Haciendo alusión al artículo, http://elpilon.com.co/canciones-vallenatas-atentan-las-mujeres/ y con mi café en la mano, acompañada por el tempranero amanecer del Valle, me alegró de primera mano toparme con el titular “Canciones vallenatas que atentan contra las mujeres”, y lo digo porque soy mujer, y noto que este sugiere una reflexión que nos adeuda como sociedad, en beneficio del género […]
Haciendo alusión al artículo, http://elpilon.com.co/canciones-vallenatas-atentan-las-mujeres/ y con mi café en la mano, acompañada por el tempranero amanecer del Valle, me alegró de primera mano toparme con el titular “Canciones vallenatas que atentan contra las mujeres”, y lo digo porque soy mujer, y noto que este sugiere una reflexión que nos adeuda como sociedad, en beneficio del género femenino, aunque también de fondo, a las relaciones entre hombres y mujeres, hoy en verdadera crisis.
Al leerlo, destaco gratamente que quienes intervienen en esa reflexión son hombres, empezando por Carlos Mario Jiménez como periodista (porque pocos temas como estos colman los medios de comunicación), además de algunos compositores, juglares e intérpretes; lo que significa que se ha llegado al punto de tanta agresión contenida, que ni ustedes (los hombres) lo pueden ya ocultar, amén si esto pone en jaque, desde el punto de vista lírico y poético, a la música vallenata como emblema de una cultura que se ha destacado por los versos bonitos del alma.
Adentrándome al texto mismo, advierto que si bien hay una propositiva intención de poner sobre la mesa esta situación, aún falta de fondo, el análisis, que nos permita leernos en los símbolos y significados que están en juego allí, en medio de un contexto de post modernidad, globalización y sociedad tecnológica. De esta manera, la cuestión pasa de la simple estética de los temas que desdibujan el costumbrismo paisajista, el coqueteo o desamor a las mujeres a una directa agresión verbal que atenta contra el ser mujer en todo el sentido de la palabra.
Me refiero, que no sólo por lo que anuncian las canciones en sus letras, ya se presenta una peyorativa forma de referirse a las mujeres, sino que queda en evidencia la forma cultural que toman los conflictos actuales en medio del relacionamiento entre hombres y mujeres, caracterizando una tipología violenta de interacción en una época donde los roles que ambos desempeñamos han cambiado tajantemente, y donde estas últimas estamos dejando de ser sumisas, sometidas al débito conyugal o simplemente dependientes emocionales y económicas de sus parejas; sino que la actualidad del mundo, que también se vive en esta ciudad, corresponde a mujeres que se preparan, trabajan y son autónomas económicas; construyen méritos y toman sus propias decisiones y eso implica entre otros asuntos, decidir con quién y cómo establecer una relación o no.
Creo que es ahí donde se genera el choque o desencuentro entre los géneros, hoy tan demandado su estudio y su abordaje social y de política pública, debido a las nefastas consecuencias que trae la violencia intrafamiliar, conyugal en especial porque ocurre según las estadísticas en un 92 % contra las mujeres e incluso derivan en los Feminicidios que lamentablemente presenciamos a cada rato en la ciudad, contenida de una degradación agresiva.
Todo lo anterior, nos debe conducir a preguntas como ¿Cuál es el tipo de hombre y de mujer que hoy expresa la canción vallenata?, ¿Corresponde esa mujer que las letras actuales dibujan, a las mujeres reales? como sociedad, ¿Le vamos a apostar a ese hombre violento? ¿Es ese el tipo de hombre que queremos las mujeres de hoy?, pues no, tal vez si, las que siguen atrapadas en círculos viciosos de violencia, además porque las mujeres somos más que un cuerpo, una parranda y una amorío, somos seres integrales en desarrollo y sujetas de derecho que aportamos al progreso de un país y a la construcción de la paz, desde el trabajo que realicemos dentro y fuera de la casa y merecemos se nos valore, se nos proteja y se nos respete; porque es desde ahí, donde es posible proponer un relacionamiento equitativo y auto-realizador para ambos.
Finalmente, quiero llamar la atención sobre la importancia e influencia en las realidades actuales que tiene una expresión cultural tan extendida y globalizada como es el vallenato, sobre la vocería que lleva de una idiosincrasia como la vallenata, pero a la vez sobre su poder transformador de esas relaciones; porque también ahí reside su voluntad de movilizar otro tipo de significados y valoraciones, uno que le permita a los hombres verse en nuevas masculinidades y mejores relaciones con las mujeres, en el amor, el desamor, en la vida querida para ambos…Así pues, les dejo con mi canción más amada… ‘La dama guajira’ (autoría de Hernando Marín), metáfora de la mujer que se ama y se defiende, esa que es territorio, misterio y política. Para la muestra, de un verdadero galanteo.
