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Columnista - 6 junio, 2010

Liberales y conservadores, los partidos prepago

Por: Jacobo Solano Cerchiario En los últimos tiempos, Colombia ha tenido enormes cambios y una mayoría participativa y significativa en cuanto a nuevos partidos y movimientos políticos, surgidos por la falta de credibilidad y diferencias con los partidos tradicionales, que son los grandes perdedores en los comicios presidenciales. Tras los pobres resultados obtenidos y la […]

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Por: Jacobo Solano Cerchiario

En los últimos tiempos, Colombia ha tenido enormes cambios y una mayoría participativa y significativa en cuanto a nuevos partidos y movimientos políticos, surgidos por la falta de credibilidad y diferencias con los partidos tradicionales, que son los grandes perdedores en los comicios presidenciales.
Tras los pobres resultados obtenidos y la patente y polémica caducidad de estas desprestigiadas colectividades que se encuentran en vía de extinción; como las prostitutas de moda, los partidos conservador y liberal, entraron en la dinámica, negociar rápido y de la forma más baja sus ideales, a cambio de puestos y burocracia con el mejor postor, dejando de lado la dignidad histórica de dos vertientes que han aportado a la construcción del ideario y la democracia de nuestro país.
El contexto es desolador: El liberalismo, en vez de avanzar y tratar de tomar esta derrota como un punto de partida para resurgir y atraer nuevos líderes, que desplacen a los viejos caciques en buscar de la transformación y modernización que necesita, está haciendo lo contrario, dejar en libertad a los parlamentarios para que negocien burocracia, mientras Rafael Pardo se lava las manos, el mal del partido hace metástasis. Resulta inconcebible que después de tanta agua sucia que le lanzaron a Santos y al Uribismo en general, ahora estén buscando la forma de entrar al gobierno. ¿Dónde quedaron las pociones inflexibles de Cesar Gaviria?, ¿Qué dice ahora el ilustre Ernesto Samper?. ¿Qué pasó con los planteamientos intransigentes de Juan Fernando Cristo?.
No entiendo las posturas oportunistas de Juan Manuel Galán, que no hace honor a su padre. Razón tiene Piedad Córdoba al estar molesta, el liberalismo necesita que toda esta cuerda de buitres, lo abandonen y que recaiga el liderazgo en gente nueva como Aníbal Gaviria. La poca luz de esperanza de volver a ser un partido respetado, la están liquidando estos políticos de baja estofa, que sólo piensan en mantener un botín burocrático, que entre otras, no les va a otorgar Santos, porque de la forma en que se entra a una fiesta, si eres colado o invitado, así mismo le va. Pero si por las huestes rojas llueve, en las toldas conservadoras, una tempestad está a punto de inundar la sede azul; desde que iniciaron el proceso de consulta se les vio como un partido frágil y dividido, que contaba con el oxigeno que Uribe les dio en los últimos ocho años, pero no tenían un horizonte claro. De un lado, Noemí Sanín con Andrés Pastrana y compañía, y por el otro, Uribito tratando de minar las fuerzas parlamentarias. Se nota que en este partido se trabaja con la fachada y la doble cara,  no fue sino que se diera a conocer el catastrófico resultado de la candidata conservadora, para que sin ninguna decencia salieran Fernando Araujo y el tal Fincho Cepeda corriendo para donde Juan Manuel, pendientes de no quedarse sin nada. Como es posible que una colectividad se maneje así, sin pensar en programas, ni tampoco en sus electores y se arrodille al mejor estilo prepago, ofreciéndose al mejor postor únicamente por mantener participación.
La conclusión, dos partidos desprestigiados y castigados por los electores que se han dado cuenta como el manejo sucio y oscuro, cada día deshonra más la actividad de hacer política.

Estocada:
La guillotina que le dejaron caer al Dr Dickson Quiroz Torres en el programa de los gremios, como vamos Valledupar, es lamentable y se convierte en un indicador de que la elección estuvo manejada por el amiguismo y se impuso de nuevo la politiquería, así como vamos, vamos mal.

