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Columnista - 13 julio, 2015

Tiene razón el padre

“Dice el Padre quien se opone y yo que estaba en la banca de atrás quise pararme y gritar la verdad…”: Roberto Calderón. Esta es mi historia 1984. Durante una sagrada Eucaristía, a la cual asistí por acción de gracias por la salud de nuestra ahijada de bodas Marian Vergara, manifestó el Padre Jefferson su […]

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“Dice el Padre quien se opone y yo que estaba en la banca de atrás quise pararme y gritar la verdad…”: Roberto Calderón. Esta es mi historia 1984.

Durante una sagrada Eucaristía, a la cual asistí por acción de gracias por la salud de nuestra ahijada de bodas Marian Vergara, manifestó el Padre Jefferson su inquietud porque en la región no se valora lo que tenemos, no se reconocen los méritos que tiene nuestra gente, preocupación que no solo compartimos a plenitud sino que ya la habíamos expresado en este mismo espacio en escrito que titulamos, “Los profetas de mi tierra”, publicado en el mes de febrero de 2014, cuando expresamos sobre una conferencia de David Sánchez Juliao, sobre el orgullo de ser costeño, entre otras cosas lo siguiente: “El Flecha manifestó su inquietud premonitoriamente por los bajos niveles de autoestima en nuestra región destacando además que si yo valgo poco la pena, que si soy acomplejado, si considero que lo mío no vale la pena, todo aquel que se parezca a mí y que cultive mi propias cosas tampoco vale la pena, y llamó la atención sobre lo que él consideró que afectaba nuestra identidad cultural diciendo que “… se es más importante en la medida que en que menos de aquí se parezca”, y que los costeños tenemos el vicio de aceptar a nuestras propias personalidades como valiosas solo cuando en Bogotá dicen que esta gente vale la pena, y lo que es peor como se percibe en la actualidad para que a uno lo valoren por lo que es y por lo que ha hecho en su propia tierra, y no por lo que tiene es necesario que venga alguien de afuera para decírnoslo”.

Si ya el Padre empezó a preocuparse con el tema es porque estamos empeorando, y eso desalienta en sus propósitos de aportar, de gestionar y de trabajar por su región a aquellos que no tienen ni el ejercicio de los cargos públicos ni la política como negocio.

Urge un cambio de actitud, se requieren mayores estímulos emocionales e institucionales para la gente que no tiene plata pero si un cerebro productivo para que no siga siendo más notable el que tiene que el que sabe.
Lo más importante es que todos nos hagamos el propósito de empoderarnos de lo que tenemos, de cuidar lo que se ha logrado, debemos ser más celosos de nuestro patrimonio cultural inmaterial el que para bien somos justos herederos, hay que estimular a los creadores, los cantores, nuestros semilleros de músicos en todas sus manifestaciones, porque el futuro nunca será al agueño si nos atenemos a potenciales bonanzas y riquezas que por materiales serán siempre efímeras.

A propósito de la necesidad de hacer aprecio de lo que nos pertenece y el deber de celar para que no se acabe lo que se ha logrado, viene a nuestra mente el episodio anecdótico que sucedió en mi pueblo, nos contaba mi abuelo que había un hombre que le metía tremenda garrotera a su mujer antes de ir a trabajar, “Por si se la hacía” y le metía otra al regresar “Por si se la había hecho” y al preguntarle por qué la maltrataba, dijo que lo hacía por celos, porque “El que no cela lo que tiene, no tiene na”.

LUIS EDUARDO ACOSTA MEDINA
TW:

Columnista
13 julio, 2015

Tiene razón el padre

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Eduardo Acosta Medina

“Dice el Padre quien se opone y yo que estaba en la banca de atrás quise pararme y gritar la verdad…”: Roberto Calderón. Esta es mi historia 1984. Durante una sagrada Eucaristía, a la cual asistí por acción de gracias por la salud de nuestra ahijada de bodas Marian Vergara, manifestó el Padre Jefferson su […]


“Dice el Padre quien se opone y yo que estaba en la banca de atrás quise pararme y gritar la verdad…”: Roberto Calderón. Esta es mi historia 1984.

Durante una sagrada Eucaristía, a la cual asistí por acción de gracias por la salud de nuestra ahijada de bodas Marian Vergara, manifestó el Padre Jefferson su inquietud porque en la región no se valora lo que tenemos, no se reconocen los méritos que tiene nuestra gente, preocupación que no solo compartimos a plenitud sino que ya la habíamos expresado en este mismo espacio en escrito que titulamos, “Los profetas de mi tierra”, publicado en el mes de febrero de 2014, cuando expresamos sobre una conferencia de David Sánchez Juliao, sobre el orgullo de ser costeño, entre otras cosas lo siguiente: “El Flecha manifestó su inquietud premonitoriamente por los bajos niveles de autoestima en nuestra región destacando además que si yo valgo poco la pena, que si soy acomplejado, si considero que lo mío no vale la pena, todo aquel que se parezca a mí y que cultive mi propias cosas tampoco vale la pena, y llamó la atención sobre lo que él consideró que afectaba nuestra identidad cultural diciendo que “… se es más importante en la medida que en que menos de aquí se parezca”, y que los costeños tenemos el vicio de aceptar a nuestras propias personalidades como valiosas solo cuando en Bogotá dicen que esta gente vale la pena, y lo que es peor como se percibe en la actualidad para que a uno lo valoren por lo que es y por lo que ha hecho en su propia tierra, y no por lo que tiene es necesario que venga alguien de afuera para decírnoslo”.

Si ya el Padre empezó a preocuparse con el tema es porque estamos empeorando, y eso desalienta en sus propósitos de aportar, de gestionar y de trabajar por su región a aquellos que no tienen ni el ejercicio de los cargos públicos ni la política como negocio.

Urge un cambio de actitud, se requieren mayores estímulos emocionales e institucionales para la gente que no tiene plata pero si un cerebro productivo para que no siga siendo más notable el que tiene que el que sabe.
Lo más importante es que todos nos hagamos el propósito de empoderarnos de lo que tenemos, de cuidar lo que se ha logrado, debemos ser más celosos de nuestro patrimonio cultural inmaterial el que para bien somos justos herederos, hay que estimular a los creadores, los cantores, nuestros semilleros de músicos en todas sus manifestaciones, porque el futuro nunca será al agueño si nos atenemos a potenciales bonanzas y riquezas que por materiales serán siempre efímeras.

A propósito de la necesidad de hacer aprecio de lo que nos pertenece y el deber de celar para que no se acabe lo que se ha logrado, viene a nuestra mente el episodio anecdótico que sucedió en mi pueblo, nos contaba mi abuelo que había un hombre que le metía tremenda garrotera a su mujer antes de ir a trabajar, “Por si se la hacía” y le metía otra al regresar “Por si se la había hecho” y al preguntarle por qué la maltrataba, dijo que lo hacía por celos, porque “El que no cela lo que tiene, no tiene na”.

LUIS EDUARDO ACOSTA MEDINA
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