La guajira es una dama reclinada
Bañada por las aguas del Caribe inmenso
Y lleva con orgullo en sus entrañas
Sus riquezas guardadas
Orgullo pa’ mi pueblo
(…)
Esa es mi guajira engalanada que por años
Fue olvidada y hoy se yergue grande (bis)
(…)
Y ese jinete viene enamorado
Y porque es india cree que esta de venta (bis)
Pero el enamorado está casado
Pa una unión de dotao mejor sigue soltera
Por Angélica Arias Preciado
Haciendo alusión al artículo, http://elpilon.com.co/canciones-vallenatas-atentan-las-mujeres/ y con mi café en la mano, acompañada por el tempranero amanecer del Valle, me alegró de primera mano toparme con el titular “Canciones vallenatas que atentan contra las mujeres”, y lo digo porque soy mujer, y noto que este sugiere una reflexión que nos adeuda como sociedad, en beneficio del género […]
Haciendo alusión al artículo, http://elpilon.com.co/canciones-vallenatas-atentan-las-mujeres/ y con mi café en la mano, acompañada por el tempranero amanecer del Valle, me alegró de primera mano toparme con el titular “Canciones vallenatas que atentan contra las mujeres”, y lo digo porque soy mujer, y noto que este sugiere una reflexión que nos adeuda como sociedad, en beneficio del género femenino, aunque también de fondo, a las relaciones entre hombres y mujeres, hoy en verdadera crisis.
Al leerlo, destaco gratamente que quienes intervienen en esa reflexión son hombres, empezando por Carlos Mario Jiménez como periodista (porque pocos temas como estos colman los medios de comunicación), además de algunos compositores, juglares e intérpretes; lo que significa que se ha llegado al punto de tanta agresión contenida, que ni ustedes (los hombres) lo pueden ya ocultar, amén si esto pone en jaque, desde el punto de vista lírico y poético, a la música vallenata como emblema de una cultura que se ha destacado por los versos bonitos del alma.
Adentrándome al texto mismo, advierto que si bien hay una propositiva intención de poner sobre la mesa esta situación, aún falta de fondo, el análisis, que nos permita leernos en los símbolos y significados que están en juego allí, en medio de un contexto de post modernidad, globalización y sociedad tecnológica. De esta manera, la cuestión pasa de la simple estética de los temas que desdibujan el costumbrismo paisajista, el coqueteo o desamor a las mujeres a una directa agresión verbal que atenta contra el ser mujer en todo el sentido de la palabra.
Me refiero, que no sólo por lo que anuncian las canciones en sus letras, ya se presenta una peyorativa forma de referirse a las mujeres, sino que queda en evidencia la forma cultural que toman los conflictos actuales en medio del relacionamiento entre hombres y mujeres, caracterizando una tipología violenta de interacción en una época donde los roles que ambos desempeñamos han cambiado tajantemente, y donde estas últimas estamos dejando de ser sumisas, sometidas al débito conyugal o simplemente dependientes emocionales y económicas de sus parejas; sino que la actualidad del mundo, que también se vive en esta ciudad, corresponde a mujeres que se preparan, trabajan y son autónomas económicas; construyen méritos y toman sus propias decisiones y eso implica entre otros asuntos, decidir con quién y cómo establecer una relación o no.
Creo que es ahí donde se genera el choque o desencuentro entre los géneros, hoy tan demandado su estudio y su abordaje social y de política pública, debido a las nefastas consecuencias que trae la violencia intrafamiliar, conyugal en especial porque ocurre según las estadísticas en un 92 % contra las mujeres e incluso derivan en los Feminicidios que lamentablemente presenciamos a cada rato en la ciudad, contenida de una degradación agresiva.
Todo lo anterior, nos debe conducir a preguntas como ¿Cuál es el tipo de hombre y de mujer que hoy expresa la canción vallenata?, ¿Corresponde esa mujer que las letras actuales dibujan, a las mujeres reales? como sociedad, ¿Le vamos a apostar a ese hombre violento? ¿Es ese el tipo de hombre que queremos las mujeres de hoy?, pues no, tal vez si, las que siguen atrapadas en círculos viciosos de violencia, además porque las mujeres somos más que un cuerpo, una parranda y una amorío, somos seres integrales en desarrollo y sujetas de derecho que aportamos al progreso de un país y a la construcción de la paz, desde el trabajo que realicemos dentro y fuera de la casa y merecemos se nos valore, se nos proteja y se nos respete; porque es desde ahí, donde es posible proponer un relacionamiento equitativo y auto-realizador para ambos.
Finalmente, quiero llamar la atención sobre la importancia e influencia en las realidades actuales que tiene una expresión cultural tan extendida y globalizada como es el vallenato, sobre la vocería que lleva de una idiosincrasia como la vallenata, pero a la vez sobre su poder transformador de esas relaciones; porque también ahí reside su voluntad de movilizar otro tipo de significados y valoraciones, uno que le permita a los hombres verse en nuevas masculinidades y mejores relaciones con las mujeres, en el amor, el desamor, en la vida querida para ambos…Así pues, les dejo con mi canción más amada… ‘La dama guajira’ (autoría de Hernando Marín), metáfora de la mujer que se ama y se defiende, esa que es territorio, misterio y política. Para la muestra, de un verdadero galanteo.
La guajira es una dama reclinada
Bañada por las aguas del Caribe inmenso
Y lleva con orgullo en sus entrañas
Sus riquezas guardadas
Orgullo pa’ mi pueblo
(…)
Esa es mi guajira engalanada que por años
Fue olvidada y hoy se yergue grande (bis)
(…)
Y ese jinete viene enamorado
Y porque es india cree que esta de venta (bis)
Pero el enamorado está casado
Pa una unión de dotao mejor sigue soltera
Por Angélica Arias Preciado