Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 21 marzo, 2016

La Parusía

Es un término bíblico que significa el final de los tiempos, que propiciará la segunda venida del Señor Jesús, y es precisamente lo que parece estar ocurriendo actualmente, y quiero referirme específicamente al tema de la adopción igualitaria, aprobada mediante fallo de la Corte Constitucional C-075/2015 que contó con la ponencia del magistrado Jorge Iván […]

Boton Wpp

Es un término bíblico que significa el final de los tiempos, que propiciará la segunda venida del Señor Jesús, y es precisamente lo que parece estar ocurriendo actualmente, y quiero referirme específicamente al tema de la adopción igualitaria, aprobada mediante fallo de la Corte Constitucional C-075/2015 que contó con la ponencia del magistrado Jorge Iván Palacios y, dada su extensión, me referiré a uno de los argumentos que sirvieron de fundamento para dar vía libre a la adopción de personas del mismo sexo, como lo fue el concepto emitido por el Departamento de Sicología de la Universidad Nacional que sostiene: “los estudios internacionales desde hace más de 25 años han demostrado que entre familias tradicionales y las conformadas por parejas del mismo sexo no existen diferencias significativas en el proceso de socialización” y agrega: “No existen diferencias entre niñas y niños educados por lesbianas y aquellos educados por heterosexuales en cuanto al concepto de ansiedad, depresión, problemas de conducta y desempeño en áreas sociales; ni evidencia científica acerca del perjuicio sobre el efecto negativo en la identidad sexual de tener madres o padres homosexuales”.

Por su parte la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, sostiene que: “no existen evidencias o indicadores sociológicos que revelen afectaciones negativas en el desarrollo y bienestar de los niños por causa de la adopción por parte de parejas del mismo sexo”.

Y el Instituto de Sicología (Así sin la P inicial) de la Universidad del Valle expresa que: “cualquier política que niegue la adopción a parejas del mismo sexo es contraria al mejor interés de los niños porque los obliga a permanecer en instituciones a cargo del Estado”. Todos estos conceptos en su gran mayoría son tomados (¿copiados?) de publicaciones y estudios científicos realizados en el extranjero, y no fruto de la experiencia científica de quienes lo expresan.

Ahora bien, si usted amigo(a) lector(a), después de leer lo anterior, ha quedado estupefacto(a), recuerde el evangelio de Juan 14: 5,6: “Le dice Tomás. Señor no sabemos a dónde vas ¿Cómo podemos saber el camino? Le dice Jesús: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”.

Columnista
21 marzo, 2016

La Parusía

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Es un término bíblico que significa el final de los tiempos, que propiciará la segunda venida del Señor Jesús, y es precisamente lo que parece estar ocurriendo actualmente, y quiero referirme específicamente al tema de la adopción igualitaria, aprobada mediante fallo de la Corte Constitucional C-075/2015 que contó con la ponencia del magistrado Jorge Iván […]


Es un término bíblico que significa el final de los tiempos, que propiciará la segunda venida del Señor Jesús, y es precisamente lo que parece estar ocurriendo actualmente, y quiero referirme específicamente al tema de la adopción igualitaria, aprobada mediante fallo de la Corte Constitucional C-075/2015 que contó con la ponencia del magistrado Jorge Iván Palacios y, dada su extensión, me referiré a uno de los argumentos que sirvieron de fundamento para dar vía libre a la adopción de personas del mismo sexo, como lo fue el concepto emitido por el Departamento de Sicología de la Universidad Nacional que sostiene: “los estudios internacionales desde hace más de 25 años han demostrado que entre familias tradicionales y las conformadas por parejas del mismo sexo no existen diferencias significativas en el proceso de socialización” y agrega: “No existen diferencias entre niñas y niños educados por lesbianas y aquellos educados por heterosexuales en cuanto al concepto de ansiedad, depresión, problemas de conducta y desempeño en áreas sociales; ni evidencia científica acerca del perjuicio sobre el efecto negativo en la identidad sexual de tener madres o padres homosexuales”.

Por su parte la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, sostiene que: “no existen evidencias o indicadores sociológicos que revelen afectaciones negativas en el desarrollo y bienestar de los niños por causa de la adopción por parte de parejas del mismo sexo”.

Y el Instituto de Sicología (Así sin la P inicial) de la Universidad del Valle expresa que: “cualquier política que niegue la adopción a parejas del mismo sexo es contraria al mejor interés de los niños porque los obliga a permanecer en instituciones a cargo del Estado”. Todos estos conceptos en su gran mayoría son tomados (¿copiados?) de publicaciones y estudios científicos realizados en el extranjero, y no fruto de la experiencia científica de quienes lo expresan.

Ahora bien, si usted amigo(a) lector(a), después de leer lo anterior, ha quedado estupefacto(a), recuerde el evangelio de Juan 14: 5,6: “Le dice Tomás. Señor no sabemos a dónde vas ¿Cómo podemos saber el camino? Le dice Jesús: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”.