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Columnista - 3 marzo, 2016

Periodismo investigativo, lo “in” del oficio

La información digital invade al mundo, todo se sabe en tiempo real, las noticias impresas ya no son oportunas y solo sirven para el archivo. Ya muchos periódicos importantes del mundo han cerrado sus ediciones porque cada vez es menos rentable mantenerlos. Hoy, los medios impresos o caen en el amarillismo o destacan lo cotidiano […]

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La información digital invade al mundo, todo se sabe en tiempo real, las noticias impresas ya no son oportunas y solo sirven para el archivo. Ya muchos periódicos importantes del mundo han cerrado sus ediciones porque cada vez es menos rentable mantenerlos. Hoy, los medios impresos o caen en el amarillismo o destacan lo cotidiano que la noche anterior ya sabíamos; uno puede leer un periódico muy rápido y solo se detiene en aquellos titulares que causen una sensación de novedad y esto suele darse sí el medio tiene la exclusividad de haber realizado una investigación especial. Esto es periodismo investigativo, PI, género que le da a un medio impreso unos insumos diferentes a los que se leen y escuchan en la internet, es decir, lo que la noticia vacua no puede ofrecer, un agregado ilimitado.

Ningún periódico debería limitarse sólo a dar información de segunda mano o, incluso, aquella que sus camarógrafos y reporteros han logrado como primicia. El PI es el verdadero cuarto poder si no está amangualado y puede revelar lo que no hacen los organismos con capacidad institucional para hacerlo. Lo que acaba de ventilarse con la “comunidad del anillo” al interior de la policía nacional y sus nexos con algunos congresistas, fue el producto de una investigación privada de algunos medios. Igual puede decirse del capítulo de las chuzadas, los falsos positivos y otras anomalías. La revista Semana, p.ej., tiene en este tipo de periodismo sus fortalezas que la hacen diferente, esta es su marca, la que le garantiza un lector cautivo y por eso se mantiene.

El día 27 de febrero, en una reunión con los directivos de EL PILÓN, hice la sugerencia de crear una unidad de análisis investigativo para informar con claridad y responsabilidad lo que suceda a nivel local y departamental en la administración pública. Aquí, como en todo el país, no sabemos qué pasa en la ejecución de los presupuestos, ni cuál es la capacidad de gestión y eficacia de los mandatarios, ni quiénes son los contratistas ocultos; sólo conocemos el presupuesto de cada año y el plan de desarrollo pero nadie se atreve a entrar en esta maraña. Un medio informativo sí puede hacerlo, sin que esto sea una intromisión o animadversión contra el gobierno de turno; debe asimilarse como una función social en defensa de lo público.

A manera de ejemplo, tomemos el caso de la inversión con recursos de las regalías a través de los Ocad. Entre 2012 y 2016 el Cesar obtuvo la aprobación de apenas 29 proyectos por un valor aproximado de 295.8 mil millones de pesos. Si el total de proyectos aprobados fue de 9.624, al Cesar le aprobaron el 0.3% del total y si estos valían $19.3 billones, nos correspondió el 1.5%. Siendo el Cesar el mayor productor de carbón, no fuimos correspondidos.

¿Falta de gestión? Además, uno quisiera saber cuál fue el avance físico y financiero de estos proyectos. Ningún proyecto de estos estuvo a cargo de la ejecución por parte del municipio de Valledupar. ¿Por qué un ente tan endeudado no acude a estas importantes instancias de financiación?

Columnista
3 marzo, 2016

Periodismo investigativo, lo “in” del oficio

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

La información digital invade al mundo, todo se sabe en tiempo real, las noticias impresas ya no son oportunas y solo sirven para el archivo. Ya muchos periódicos importantes del mundo han cerrado sus ediciones porque cada vez es menos rentable mantenerlos. Hoy, los medios impresos o caen en el amarillismo o destacan lo cotidiano […]


La información digital invade al mundo, todo se sabe en tiempo real, las noticias impresas ya no son oportunas y solo sirven para el archivo. Ya muchos periódicos importantes del mundo han cerrado sus ediciones porque cada vez es menos rentable mantenerlos. Hoy, los medios impresos o caen en el amarillismo o destacan lo cotidiano que la noche anterior ya sabíamos; uno puede leer un periódico muy rápido y solo se detiene en aquellos titulares que causen una sensación de novedad y esto suele darse sí el medio tiene la exclusividad de haber realizado una investigación especial. Esto es periodismo investigativo, PI, género que le da a un medio impreso unos insumos diferentes a los que se leen y escuchan en la internet, es decir, lo que la noticia vacua no puede ofrecer, un agregado ilimitado.

Ningún periódico debería limitarse sólo a dar información de segunda mano o, incluso, aquella que sus camarógrafos y reporteros han logrado como primicia. El PI es el verdadero cuarto poder si no está amangualado y puede revelar lo que no hacen los organismos con capacidad institucional para hacerlo. Lo que acaba de ventilarse con la “comunidad del anillo” al interior de la policía nacional y sus nexos con algunos congresistas, fue el producto de una investigación privada de algunos medios. Igual puede decirse del capítulo de las chuzadas, los falsos positivos y otras anomalías. La revista Semana, p.ej., tiene en este tipo de periodismo sus fortalezas que la hacen diferente, esta es su marca, la que le garantiza un lector cautivo y por eso se mantiene.

El día 27 de febrero, en una reunión con los directivos de EL PILÓN, hice la sugerencia de crear una unidad de análisis investigativo para informar con claridad y responsabilidad lo que suceda a nivel local y departamental en la administración pública. Aquí, como en todo el país, no sabemos qué pasa en la ejecución de los presupuestos, ni cuál es la capacidad de gestión y eficacia de los mandatarios, ni quiénes son los contratistas ocultos; sólo conocemos el presupuesto de cada año y el plan de desarrollo pero nadie se atreve a entrar en esta maraña. Un medio informativo sí puede hacerlo, sin que esto sea una intromisión o animadversión contra el gobierno de turno; debe asimilarse como una función social en defensa de lo público.

A manera de ejemplo, tomemos el caso de la inversión con recursos de las regalías a través de los Ocad. Entre 2012 y 2016 el Cesar obtuvo la aprobación de apenas 29 proyectos por un valor aproximado de 295.8 mil millones de pesos. Si el total de proyectos aprobados fue de 9.624, al Cesar le aprobaron el 0.3% del total y si estos valían $19.3 billones, nos correspondió el 1.5%. Siendo el Cesar el mayor productor de carbón, no fuimos correspondidos.

¿Falta de gestión? Además, uno quisiera saber cuál fue el avance físico y financiero de estos proyectos. Ningún proyecto de estos estuvo a cargo de la ejecución por parte del municipio de Valledupar. ¿Por qué un ente tan endeudado no acude a estas importantes instancias de financiación?