En nuestra edición de ayer jueves, el columnista Hernán Maestre, ambientalista, dijo textualmente: “Los países deberían consensuar un amplio conjunto de responsabilidades mutuas para contribuir al objetivo general de reducir los riesgos del cambio climático. Dichas responsabilidades deberían tener en cuenta los costos y la capacidad de asumirlos, así como los puntos de partida, las […]
En nuestra edición de ayer jueves, el columnista Hernán Maestre, ambientalista, dijo textualmente: “Los países deberían consensuar un amplio conjunto de responsabilidades mutuas para contribuir al objetivo general de reducir los riesgos del cambio climático. Dichas responsabilidades deberían tener en cuenta los costos y la capacidad de asumirlos, así como los puntos de partida, las expectativas de crecimiento y las historias previas”.
Cómo cuidamos el planeta tierra y cómo armonizamos con el medio ambiente para no destruirlo más, es la gran apuesta a la que todos los sectores de la sociedad le apuntan.
En Valledupar han ocurrido más de 25 temblores en lo que va del año 2015, el ganado se muere de sed, los ríos se secan un día y al otro vienen con la furia de las crecientes, los árboles están enfermos, las acequias que atraviesan la ciudad están tapadas de basura, en fin, son innumerables los problemas ambientales que padecemos.
No son suficientes los llamados de las organizaciones internacionales y nacionales para cuidar el medio ambiente, hace falta un cambio de actitud contundente, que salga de cada persona de manera voluntaria, convencida de que ese es el camino.
Por eso ayer no sorprendió la encíclica del Papa Francisco dedicada al medio ambiente. El máximo líder de la iglesia católica dijo que “La Tierra parece convertirse en un inmenso depósito de porquería”. Así estamos, y no puede estar mejor resumida la situación y la solución en las 200 páginas de este documento papal llamado “Laudato si, (Alabado seas) sobre el cuidado de la casa común”, en la que condenó el consumismo y el capitalismo salvaje al señalarlos como responsables de la degradación de la Tierra.
Francisco reclama una “revolución valiente” para salvar el planeta, y dice que “La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilo de vida, de producción y de consumo”, y acusa a “la política y a las empresas de no estar a la altura de los desafíos mundiales”.
Es coincidente que el Papa hablé de la necesidad de escuchar los “gemidos de la hermana Tierra” y de la “deuda ecológica”.
¿Cuándo escucharemos realmente ese llamado en el Cesar? El medio ambiente del departamento clama por un cambio de actitud de los ciudadanos.
En nuestra edición de ayer jueves, el columnista Hernán Maestre, ambientalista, dijo textualmente: “Los países deberían consensuar un amplio conjunto de responsabilidades mutuas para contribuir al objetivo general de reducir los riesgos del cambio climático. Dichas responsabilidades deberían tener en cuenta los costos y la capacidad de asumirlos, así como los puntos de partida, las […]
En nuestra edición de ayer jueves, el columnista Hernán Maestre, ambientalista, dijo textualmente: “Los países deberían consensuar un amplio conjunto de responsabilidades mutuas para contribuir al objetivo general de reducir los riesgos del cambio climático. Dichas responsabilidades deberían tener en cuenta los costos y la capacidad de asumirlos, así como los puntos de partida, las expectativas de crecimiento y las historias previas”.
Cómo cuidamos el planeta tierra y cómo armonizamos con el medio ambiente para no destruirlo más, es la gran apuesta a la que todos los sectores de la sociedad le apuntan.
En Valledupar han ocurrido más de 25 temblores en lo que va del año 2015, el ganado se muere de sed, los ríos se secan un día y al otro vienen con la furia de las crecientes, los árboles están enfermos, las acequias que atraviesan la ciudad están tapadas de basura, en fin, son innumerables los problemas ambientales que padecemos.
No son suficientes los llamados de las organizaciones internacionales y nacionales para cuidar el medio ambiente, hace falta un cambio de actitud contundente, que salga de cada persona de manera voluntaria, convencida de que ese es el camino.
Por eso ayer no sorprendió la encíclica del Papa Francisco dedicada al medio ambiente. El máximo líder de la iglesia católica dijo que “La Tierra parece convertirse en un inmenso depósito de porquería”. Así estamos, y no puede estar mejor resumida la situación y la solución en las 200 páginas de este documento papal llamado “Laudato si, (Alabado seas) sobre el cuidado de la casa común”, en la que condenó el consumismo y el capitalismo salvaje al señalarlos como responsables de la degradación de la Tierra.
Francisco reclama una “revolución valiente” para salvar el planeta, y dice que “La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilo de vida, de producción y de consumo”, y acusa a “la política y a las empresas de no estar a la altura de los desafíos mundiales”.
Es coincidente que el Papa hablé de la necesidad de escuchar los “gemidos de la hermana Tierra” y de la “deuda ecológica”.
¿Cuándo escucharemos realmente ese llamado en el Cesar? El medio ambiente del departamento clama por un cambio de actitud de los ciudadanos.