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Columnista - 14 enero, 2016

El fisco sin control

Los rumores que tomaron cuerpo de realidad para inmediatamente convertirse en críticas, respecto de la elección como contralor departamental del Cesar que los diputados hicieron en cabeza del doctor César Cerchiaro De la Rosa y los concejales de Valledupar en el abogado Álvaro Castilla Fragoso, una vez más ponen de manifiesto la necesidad de cambiar […]

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Los rumores que tomaron cuerpo de realidad para inmediatamente convertirse en críticas, respecto de la elección como contralor departamental del Cesar que los diputados hicieron en cabeza del doctor César Cerchiaro De la Rosa y los concejales de Valledupar en el abogado Álvaro Castilla Fragoso, una vez más ponen de manifiesto la necesidad de cambiar el sistema de elección de los organismos de control del Estado, si realmente queremos una vigilancia efectiva de los recursos públicos, así sea posterior como lo hace la Contraloría en cualquiera de sus competencias territoriales.

El vacío normativo que existe en el régimen de inhabilidades e incompatibilidades de estos cargos, permite a los gerentes de las campañas ganadoras ser ‘vigilantes’ de los mandatarios recién posesionados; por esto, independiente a la inocua discusión entre lo ético y lo legal que nutre programas de radio, columnas de opinión y mentideros políticos, los diputados y concejales siempre se deciden a favor de los amigos del poder, haciéndole caso a la musa política sin que pase nada.

La consecuencia es fácil de predecir, si las condiciones políticas se mantienen. Las contralorías serán inoperantes, su función no pasará de ser un saludo a la bandera, afortunadamente su consentida negligencia hoy ha madurado el riesgo de eliminación que acecha desde el progresivo recorte de la nómina oficial y con un poco de voluntad política estos órganos dentro de poco serán historia.

Mientras tanto el Contralor Departamental, sin importar el nombre de turno, seguirá siendo la figura decorativa que auditoría en mano arrodillará a alcaldes al tiempo que rinde tributo al gobernador. La violación de los principios de la contratación pública, los sobrecostos e incumplimientos en la ejecución de obras solo serán tema de los comentarios esquineros de quienes no tenemos dinero para comprar elecciones y de los que duran cuatro años criticando a la nepótica hegemonía reinante para luego vendérsele en época preelectoral, con la leve diferencia que en esta oportunidad la Contraloría Departamental actuará como ‘espada de Damocles’ frente a cualquier insurrección del gobernador.

Por los lados del municipio de Valledupar no es tan diferente la situación, acá el elegido no fue el gerente de campaña sino un aportante, ¿será que alguien que entregó ciento veinte millones de pesos en una campaña política tendrá la suficiente imparcialidad para evaluar objetivamente el desempeño fiscal de su candidato?, mal mensaje de nuestro amigo ‘Tuto’ Uhía, de quien esperamos una gestión henchida de respeto por lo púbico, sensibilidad social y filantropía, en la que no se necesite la teórica intervención de ningún organismo de control porque su inspiración sea el bienestar general.

Tendrán ahora las entidades nacionales que revisar la conveniencia y legalidad de elegir a un ciudadano que va a revisar su propia actuación como funcionario público y también determinar si las incompatibilidades vinculan a los financiadores reportados ante el Consejo Nacional Electoral. En mi desesperanza creo que todo va a seguir igual, pero toca decirlo. Un abrazo.

[email protected]
@antoniomariaA

Columnista
14 enero, 2016

El fisco sin control

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Los rumores que tomaron cuerpo de realidad para inmediatamente convertirse en críticas, respecto de la elección como contralor departamental del Cesar que los diputados hicieron en cabeza del doctor César Cerchiaro De la Rosa y los concejales de Valledupar en el abogado Álvaro Castilla Fragoso, una vez más ponen de manifiesto la necesidad de cambiar […]


Los rumores que tomaron cuerpo de realidad para inmediatamente convertirse en críticas, respecto de la elección como contralor departamental del Cesar que los diputados hicieron en cabeza del doctor César Cerchiaro De la Rosa y los concejales de Valledupar en el abogado Álvaro Castilla Fragoso, una vez más ponen de manifiesto la necesidad de cambiar el sistema de elección de los organismos de control del Estado, si realmente queremos una vigilancia efectiva de los recursos públicos, así sea posterior como lo hace la Contraloría en cualquiera de sus competencias territoriales.

El vacío normativo que existe en el régimen de inhabilidades e incompatibilidades de estos cargos, permite a los gerentes de las campañas ganadoras ser ‘vigilantes’ de los mandatarios recién posesionados; por esto, independiente a la inocua discusión entre lo ético y lo legal que nutre programas de radio, columnas de opinión y mentideros políticos, los diputados y concejales siempre se deciden a favor de los amigos del poder, haciéndole caso a la musa política sin que pase nada.

La consecuencia es fácil de predecir, si las condiciones políticas se mantienen. Las contralorías serán inoperantes, su función no pasará de ser un saludo a la bandera, afortunadamente su consentida negligencia hoy ha madurado el riesgo de eliminación que acecha desde el progresivo recorte de la nómina oficial y con un poco de voluntad política estos órganos dentro de poco serán historia.

Mientras tanto el Contralor Departamental, sin importar el nombre de turno, seguirá siendo la figura decorativa que auditoría en mano arrodillará a alcaldes al tiempo que rinde tributo al gobernador. La violación de los principios de la contratación pública, los sobrecostos e incumplimientos en la ejecución de obras solo serán tema de los comentarios esquineros de quienes no tenemos dinero para comprar elecciones y de los que duran cuatro años criticando a la nepótica hegemonía reinante para luego vendérsele en época preelectoral, con la leve diferencia que en esta oportunidad la Contraloría Departamental actuará como ‘espada de Damocles’ frente a cualquier insurrección del gobernador.

Por los lados del municipio de Valledupar no es tan diferente la situación, acá el elegido no fue el gerente de campaña sino un aportante, ¿será que alguien que entregó ciento veinte millones de pesos en una campaña política tendrá la suficiente imparcialidad para evaluar objetivamente el desempeño fiscal de su candidato?, mal mensaje de nuestro amigo ‘Tuto’ Uhía, de quien esperamos una gestión henchida de respeto por lo púbico, sensibilidad social y filantropía, en la que no se necesite la teórica intervención de ningún organismo de control porque su inspiración sea el bienestar general.

Tendrán ahora las entidades nacionales que revisar la conveniencia y legalidad de elegir a un ciudadano que va a revisar su propia actuación como funcionario público y también determinar si las incompatibilidades vinculan a los financiadores reportados ante el Consejo Nacional Electoral. En mi desesperanza creo que todo va a seguir igual, pero toca decirlo. Un abrazo.

[email protected]
@antoniomariaA