Un camino lleno de fotografías de pequeños patinadores se convirtió el pasillo de ingreso del patinodromo municipal Elías Ochoa Daza, que desde el viernes alberga a más de 1.100 niños, seis entrenadores y familiares provenientes de varias ciudades del país. El Segundo Festival Nacional de Escuelas de Formación Deportiva atrae también a vendedores y amantes […]
Un camino lleno de fotografías de pequeños patinadores se convirtió el pasillo de ingreso del patinodromo municipal Elías Ochoa Daza, que desde el viernes alberga a más de 1.100 niños, seis entrenadores y familiares provenientes de varias ciudades del país.
El Segundo Festival Nacional de Escuelas de Formación Deportiva atrae también a vendedores y amantes del deporte de velocidad que da alegría a propios y visitantes.
“Hay una participación masiva, estamos contentos, todo se va desarrollando en una fiesta, sería bueno organizar la pista porque tiene algunos defectos, pero en términos generales están bien. Siempre hay algo que queda pendiente, pero es importante hacerle las adecuaciones al escenario, esperemos que en la próxima oportunidad tengamos una mejor pista”, dijo.
Es la base para lo que será las próximas generaciones. Por eso es importante que se realicen eventos como estos. Al final todos son ganadores, la idea es que se recreen y puedan seguir formándose para que sean grandes talentos en el futuro.
“El clima ha sido bastante fuerte, pero es normal para el Caribe, el próximo fin de semana estaremos en Bogotá con la categoría transición, el patinaje nunca para y esperemos que nos sigan acompañando”, dijo Jorge Humberto Zuluaga, presidente de la comisión técnica nacional de velocidad, categoría menores y delegado de la Federación.
Hoy es el último día de carreras en Valledupar. Los niños serán premiados con medallas en todas las categorías.
La Liga de Patinaje del Cesar organizó este festival con el fin de foguear a sus deportistas y analizar las estrategias de formación de las demás delegaciones.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
[email protected]
Un camino lleno de fotografías de pequeños patinadores se convirtió el pasillo de ingreso del patinodromo municipal Elías Ochoa Daza, que desde el viernes alberga a más de 1.100 niños, seis entrenadores y familiares provenientes de varias ciudades del país. El Segundo Festival Nacional de Escuelas de Formación Deportiva atrae también a vendedores y amantes […]
Un camino lleno de fotografías de pequeños patinadores se convirtió el pasillo de ingreso del patinodromo municipal Elías Ochoa Daza, que desde el viernes alberga a más de 1.100 niños, seis entrenadores y familiares provenientes de varias ciudades del país.
El Segundo Festival Nacional de Escuelas de Formación Deportiva atrae también a vendedores y amantes del deporte de velocidad que da alegría a propios y visitantes.
“Hay una participación masiva, estamos contentos, todo se va desarrollando en una fiesta, sería bueno organizar la pista porque tiene algunos defectos, pero en términos generales están bien. Siempre hay algo que queda pendiente, pero es importante hacerle las adecuaciones al escenario, esperemos que en la próxima oportunidad tengamos una mejor pista”, dijo.
Es la base para lo que será las próximas generaciones. Por eso es importante que se realicen eventos como estos. Al final todos son ganadores, la idea es que se recreen y puedan seguir formándose para que sean grandes talentos en el futuro.
“El clima ha sido bastante fuerte, pero es normal para el Caribe, el próximo fin de semana estaremos en Bogotá con la categoría transición, el patinaje nunca para y esperemos que nos sigan acompañando”, dijo Jorge Humberto Zuluaga, presidente de la comisión técnica nacional de velocidad, categoría menores y delegado de la Federación.
Hoy es el último día de carreras en Valledupar. Los niños serán premiados con medallas en todas las categorías.
La Liga de Patinaje del Cesar organizó este festival con el fin de foguear a sus deportistas y analizar las estrategias de formación de las demás delegaciones.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
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