El negocio del agua potable que produce Valledupar se está volviendo un negocio fructífero para un grupo de personas que ha aprovechado la escasez del líquido en otros municipios del Cesar, Bolívar, La Guajira y Magdalena, para venderla a buen precio en esas regiones. Un carrotanque cuesta un promedio de 600 mil pesos, el cual […]
El negocio del agua potable que produce Valledupar se está volviendo un negocio fructífero para un grupo de personas que ha aprovechado la escasez del líquido en otros municipios del Cesar, Bolívar, La Guajira y Magdalena, para venderla a buen precio en esas regiones.
Un carrotanque cuesta un promedio de 600 mil pesos, el cual es llenado en la capital cesarense y comprado al mejor postor en cualquiera de los pueblos sedientos. Allí este cargamento de agua lo venden por galones (una caneca de cinco galones puede costar 3.500 o 4.000 pesos). Es decir, la inversión se duplica para el vendedor.
El ocho de febrero pasado EL PILÓN publicó un informe sobre la forma como contrabandean el agua, al mejor estilo de la gasolina venezolana que por años ingresó al Cesar de manera ilegal. Burlando todos los controles, los carrotanques los llenan de manera ilegal, toman el agua de hidrantes o conexiones irregulares que han hecho para tal fin.
El acueducto de Valledupar está diseñado para producir agua para 450 mil habitantes y hoy parece que está haciéndola para más de 800 mil, y aunque los técnicos expliquen que esta captación ilegal de agua potable no perjudica en nada el suministro del líquido en los hogares vallenatos, terminará haciéndolo si siguen en la tónica que vienen. La empresa Emdupar tiene pérdidas del 62,9 por ciento, es agua que no contabilizan, y aunque dicen que es captada de manera fraudulenta en la ciudad, es urgente qué miren quién y por dónde la están sacando.
El robo de agua en Valledupar para llevarla a otros municipios y corregimientos no es nueva. Por décadas el ‘agua vallenata’, como le dicen, es trasladada a esas poblaciones por su calidad y la ofrecen con ese remoquete, con la garantía de qué es agua de buena calidad. Pero se venía hablando de canecas, de tanques pequeños, que eran llevados en los baúles de los vehículos, no de carrotanques que hoy salen a mercadear el agua al mejor postor.
Ya está bueno, ya es hora de que actúen las autoridades. Esa no es la manera de solucionar el problema. Hace pocos días el Grupo de Operaciones Especiales en Emergencias y Desastres de la Policía Nacional (Ponalsar), del Comando de la Policía Cesar, llevó agua a los municipios de Rio de Oro, Curumaní y La Jagua de Ibirico. Cerca de 20 mil litros de agua repartieron en esas poblaciones de manera legal, sin que al ciudadano le costara un peso.
Aquí no aplica el refrán popular: “Agua que no has de beber, déjala correr”. Aquí es importante la regulación del uso del agua. Existen resoluciones, normas y leyes que protegen el uso adecuado del agua potable. ¿Seguirán saliendo carrotanques a vender el “agua vallenata”, sin que ninguna autoridad haga o diga nada?
El negocio del agua potable que produce Valledupar se está volviendo un negocio fructífero para un grupo de personas que ha aprovechado la escasez del líquido en otros municipios del Cesar, Bolívar, La Guajira y Magdalena, para venderla a buen precio en esas regiones. Un carrotanque cuesta un promedio de 600 mil pesos, el cual […]
El negocio del agua potable que produce Valledupar se está volviendo un negocio fructífero para un grupo de personas que ha aprovechado la escasez del líquido en otros municipios del Cesar, Bolívar, La Guajira y Magdalena, para venderla a buen precio en esas regiones.
Un carrotanque cuesta un promedio de 600 mil pesos, el cual es llenado en la capital cesarense y comprado al mejor postor en cualquiera de los pueblos sedientos. Allí este cargamento de agua lo venden por galones (una caneca de cinco galones puede costar 3.500 o 4.000 pesos). Es decir, la inversión se duplica para el vendedor.
El ocho de febrero pasado EL PILÓN publicó un informe sobre la forma como contrabandean el agua, al mejor estilo de la gasolina venezolana que por años ingresó al Cesar de manera ilegal. Burlando todos los controles, los carrotanques los llenan de manera ilegal, toman el agua de hidrantes o conexiones irregulares que han hecho para tal fin.
El acueducto de Valledupar está diseñado para producir agua para 450 mil habitantes y hoy parece que está haciéndola para más de 800 mil, y aunque los técnicos expliquen que esta captación ilegal de agua potable no perjudica en nada el suministro del líquido en los hogares vallenatos, terminará haciéndolo si siguen en la tónica que vienen. La empresa Emdupar tiene pérdidas del 62,9 por ciento, es agua que no contabilizan, y aunque dicen que es captada de manera fraudulenta en la ciudad, es urgente qué miren quién y por dónde la están sacando.
El robo de agua en Valledupar para llevarla a otros municipios y corregimientos no es nueva. Por décadas el ‘agua vallenata’, como le dicen, es trasladada a esas poblaciones por su calidad y la ofrecen con ese remoquete, con la garantía de qué es agua de buena calidad. Pero se venía hablando de canecas, de tanques pequeños, que eran llevados en los baúles de los vehículos, no de carrotanques que hoy salen a mercadear el agua al mejor postor.
Ya está bueno, ya es hora de que actúen las autoridades. Esa no es la manera de solucionar el problema. Hace pocos días el Grupo de Operaciones Especiales en Emergencias y Desastres de la Policía Nacional (Ponalsar), del Comando de la Policía Cesar, llevó agua a los municipios de Rio de Oro, Curumaní y La Jagua de Ibirico. Cerca de 20 mil litros de agua repartieron en esas poblaciones de manera legal, sin que al ciudadano le costara un peso.
Aquí no aplica el refrán popular: “Agua que no has de beber, déjala correr”. Aquí es importante la regulación del uso del agua. Existen resoluciones, normas y leyes que protegen el uso adecuado del agua potable. ¿Seguirán saliendo carrotanques a vender el “agua vallenata”, sin que ninguna autoridad haga o diga nada?