Los municipios de Pailitas, Pelaya, Curumaní, Aguachica, Gamarra, en el sur del Cesar, volvieron a sentir los efectos del terrorismo de un grupo armado. Una carga explosiva voló una torre de energía y dejó sin luz a Aguachica y Gamarra (y a Morales en el sur de Bolívar), la cual fue puesta por miembros de […]
Los municipios de Pailitas, Pelaya, Curumaní, Aguachica, Gamarra, en el sur del Cesar, volvieron a sentir los efectos del terrorismo de un grupo armado. Una carga explosiva voló una torre de energía y dejó sin luz a Aguachica y Gamarra (y a Morales en el sur de Bolívar), la cual fue puesta por miembros de la guerrilla del Eln, que aún no encuentra el camino que lo lleve a la mesa de negociación con el Gobierno Nacional.
En estos días con el anuncio del paro armado por parte de este grupo subversivo, con la excusa de conmemorar la muerte de unos de sus líderes, el padre Camilo Torres, volvió a aparecer la angustia entre los habitantes de esta zona. Fue, es y seguirá siendo noticia cualquier hecho que perturbe la tranquilidad en esa zona, pero lo que no es noticia es que en este territorio cesarense siempre ha estado el Eln, “vivito y coleando”, que se mueve como pez en el agua, interfiriendo en la vida diaria de la comunidad campesina en especial.
Los últimos hechos registrados no son los únicos. En el 2014 secuestraron a varios ciudadanos y cada vez que lo desean llegan a las cabeceras municipales a escribir en las paredes que el Eln vive y está presente. Lo que aquí ha pasado es que las autoridades del Cesar le han bajado la temperatura a este tema y han dejado sola a la comunidad que debe convivir con la guerrilla.
Por algo los organismos internacionales tienen sus ojos puestos en esta zona, por algo uno de los departamentos donde hasta ahora han ocurrido hechos terroristas con el anunciado paro armado es el Cesar.
No se nos olvide que cerca al sur del Cesar, en Simacota, Santander, nació el Eln, Ejército de Liberación Nacional, en 1965, grupo que desde el 79 se expandió hacia el Cesar, y uno de sus primeros frentes en aparecer fue el Camilo Torres que tenía presencia en los municipios de Aguachica, Gamarra, González, Pailitas, Pelaya, San Martín, Curumaní, Chiriguaná, Tamalameque, La Gloria y San Alberto. Y también hizo presencia el frente Héroes y Mártires de Santa Rosa en Aguachica y Pailitas.
Mientras en el norte y centro del Cesar la guerrilla de las Farc atemorizaba y acorralaba a la población, en el sur lo hacía el Eln. Ahora el tema es sobre lo qué pasará debido a que los cesarenses se habían acostumbrado en cierta forma a una tranquilidad relativa, sin guerrilla, y luego que pasó la oscura noche del paramilitarismo, lo que menos se quiere es una guerrilla fortalecida. Dependemos, primero de que las Farc diga que si de una vez por todas a la finalización del conflicto, y que el Eln se ubique y tome la misma senda. No es necesario dar más muestras de guerra, la comunidad cesarense, especialmente la del sur del Cesar dice: Otra vez no.
Los municipios de Pailitas, Pelaya, Curumaní, Aguachica, Gamarra, en el sur del Cesar, volvieron a sentir los efectos del terrorismo de un grupo armado. Una carga explosiva voló una torre de energía y dejó sin luz a Aguachica y Gamarra (y a Morales en el sur de Bolívar), la cual fue puesta por miembros de […]
Los municipios de Pailitas, Pelaya, Curumaní, Aguachica, Gamarra, en el sur del Cesar, volvieron a sentir los efectos del terrorismo de un grupo armado. Una carga explosiva voló una torre de energía y dejó sin luz a Aguachica y Gamarra (y a Morales en el sur de Bolívar), la cual fue puesta por miembros de la guerrilla del Eln, que aún no encuentra el camino que lo lleve a la mesa de negociación con el Gobierno Nacional.
En estos días con el anuncio del paro armado por parte de este grupo subversivo, con la excusa de conmemorar la muerte de unos de sus líderes, el padre Camilo Torres, volvió a aparecer la angustia entre los habitantes de esta zona. Fue, es y seguirá siendo noticia cualquier hecho que perturbe la tranquilidad en esa zona, pero lo que no es noticia es que en este territorio cesarense siempre ha estado el Eln, “vivito y coleando”, que se mueve como pez en el agua, interfiriendo en la vida diaria de la comunidad campesina en especial.
Los últimos hechos registrados no son los únicos. En el 2014 secuestraron a varios ciudadanos y cada vez que lo desean llegan a las cabeceras municipales a escribir en las paredes que el Eln vive y está presente. Lo que aquí ha pasado es que las autoridades del Cesar le han bajado la temperatura a este tema y han dejado sola a la comunidad que debe convivir con la guerrilla.
Por algo los organismos internacionales tienen sus ojos puestos en esta zona, por algo uno de los departamentos donde hasta ahora han ocurrido hechos terroristas con el anunciado paro armado es el Cesar.
No se nos olvide que cerca al sur del Cesar, en Simacota, Santander, nació el Eln, Ejército de Liberación Nacional, en 1965, grupo que desde el 79 se expandió hacia el Cesar, y uno de sus primeros frentes en aparecer fue el Camilo Torres que tenía presencia en los municipios de Aguachica, Gamarra, González, Pailitas, Pelaya, San Martín, Curumaní, Chiriguaná, Tamalameque, La Gloria y San Alberto. Y también hizo presencia el frente Héroes y Mártires de Santa Rosa en Aguachica y Pailitas.
Mientras en el norte y centro del Cesar la guerrilla de las Farc atemorizaba y acorralaba a la población, en el sur lo hacía el Eln. Ahora el tema es sobre lo qué pasará debido a que los cesarenses se habían acostumbrado en cierta forma a una tranquilidad relativa, sin guerrilla, y luego que pasó la oscura noche del paramilitarismo, lo que menos se quiere es una guerrilla fortalecida. Dependemos, primero de que las Farc diga que si de una vez por todas a la finalización del conflicto, y que el Eln se ubique y tome la misma senda. No es necesario dar más muestras de guerra, la comunidad cesarense, especialmente la del sur del Cesar dice: Otra vez no.