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Columnista - 7 agosto, 2015

‘Mile’

“Pero seguiré sonriendo, porque me alegra la idea de que piensen que estoy loca. Mi sonrisa es mi forma de ser. Pueden acabar con mi cuerpo, pero no pueden destruir mi alma”. Esa bella frase, clara, lapidaria y profética fue escrita hace años por mi sobrina del alma María Milena Aponte Ramírez, ‘Mile’, la que […]

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“Pero seguiré sonriendo, porque me alegra la idea de que piensen que estoy loca. Mi sonrisa es mi forma de ser. Pueden acabar con mi cuerpo, pero no pueden destruir mi alma”.

Esa bella frase, clara, lapidaria y profética fue escrita hace años por mi sobrina del alma María Milena Aponte Ramírez, ‘Mile’, la que todos queríamos y que soportó con alegría y con temple un cáncer voraz que le arrebató la vida cuando comenzaba a vivirla a la edad de 28 años.

Era mi sobrina una niña bella, frágil, elegante y espontánea de larga y bellísima cabellera negra que hacia con ella lo que le daba la gana, pintándola de todos los colores desde el rojo intenso al verde primaveral, al igual que sus ojazos nigérrimos que siempre destellaban alegría y cariño, dueña de una sonrisa única y una carcajada inconfundible que alegraban el entorno donde ella hiciera presencia, pero lo que más deslumbraba en ella era su inteligencia unida a un férreo carácter que sacaba a relucir cuando la circunstancia lo exigían. Ahí era otra y sus decisiones las hacía respetar.

Desde muy temprano, siendo una adolescente se le presentó su enfermedad y si se hubiera operado en forma radical, con seguridad estuviera viva, pero no, ella, como era ella, dijo que no, que ella no podía pasar por el mundo sin tener un hijo como prolongación de su existencia, que le dejaran su sistema reproductivo.

Así fue y cumplió su deseo que le costó la vida, porque posteriormente el cáncer fue agresivo, como jamás habríamos visto otro y en un instante se la llevó al seno de Dios, para encontrarse allá con sus abuelos Chema y Lucinda.

Nació Paolo David Aguilar Aponte, su hijo, un niño bonito, delgado como sus padres, tiene tres años, pero parece un viejito veterano y hablador, experienzudo y dotado de una excepcional inteligencia que me hace pensar que en un futuro nos va a dar muchas satisfacciones. Ojalá que así sea y su papá Hugo Aguilar en armonía y buenas relaciones con toda la familia pueda realizar el sueño de ‘Mile’ con Paolo.

Yo que conozco y he sufrido el dolor de perder un hijo, sé lo que están padeciendo Rolando y Amparo, pero Dios sabe lo que hace y hay que aceptarlo con resignación cristiana. Para Amparo y sus hijos María Celeste, Miguel Ángel y María Camila Salazar Ramírez un fuerte abrazo y paternal beso y a Jesús Salazar, el otro papá de ‘Mile’, gracias, muchas gracias por su ejemplar comportamiento.

Para Rolando José Aponte Ramírez, nuestro adorado sobrino, solo puedo decirle que lo queremos mucho y que cuente en las buenas y en las malas con sus tíos Doris y El Chijo, Tico y Nadia, Dina y Orlando y Rafa con Danny, y para que hablar de mí y Mercy.

Paz en la tumba de “Mile”, mi sobrina del alma.

PD: Hagamos patria y consolidemos la paz izando la bandera nacional hoy siete de agosto, día de la Batalla de Boyacá.

Columnista
7 agosto, 2015

‘Mile’

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

“Pero seguiré sonriendo, porque me alegra la idea de que piensen que estoy loca. Mi sonrisa es mi forma de ser. Pueden acabar con mi cuerpo, pero no pueden destruir mi alma”. Esa bella frase, clara, lapidaria y profética fue escrita hace años por mi sobrina del alma María Milena Aponte Ramírez, ‘Mile’, la que […]


“Pero seguiré sonriendo, porque me alegra la idea de que piensen que estoy loca. Mi sonrisa es mi forma de ser. Pueden acabar con mi cuerpo, pero no pueden destruir mi alma”.

Esa bella frase, clara, lapidaria y profética fue escrita hace años por mi sobrina del alma María Milena Aponte Ramírez, ‘Mile’, la que todos queríamos y que soportó con alegría y con temple un cáncer voraz que le arrebató la vida cuando comenzaba a vivirla a la edad de 28 años.

Era mi sobrina una niña bella, frágil, elegante y espontánea de larga y bellísima cabellera negra que hacia con ella lo que le daba la gana, pintándola de todos los colores desde el rojo intenso al verde primaveral, al igual que sus ojazos nigérrimos que siempre destellaban alegría y cariño, dueña de una sonrisa única y una carcajada inconfundible que alegraban el entorno donde ella hiciera presencia, pero lo que más deslumbraba en ella era su inteligencia unida a un férreo carácter que sacaba a relucir cuando la circunstancia lo exigían. Ahí era otra y sus decisiones las hacía respetar.

Desde muy temprano, siendo una adolescente se le presentó su enfermedad y si se hubiera operado en forma radical, con seguridad estuviera viva, pero no, ella, como era ella, dijo que no, que ella no podía pasar por el mundo sin tener un hijo como prolongación de su existencia, que le dejaran su sistema reproductivo.

Así fue y cumplió su deseo que le costó la vida, porque posteriormente el cáncer fue agresivo, como jamás habríamos visto otro y en un instante se la llevó al seno de Dios, para encontrarse allá con sus abuelos Chema y Lucinda.

Nació Paolo David Aguilar Aponte, su hijo, un niño bonito, delgado como sus padres, tiene tres años, pero parece un viejito veterano y hablador, experienzudo y dotado de una excepcional inteligencia que me hace pensar que en un futuro nos va a dar muchas satisfacciones. Ojalá que así sea y su papá Hugo Aguilar en armonía y buenas relaciones con toda la familia pueda realizar el sueño de ‘Mile’ con Paolo.

Yo que conozco y he sufrido el dolor de perder un hijo, sé lo que están padeciendo Rolando y Amparo, pero Dios sabe lo que hace y hay que aceptarlo con resignación cristiana. Para Amparo y sus hijos María Celeste, Miguel Ángel y María Camila Salazar Ramírez un fuerte abrazo y paternal beso y a Jesús Salazar, el otro papá de ‘Mile’, gracias, muchas gracias por su ejemplar comportamiento.

Para Rolando José Aponte Ramírez, nuestro adorado sobrino, solo puedo decirle que lo queremos mucho y que cuente en las buenas y en las malas con sus tíos Doris y El Chijo, Tico y Nadia, Dina y Orlando y Rafa con Danny, y para que hablar de mí y Mercy.

Paz en la tumba de “Mile”, mi sobrina del alma.

PD: Hagamos patria y consolidemos la paz izando la bandera nacional hoy siete de agosto, día de la Batalla de Boyacá.