Esa fue la definición que le dio el nobel de literatura Gabriel García Márquez a la música vallenata, la misma que hoy es patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, según la declaración que hizo el Comité Intergubernamental de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, compuesto por 23 países, en cuya instancia se aprueban las […]
Esa fue la definición que le dio el nobel de literatura Gabriel García Márquez a la música vallenata, la misma que hoy es patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, según la declaración que hizo el Comité Intergubernamental de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, compuesto por 23 países, en cuya instancia se aprueban las propuestas que postulan todos los países interesados.
La inclusión de la música vallenata tradicional del Magdalena Grande (léase Cesar, La Guajira y Magdalena) en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial en necesidad de salvaguardia Urgente, es una gran conquista del folclor vallenato, no solo porque exalta en nota alta esta música, sino porque velará para que no se pierdan sus raíces.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), una de las 19 agencias especializadas del Sistema de las Naciones Unidas, ratificó lo que era vox populi: que el vallenato es universal.
No existen mejores definiciones que las que hizo el premio Nobel de Literatura colombiano cuando se expresaba respecto al compositor Rafael Calixto Escalona Martínez: “ese pendejo recoge en cuatro versos lo que yo cuento en un libro”. Todo esto porque, como dice en el documento presentado ante la Unesco, “La singularidad de la música vallenata tradicional está dada, principalmente, por su contenido literario de estilo narrativo, por medio del cual se expresan las vivencias cotidianas, los registros históricos y los sentimientos de un pueblo.
Esta conquista no se logró de la noche a la mañana, es un trabajo que al final compilaron e investigaron muchas personas, todas conocedoras del vallenato, pero que empezó a forjarse hace décadas. Ocurrieron sucesos importantes que se convirtieron en la base sobre la que se cimentó la propuesta llevada a la Unesco.
El hecho más importante, que abrió caminos mundiales, fue el Premio Nobel de Literatura alcanzado por ‘Gabo’, sinónimo de que Colombia es un país de grandes pensadores. Otro fundamental, la presencia de Los Niños del Vallenato que llevaron ‘El Turco’ Gil y ‘La Cacica’ Consuelo Araujo, a la Casa Blanca, para que le cantaran al presidente de Estados Unidos de la época, Bill Clinton (ese fue un hecho fue muy positivo para la música vallenata).
Sin duda, otro hito que marcó el camino fue la novela ‘Escalona’, protagonizada por el cantante samario Carlos Vives, transmitida en la mayoría de los países de América Latina, identificada como un canto a la vida, con tanto éxito en Puerto Rico que hubo una demanda popular para que la repitieran, como en efecto lo hicieron.
Los Premio Grammy, con su categoría Vallenato-Cumbia, también influyeron en el fortalecimiento de este folclor.
Cuando una música popular tiene esos reconocimientos y artistas como Carlos Vives, Jorgito Celedón y ahora Silvestre traspasan las fronteras para presentarse en escenarios europeos, eso tiene un peso significativo.
Por supuesto el Festival Vallenato que se realiza hace 49 años en Valledupar, donde se preserva el vallenato clásico, con sus cuatro aires, que tiene como invitados especiales a los presidentes de la República, que muestran al mundo la cara folclórica de esta región de Colombia. Todos esos episodios han sido importantes para el vallenato, por la riqueza musical y literaria que le han impuesto.
Las cenizas de Gabriel García Márquez siguen generando magia al folclor vallenato. Por eso su definición no puede ser más elocuente y oportuna hoy cuando el mundo vallenato celebra este triunfo: “…Yo mismo, más en serio que en broma, he dicho que ‘Cien años de soledad’ es un vallenato de 400 páginas…”.
Esa fue la definición que le dio el nobel de literatura Gabriel García Márquez a la música vallenata, la misma que hoy es patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, según la declaración que hizo el Comité Intergubernamental de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, compuesto por 23 países, en cuya instancia se aprueban las […]
Esa fue la definición que le dio el nobel de literatura Gabriel García Márquez a la música vallenata, la misma que hoy es patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, según la declaración que hizo el Comité Intergubernamental de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, compuesto por 23 países, en cuya instancia se aprueban las propuestas que postulan todos los países interesados.
La inclusión de la música vallenata tradicional del Magdalena Grande (léase Cesar, La Guajira y Magdalena) en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial en necesidad de salvaguardia Urgente, es una gran conquista del folclor vallenato, no solo porque exalta en nota alta esta música, sino porque velará para que no se pierdan sus raíces.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), una de las 19 agencias especializadas del Sistema de las Naciones Unidas, ratificó lo que era vox populi: que el vallenato es universal.
No existen mejores definiciones que las que hizo el premio Nobel de Literatura colombiano cuando se expresaba respecto al compositor Rafael Calixto Escalona Martínez: “ese pendejo recoge en cuatro versos lo que yo cuento en un libro”. Todo esto porque, como dice en el documento presentado ante la Unesco, “La singularidad de la música vallenata tradicional está dada, principalmente, por su contenido literario de estilo narrativo, por medio del cual se expresan las vivencias cotidianas, los registros históricos y los sentimientos de un pueblo.
Esta conquista no se logró de la noche a la mañana, es un trabajo que al final compilaron e investigaron muchas personas, todas conocedoras del vallenato, pero que empezó a forjarse hace décadas. Ocurrieron sucesos importantes que se convirtieron en la base sobre la que se cimentó la propuesta llevada a la Unesco.
El hecho más importante, que abrió caminos mundiales, fue el Premio Nobel de Literatura alcanzado por ‘Gabo’, sinónimo de que Colombia es un país de grandes pensadores. Otro fundamental, la presencia de Los Niños del Vallenato que llevaron ‘El Turco’ Gil y ‘La Cacica’ Consuelo Araujo, a la Casa Blanca, para que le cantaran al presidente de Estados Unidos de la época, Bill Clinton (ese fue un hecho fue muy positivo para la música vallenata).
Sin duda, otro hito que marcó el camino fue la novela ‘Escalona’, protagonizada por el cantante samario Carlos Vives, transmitida en la mayoría de los países de América Latina, identificada como un canto a la vida, con tanto éxito en Puerto Rico que hubo una demanda popular para que la repitieran, como en efecto lo hicieron.
Los Premio Grammy, con su categoría Vallenato-Cumbia, también influyeron en el fortalecimiento de este folclor.
Cuando una música popular tiene esos reconocimientos y artistas como Carlos Vives, Jorgito Celedón y ahora Silvestre traspasan las fronteras para presentarse en escenarios europeos, eso tiene un peso significativo.
Por supuesto el Festival Vallenato que se realiza hace 49 años en Valledupar, donde se preserva el vallenato clásico, con sus cuatro aires, que tiene como invitados especiales a los presidentes de la República, que muestran al mundo la cara folclórica de esta región de Colombia. Todos esos episodios han sido importantes para el vallenato, por la riqueza musical y literaria que le han impuesto.
Las cenizas de Gabriel García Márquez siguen generando magia al folclor vallenato. Por eso su definición no puede ser más elocuente y oportuna hoy cuando el mundo vallenato celebra este triunfo: “…Yo mismo, más en serio que en broma, he dicho que ‘Cien años de soledad’ es un vallenato de 400 páginas…”.