La votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el que se compromete a verificar y vigilar el fin del conflicto armado en nuestro país, es una nueva y poderosa razón para reconciliarnos con el optimismo en relación con una firma, que ya parece inminente, del acuerdo final del conflicto con las Farc. […]
La votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el que se compromete a verificar y vigilar el fin del conflicto armado en nuestro país, es una nueva y poderosa razón para reconciliarnos con el optimismo en relación con una firma, que ya parece inminente, del acuerdo final del conflicto con las Farc. A lo anterior se suman los alcances para la verificación de la dejación de las armas, el posible cese al fuego y la comisión ejecutiva para acelerar el avance de la negociación. La decisión de la ONU contó con el respaldo unánime de los 15 Estados que integran el Consejo de Seguridad, incluido los cinco miembros permanentes y con derecho a veto como son Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido.
No quedan dudas que la comunidad internacional le está dando su bendición al proceso de paz, alcanzando puntos de convergencia donde es muy importante acelerar los ritmos de los temas faltantes. El paso adelantado es muy sólido y permite legitimar, aún más, el apoyo externo e interno de la negociación. Se está construyendo un entorno idóneo que es necesario cuidarlo con sabiduría para evitar fisuras y posturas dogmáticas que puedan afectarlo.
Este proceso complejo se está construyendo sobre una arquitectura de disensos, recibiendo críticas, golpes y apoyos para mejorar lo alcanzado en el marco de una democracia abierta, tolerante e imperfecta, gracias a Dios, donde la diplomacia y las buenas maneras internacionales han sido herramientas de gran valor. Las dudas pierden terreno y se le agotan los argumentos.
La semana anterior, en la cuarta cumbre de la Celac realizada en Quito, el Gobierno de Colombia recibió el último espaldarazo internacional al proceso de paz. La Celac solicitará a la ONU contribuir con observadores idóneos y competentes para este tipo de tarea de verificación del fin del conflicto, que tendrán autoridad para emitir un reclamo frente a cualquier hecho que se presente. En este mismo escenario, el presidente Santos manifestó que están cerca de iniciar la fase pública de los diálogos con el ELN, posiblemente con sede en Ecuador. El panorama se despeja cada día más y las trochas ya se están pavimentando.
Celebramos complacidos el aporte muy importante del Plan Colombia firmado hace 15 años con los Estados Unidos, en un momento muy difícil para nuestro país, donde se definieron estrategias económicas y sociales que fueron exitosas y coherentes para combatir el flagelo del narcotráfico y los alcances de las guerrillas. Los presidentes Clinton, Bush, Obama, Pastrana, Uribe y Santos, fueron actores protagónicos de estos avances visionarios y realistas. Rogamos por la permanecía del Plan donde la colaboración de Washington ya está muy próxima a los 6.000 millones de dólares.
La votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el que se compromete a verificar y vigilar el fin del conflicto armado en nuestro país, es una nueva y poderosa razón para reconciliarnos con el optimismo en relación con una firma, que ya parece inminente, del acuerdo final del conflicto con las Farc. […]
La votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el que se compromete a verificar y vigilar el fin del conflicto armado en nuestro país, es una nueva y poderosa razón para reconciliarnos con el optimismo en relación con una firma, que ya parece inminente, del acuerdo final del conflicto con las Farc. A lo anterior se suman los alcances para la verificación de la dejación de las armas, el posible cese al fuego y la comisión ejecutiva para acelerar el avance de la negociación. La decisión de la ONU contó con el respaldo unánime de los 15 Estados que integran el Consejo de Seguridad, incluido los cinco miembros permanentes y con derecho a veto como son Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido.
No quedan dudas que la comunidad internacional le está dando su bendición al proceso de paz, alcanzando puntos de convergencia donde es muy importante acelerar los ritmos de los temas faltantes. El paso adelantado es muy sólido y permite legitimar, aún más, el apoyo externo e interno de la negociación. Se está construyendo un entorno idóneo que es necesario cuidarlo con sabiduría para evitar fisuras y posturas dogmáticas que puedan afectarlo.
Este proceso complejo se está construyendo sobre una arquitectura de disensos, recibiendo críticas, golpes y apoyos para mejorar lo alcanzado en el marco de una democracia abierta, tolerante e imperfecta, gracias a Dios, donde la diplomacia y las buenas maneras internacionales han sido herramientas de gran valor. Las dudas pierden terreno y se le agotan los argumentos.
La semana anterior, en la cuarta cumbre de la Celac realizada en Quito, el Gobierno de Colombia recibió el último espaldarazo internacional al proceso de paz. La Celac solicitará a la ONU contribuir con observadores idóneos y competentes para este tipo de tarea de verificación del fin del conflicto, que tendrán autoridad para emitir un reclamo frente a cualquier hecho que se presente. En este mismo escenario, el presidente Santos manifestó que están cerca de iniciar la fase pública de los diálogos con el ELN, posiblemente con sede en Ecuador. El panorama se despeja cada día más y las trochas ya se están pavimentando.
Celebramos complacidos el aporte muy importante del Plan Colombia firmado hace 15 años con los Estados Unidos, en un momento muy difícil para nuestro país, donde se definieron estrategias económicas y sociales que fueron exitosas y coherentes para combatir el flagelo del narcotráfico y los alcances de las guerrillas. Los presidentes Clinton, Bush, Obama, Pastrana, Uribe y Santos, fueron actores protagónicos de estos avances visionarios y realistas. Rogamos por la permanecía del Plan donde la colaboración de Washington ya está muy próxima a los 6.000 millones de dólares.