Columnista
6 junio, 2010

Liberales y conservadores, los partidos prepago

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Por: Jacobo Solano Cerchiario En los últimos tiempos, Colombia ha tenido enormes cambios y una mayoría participativa y significativa en cuanto a nuevos partidos y movimientos políticos, surgidos por la falta de credibilidad y diferencias con los partidos tradicionales, que son los grandes perdedores en los comicios presidenciales. Tras los pobres resultados obtenidos y la […]


Por: Jacobo Solano Cerchiario

En los últimos tiempos, Colombia ha tenido enormes cambios y una mayoría participativa y significativa en cuanto a nuevos partidos y movimientos políticos, surgidos por la falta de credibilidad y diferencias con los partidos tradicionales, que son los grandes perdedores en los comicios presidenciales.
Tras los pobres resultados obtenidos y la patente y polémica caducidad de estas desprestigiadas colectividades que se encuentran en vía de extinción; como las prostitutas de moda, los partidos conservador y liberal, entraron en la dinámica, negociar rápido y de la forma más baja sus ideales, a cambio de puestos y burocracia con el mejor postor, dejando de lado la dignidad histórica de dos vertientes que han aportado a la construcción del ideario y la democracia de nuestro país.
El contexto es desolador: El liberalismo, en vez de avanzar y tratar de tomar esta derrota como un punto de partida para resurgir y atraer nuevos líderes, que desplacen a los viejos caciques en buscar de la transformación y modernización que necesita, está haciendo lo contrario, dejar en libertad a los parlamentarios para que negocien burocracia, mientras Rafael Pardo se lava las manos, el mal del partido hace metástasis. Resulta inconcebible que después de tanta agua sucia que le lanzaron a Santos y al Uribismo en general, ahora estén buscando la forma de entrar al gobierno. ¿Dónde quedaron las pociones inflexibles de Cesar Gaviria?, ¿Qué dice ahora el ilustre Ernesto Samper?. ¿Qué pasó con los planteamientos intransigentes de Juan Fernando Cristo?.
No entiendo las posturas oportunistas de Juan Manuel Galán, que no hace honor a su padre. Razón tiene Piedad Córdoba al estar molesta, el liberalismo necesita que toda esta cuerda de buitres, lo abandonen y que recaiga el liderazgo en gente nueva como Aníbal Gaviria. La poca luz de esperanza de volver a ser un partido respetado, la están liquidando estos políticos de baja estofa, que sólo piensan en mantener un botín burocrático, que entre otras, no les va a otorgar Santos, porque de la forma en que se entra a una fiesta, si eres colado o invitado, así mismo le va. Pero si por las huestes rojas llueve, en las toldas conservadoras, una tempestad está a punto de inundar la sede azul; desde que iniciaron el proceso de consulta se les vio como un partido frágil y dividido, que contaba con el oxigeno que Uribe les dio en los últimos ocho años, pero no tenían un horizonte claro. De un lado, Noemí Sanín con Andrés Pastrana y compañía, y por el otro, Uribito tratando de minar las fuerzas parlamentarias. Se nota que en este partido se trabaja con la fachada y la doble cara,  no fue sino que se diera a conocer el catastrófico resultado de la candidata conservadora, para que sin ninguna decencia salieran Fernando Araujo y el tal Fincho Cepeda corriendo para donde Juan Manuel, pendientes de no quedarse sin nada. Como es posible que una colectividad se maneje así, sin pensar en programas, ni tampoco en sus electores y se arrodille al mejor estilo prepago, ofreciéndose al mejor postor únicamente por mantener participación.
La conclusión, dos partidos desprestigiados y castigados por los electores que se han dado cuenta como el manejo sucio y oscuro, cada día deshonra más la actividad de hacer política.

Estocada:
La guillotina que le dejaron caer al Dr Dickson Quiroz Torres en el programa de los gremios, como vamos Valledupar, es lamentable y se convierte en un indicador de que la elección estuvo manejada por el amiguismo y se impuso de nuevo la politiquería, así como vamos, vamos mal.