Desde la creación del universo se inició la contradicción del ser humano, por cuanto la vida se origina al concebirse en el vientre de la mujer. Pero este bello ser, según las sagradas escrituras, no fue la primera criatura en el universo. Así las cosas, ahora asistimos al mundo al revés: en nuestra formación nos […]
Desde la creación del universo se inició la contradicción del ser humano, por cuanto la vida se origina al concebirse en el vientre de la mujer. Pero este bello ser, según las sagradas escrituras, no fue la primera criatura en el universo.
Así las cosas, ahora asistimos al mundo al revés: en nuestra formación nos levantan y crecemos educados sobre criterios de formación de los niños que son hermosos, halagados y merecedores de todos los derechos por sí solos; olvidando que el escenario del mundo real que van a enfrentar posteriormente, es totalmente contrario.
En el mundo al revés se avanza por medio de la tecnología en sectores como la salud, el confort y el transporte, creciendo a pasos agigantados y sorprendentes; pero nuestra mente se mantiene rezagada bajo la telaraña de la codicia, la eterna maldad, el atropello al prójimo, el abuso del poder, el afán de enriquecimiento a toda costa y la desmedida ambición por el poder de dominar a los pueblos; acometiendo asesinatos, muertes y guerras, retrocediendo a la misma concepción mental de la época de la Edad de Piedra: “matándonos los unos a los otros”.
En el mundo al revés, aspiramos a poseer una clase trabajadora eficiente, pero conservamos los días de fiestas más numerosos del mundo y prohibimos que los niños o menores de edad inicien su vida laboral a ganar extras en sus horas libres.
En el mundo al revés, el Estado es ineficiente, perseguidor del ciudadano en lugar de constituirse en su mayor apoyo, se convierte en su despojador, ante la ausencia de la prestación de salud, la justicia se mantiene en grado de impunidad del 90 % y lo más grave resulta ser que el Estado no garantiza nada, ni la protección a la vida, como tampoco a los bienes de los ciudadanos.
En el mundo al revés, el presidente es un rey con velo democrático que designa a los entes de control encargados de juzgarlo como a su propio Fiscal, su propio Contralor y su propio Procurador. Así pregona la transparencia y la pulcritud.
De allí resulta que en el mundo al revés el narcotraficante Pablo Escobar se sometió a la justicia (a su propia) con sus propios decretos y bajo la construcción de su propia prision.
De allí resulta que en el mundo al revés, ahora los narcoterroristas desean someterse a su propia justicia, con sus propias leyes aprobadas por ellos como congresistas y someterse a un tribunal conformado por ellos mismos. ¿Para qué? ¿Para no pagar ninguna sentencia penal alguna y menos aún pecuniaria?
¿Por qué? No resultaría más franco y transparente que se entreguen bajo una amnistía y nos ahorramos el costo del aparato judicial y todo el engranaje de show mediático que ello representa, si finalmente no pagarán ni un día de cárcel.
En lo único que tienen razón los narcoterroristas es que el Estado no existe y por ello, solicitaron al señor Kerry, secretario de Estado de USA, que les proporcione protección porque en el mundo al revés, en Colombia, quien realmente gobierna es otro Estado.
Desde la creación del universo se inició la contradicción del ser humano, por cuanto la vida se origina al concebirse en el vientre de la mujer. Pero este bello ser, según las sagradas escrituras, no fue la primera criatura en el universo. Así las cosas, ahora asistimos al mundo al revés: en nuestra formación nos […]
Desde la creación del universo se inició la contradicción del ser humano, por cuanto la vida se origina al concebirse en el vientre de la mujer. Pero este bello ser, según las sagradas escrituras, no fue la primera criatura en el universo.
Así las cosas, ahora asistimos al mundo al revés: en nuestra formación nos levantan y crecemos educados sobre criterios de formación de los niños que son hermosos, halagados y merecedores de todos los derechos por sí solos; olvidando que el escenario del mundo real que van a enfrentar posteriormente, es totalmente contrario.
En el mundo al revés se avanza por medio de la tecnología en sectores como la salud, el confort y el transporte, creciendo a pasos agigantados y sorprendentes; pero nuestra mente se mantiene rezagada bajo la telaraña de la codicia, la eterna maldad, el atropello al prójimo, el abuso del poder, el afán de enriquecimiento a toda costa y la desmedida ambición por el poder de dominar a los pueblos; acometiendo asesinatos, muertes y guerras, retrocediendo a la misma concepción mental de la época de la Edad de Piedra: “matándonos los unos a los otros”.
En el mundo al revés, aspiramos a poseer una clase trabajadora eficiente, pero conservamos los días de fiestas más numerosos del mundo y prohibimos que los niños o menores de edad inicien su vida laboral a ganar extras en sus horas libres.
En el mundo al revés, el Estado es ineficiente, perseguidor del ciudadano en lugar de constituirse en su mayor apoyo, se convierte en su despojador, ante la ausencia de la prestación de salud, la justicia se mantiene en grado de impunidad del 90 % y lo más grave resulta ser que el Estado no garantiza nada, ni la protección a la vida, como tampoco a los bienes de los ciudadanos.
En el mundo al revés, el presidente es un rey con velo democrático que designa a los entes de control encargados de juzgarlo como a su propio Fiscal, su propio Contralor y su propio Procurador. Así pregona la transparencia y la pulcritud.
De allí resulta que en el mundo al revés el narcotraficante Pablo Escobar se sometió a la justicia (a su propia) con sus propios decretos y bajo la construcción de su propia prision.
De allí resulta que en el mundo al revés, ahora los narcoterroristas desean someterse a su propia justicia, con sus propias leyes aprobadas por ellos como congresistas y someterse a un tribunal conformado por ellos mismos. ¿Para qué? ¿Para no pagar ninguna sentencia penal alguna y menos aún pecuniaria?
¿Por qué? No resultaría más franco y transparente que se entreguen bajo una amnistía y nos ahorramos el costo del aparato judicial y todo el engranaje de show mediático que ello representa, si finalmente no pagarán ni un día de cárcel.
En lo único que tienen razón los narcoterroristas es que el Estado no existe y por ello, solicitaron al señor Kerry, secretario de Estado de USA, que les proporcione protección porque en el mundo al revés, en Colombia, quien realmente gobierna es otro Estado.