, director de la Clínica de Optometría de la Universidad de la Salle, dijo a la revista Cromos, en una de sus ediciones, que el primer diagnóstico del bebé debe realizarse antes del primer mes, para determinar si padece de alguna enfermedad congénita, cataratas o alteraciones en la retina. “El sistema visual del bebé está en un proceso dramático de crecimiento y desarrollo.
Hoy en día se cuenta con técnicas avanzadas. Una de ellas permite, desde el primer momento, medir su agudeza visual, su visión binocular y observar el ojo por dentro. El segundo examen se practica a partir del sexto mes, ya que el ojo del niño está más maduro y, así, se podrá confirmar si fija su mirada a los objetos. Hasta los siete años, el examen deberá realizarse cada semestre.
Es un defecto refractivo en el que el ojo no es capaz de proporcionar una buena imagen, por lo cual, el niño ve muy borroso de lejos. Su prevalencia es de 6% en recién nacidos a término. Se corrige con el uso de lentes.
También llamada ojo perezoso. Es la pérdida de agudeza visual que no mejora con los anteojos. Se produce por una alteración de la refracción. La ambliopía es reversible hasta los siete años de vida. Se trata con un parche, con estricto seguimiento.
Es la pérdida del paralelismo de los ojos. Popularmente, se denomina “ojos torcidos”. Es una condición delicada, porque puede manifestar, incluso, un trastorno neurológico. Su aparición debe considerarse grave y, en gran parte, su tratamiento es quirúrgico.
Es la dificultad para enfocar o ver nítidamente los objetos. Ocurre porque la luz que entra al ojo no se enfoca claramente sobre la retina. Es el defecto más frecuente en los niños de Colombia y puede ir acompañado de miopía o hipermetropía y, cuando es muy elevado, puede provocar ambliopía. Se corrige con lentes de tipo cilíndrico.
Es un defecto refractivo en el cual el niño ve muy borroso de lejos y de cerca. Produce dolor de ojos, de cabeza y fatiga. Este defecto, cuando es muy alto, puede producir ambliopía. Se corrige con el uso de gafas.
Es la inflamación de la conjuntiva, una membrana transparente ubicada sobre la parte blanca del ojo. Generalmente, se produce por infección viral o bacterias. Esta última es tratada con gotas o ungüentos antibióticos.