Señor alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhía: Voté por usted y estoy convencido de que tiene la posibilidad de realizar una excelente gestión memorable en bien de esta ciudad. Procure que Valledupar sea una ciudad amable. Recupere para esta capital algunas de las normas que estableció Antanas Mockus en Bogotá en busca de que […]
Señor alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhía: Voté por usted y estoy convencido de que tiene la posibilidad de realizar una excelente gestión memorable en bien de esta ciudad. Procure que Valledupar sea una ciudad amable. Recupere para esta capital algunas de las normas que estableció Antanas Mockus en Bogotá en busca de que el ser humano fuera más importante que los vehículos.
Por cierto, nada le he oído en materia de cultura ciudadana a sus funcionarios, que debería ser tema fundamental de su administración. Usted como concejal, que lo acompañé y respaldé, fue en esa oportunidad el adalid, el gestor y abanderado de la cultura vallenata. Lo bueno de que la cultura ciudadana vuelva en la agenda de su administración, radica sobre todo en que contribuye a prevenir hechos violentos y a promover el acatamiento autónomo de las normas, no por temor a las acciones sino con la motivación de que así se está facilitando la convivencia.
Al inculcar a los vallenatos nuevas maneras de relacionarse con los demás, es posible evitar que un roce casual, un empujón, una discusión, pase de las palabras a las manos y vuelvo como suele suceder, a las armas blancas o a los disparos. E incluye, por fortuna, un cuestionamiento profundo al machismo cotidiano del vallenato, no sólo en la relación de pareja, sino en todos esos momentos en que la fuerza reemplaza los argumentos.
Siempre el propósito es establecer una política a largo plazo que permita establecer la cultura ciudadana en diferentes escenarios, trabaje para recuperar los buenos comportamientos entre los actores de las vías, peatones, ciclistas, mototaxistas y conductores. La pedagogía de todo esto se extenderá a reavivar el amor por la ciudad, por el cuidado, por el aseo del espacio público y la sana convivencia. La idea es trabajar en la calle para prevenir la violación de las normas, fomentar su cumplimiento entre los ciudadanos. Y una recomendación final señor alcalde, evite que el bamboleo politiquero afecte la independencia que debe acompañar su gestión.
Otros temitas: quiero hacer un reconocimiento público y resaltar la labor de la doctora Julieta Hinojoza, inspectora de espacio público, quien ha venido desempeñando con lujo de competencia ese cargo. Una funcionaria dedicada a su trabajo, seria y transparente. Conozco el esfuerzo grande que ha realizado al frente de ese cargo y me permito pedirle excusas por la nota anterior de mi columna, que no lo hice por molestarla sino para que tomara los correctivos necesarios; además, usted no tiene la culpa de que algunos sinvergüenzas se hicieran pasar como funcionarios del espacio público para cobrar dinero a los vendedores estacionarios.
Lástima que en algunas secretarías no se hubieran nombrado a funcionarios de peso, independientes, con amplia capacidad técnica, conocimiento y experiencia, que sean capaces de poner orden y de hacer una buena gestión en su cargo. No estoy diciendo que su perfil sea un PHD, pero por lo menos que tenga conocimiento del tema, o ¿no es verdad, señor Secretario de Tránsito? Cuando recomiendo algo no es por tirarle el día al funcionario y me remonto a los años 50 recordando al humorista uruguayo Hebert Castro, quien inmortalizó en Caracol Radio al personaje o funcionario que no atendía sus consejos “se le dijo, se le advirtió, se le recomendó” decía y luego narraba lo sucedido.
Sigue la mala racha el Valledupar Fútbol Club, sería bueno intentar un revolcón comenzando por el director técnico.
Señor alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhía: Voté por usted y estoy convencido de que tiene la posibilidad de realizar una excelente gestión memorable en bien de esta ciudad. Procure que Valledupar sea una ciudad amable. Recupere para esta capital algunas de las normas que estableció Antanas Mockus en Bogotá en busca de que […]
Señor alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhía: Voté por usted y estoy convencido de que tiene la posibilidad de realizar una excelente gestión memorable en bien de esta ciudad. Procure que Valledupar sea una ciudad amable. Recupere para esta capital algunas de las normas que estableció Antanas Mockus en Bogotá en busca de que el ser humano fuera más importante que los vehículos.
Por cierto, nada le he oído en materia de cultura ciudadana a sus funcionarios, que debería ser tema fundamental de su administración. Usted como concejal, que lo acompañé y respaldé, fue en esa oportunidad el adalid, el gestor y abanderado de la cultura vallenata. Lo bueno de que la cultura ciudadana vuelva en la agenda de su administración, radica sobre todo en que contribuye a prevenir hechos violentos y a promover el acatamiento autónomo de las normas, no por temor a las acciones sino con la motivación de que así se está facilitando la convivencia.
Al inculcar a los vallenatos nuevas maneras de relacionarse con los demás, es posible evitar que un roce casual, un empujón, una discusión, pase de las palabras a las manos y vuelvo como suele suceder, a las armas blancas o a los disparos. E incluye, por fortuna, un cuestionamiento profundo al machismo cotidiano del vallenato, no sólo en la relación de pareja, sino en todos esos momentos en que la fuerza reemplaza los argumentos.
Siempre el propósito es establecer una política a largo plazo que permita establecer la cultura ciudadana en diferentes escenarios, trabaje para recuperar los buenos comportamientos entre los actores de las vías, peatones, ciclistas, mototaxistas y conductores. La pedagogía de todo esto se extenderá a reavivar el amor por la ciudad, por el cuidado, por el aseo del espacio público y la sana convivencia. La idea es trabajar en la calle para prevenir la violación de las normas, fomentar su cumplimiento entre los ciudadanos. Y una recomendación final señor alcalde, evite que el bamboleo politiquero afecte la independencia que debe acompañar su gestión.
Otros temitas: quiero hacer un reconocimiento público y resaltar la labor de la doctora Julieta Hinojoza, inspectora de espacio público, quien ha venido desempeñando con lujo de competencia ese cargo. Una funcionaria dedicada a su trabajo, seria y transparente. Conozco el esfuerzo grande que ha realizado al frente de ese cargo y me permito pedirle excusas por la nota anterior de mi columna, que no lo hice por molestarla sino para que tomara los correctivos necesarios; además, usted no tiene la culpa de que algunos sinvergüenzas se hicieran pasar como funcionarios del espacio público para cobrar dinero a los vendedores estacionarios.
Lástima que en algunas secretarías no se hubieran nombrado a funcionarios de peso, independientes, con amplia capacidad técnica, conocimiento y experiencia, que sean capaces de poner orden y de hacer una buena gestión en su cargo. No estoy diciendo que su perfil sea un PHD, pero por lo menos que tenga conocimiento del tema, o ¿no es verdad, señor Secretario de Tránsito? Cuando recomiendo algo no es por tirarle el día al funcionario y me remonto a los años 50 recordando al humorista uruguayo Hebert Castro, quien inmortalizó en Caracol Radio al personaje o funcionario que no atendía sus consejos “se le dijo, se le advirtió, se le recomendó” decía y luego narraba lo sucedido.
Sigue la mala racha el Valledupar Fútbol Club, sería bueno intentar un revolcón comenzando por el director técnico.