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Columnista - 19 junio, 2016

El chantaje del terror

Más allá del fraude al elector que supuso que Santos haya sido elegido con unas banderas y haya gobernado con las opuestas, está dentro del ejercicio democrático que defienda sus políticas y su obra de gobierno. Y que la oposición las critique. Lo que resulta reprochable es que estigmatice a sus contradictores (“vacas muertas, tiburones, […]

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Más allá del fraude al elector que supuso que Santos haya sido elegido con unas banderas y haya gobernado con las opuestas, está dentro del ejercicio democrático que defienda sus políticas y su obra de gobierno. Y que la oposición las critique. Lo que resulta reprochable es que estigmatice a sus contradictores (“vacas muertas, tiburones, enemigos de la paz, mano negra, ultraderecha, neofascistas” los ha llamado). ¡Y lo que es inaceptable es que los amenace!

Es exactamente lo que el Presidente ha hecho en Medellín. Por un lado, dijo que “no, no se equivoquen: si el plebiscito no se aprueba volvemos a la guerra, así de sencillo. No es que vamos a volver a la mesa de negociación, volveremos a la guerra”. Por el otro, advirtió que sabía que la guerrilla atacaría las ciudades en caso de que no pasara el plebiscito: “Tenemos información amplísima de que las Farc están preparadas a volver a la guerra urbana, eso es una realidad, lo sé y por eso es tan importante que lleguemos a un acuerdo”. Con cara y con sello el mensaje es el mismo.

Pero su deber como Presidente es, por encima de cualquier otro, garantizar la seguridad de todos y cada uno de los habitantes del país. Si tiene “información amplísima” de que las Farc se prepara para asesinar en las ciudades, ¿por qué no ha actuado contra ellas para desmontar esa amenaza? ¿Y cómo al mismo tiempo que no las persigue tolera que sigan delinquiendo?¿Bastaba con que las Farc dejaran de atacar a la Fuerza Pública? ¿No había que proteger a los civiles, a esos que atacarían en las ciudades?¿No importaba que siguieran extorsionando y comprando armas y reclutando menores? ¿Y que siguieran enriqueciéndose con el narcotráfico, con unos ingresos inmensamente mayores por cuenta de, por un lado, la devaluación del peso y, por el otro, haber doblado el número de narcocultivos porque ordenó no erradicarlos y pactó con ellas santuarios intocables? ¿Puede Santos confesar que sabe de los planes criminales de las Farc, que sabe que se hacen cada día más y más fuertes y se preparan para matar, y que no pase nada?

Y después, ¿por qué tiene el descaro de amenazar con que vendrán esos asesinatos si no pasa el plebiscito? ¿Acaso la idea era que las Farc se preparan para matar para que, cuando viniera el plebiscito, tuviéramos todos esa bomba sobre nuestras cabezas? Ya vemos cómo será: el Gobierno hará propaganda por el sí en el plebiscito, como viene haciendo, escondida en información sobre el proceso de paz. Y esa propaganda la pagaremos todos de nuestro bolsillo. Mientras tanto, a la oposición se le niega financiamiento para difundir sus ideas. De paso, tendremos que votar bajo extorsión. Con el fusil en la nuca. ¡Santos nos advierte que el plebiscito tendrá lugar con las Farc armadas y preparadas para asesinarnos si votamos no!

Por Rafael Nieto Loaiza

 

Columnista
19 junio, 2016

El chantaje del terror

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

Más allá del fraude al elector que supuso que Santos haya sido elegido con unas banderas y haya gobernado con las opuestas, está dentro del ejercicio democrático que defienda sus políticas y su obra de gobierno. Y que la oposición las critique. Lo que resulta reprochable es que estigmatice a sus contradictores (“vacas muertas, tiburones, […]


Más allá del fraude al elector que supuso que Santos haya sido elegido con unas banderas y haya gobernado con las opuestas, está dentro del ejercicio democrático que defienda sus políticas y su obra de gobierno. Y que la oposición las critique. Lo que resulta reprochable es que estigmatice a sus contradictores (“vacas muertas, tiburones, enemigos de la paz, mano negra, ultraderecha, neofascistas” los ha llamado). ¡Y lo que es inaceptable es que los amenace!

Es exactamente lo que el Presidente ha hecho en Medellín. Por un lado, dijo que “no, no se equivoquen: si el plebiscito no se aprueba volvemos a la guerra, así de sencillo. No es que vamos a volver a la mesa de negociación, volveremos a la guerra”. Por el otro, advirtió que sabía que la guerrilla atacaría las ciudades en caso de que no pasara el plebiscito: “Tenemos información amplísima de que las Farc están preparadas a volver a la guerra urbana, eso es una realidad, lo sé y por eso es tan importante que lleguemos a un acuerdo”. Con cara y con sello el mensaje es el mismo.

Pero su deber como Presidente es, por encima de cualquier otro, garantizar la seguridad de todos y cada uno de los habitantes del país. Si tiene “información amplísima” de que las Farc se prepara para asesinar en las ciudades, ¿por qué no ha actuado contra ellas para desmontar esa amenaza? ¿Y cómo al mismo tiempo que no las persigue tolera que sigan delinquiendo?¿Bastaba con que las Farc dejaran de atacar a la Fuerza Pública? ¿No había que proteger a los civiles, a esos que atacarían en las ciudades?¿No importaba que siguieran extorsionando y comprando armas y reclutando menores? ¿Y que siguieran enriqueciéndose con el narcotráfico, con unos ingresos inmensamente mayores por cuenta de, por un lado, la devaluación del peso y, por el otro, haber doblado el número de narcocultivos porque ordenó no erradicarlos y pactó con ellas santuarios intocables? ¿Puede Santos confesar que sabe de los planes criminales de las Farc, que sabe que se hacen cada día más y más fuertes y se preparan para matar, y que no pase nada?

Y después, ¿por qué tiene el descaro de amenazar con que vendrán esos asesinatos si no pasa el plebiscito? ¿Acaso la idea era que las Farc se preparan para matar para que, cuando viniera el plebiscito, tuviéramos todos esa bomba sobre nuestras cabezas? Ya vemos cómo será: el Gobierno hará propaganda por el sí en el plebiscito, como viene haciendo, escondida en información sobre el proceso de paz. Y esa propaganda la pagaremos todos de nuestro bolsillo. Mientras tanto, a la oposición se le niega financiamiento para difundir sus ideas. De paso, tendremos que votar bajo extorsión. Con el fusil en la nuca. ¡Santos nos advierte que el plebiscito tendrá lugar con las Farc armadas y preparadas para asesinarnos si votamos no!

Por Rafael Nieto Loaiza