Se necesitan reducciones muy fuertes de las emisiones de carbono para reducir los riesgos del cambio climático. Probablemente proporcionaran beneficios muy superiores a los costos. En efecto, los costos de no actuar enérgicamente serán probablemente muy altos. La actuación es urgente puesto que las cantidades acumuladas de gases de calentamiento global se están aproximando rápidamente […]
Se necesitan reducciones muy fuertes de las emisiones de carbono para reducir los riesgos del cambio climático. Probablemente proporcionaran beneficios muy superiores a los costos. En efecto, los costos de no actuar enérgicamente serán probablemente muy altos. La actuación es urgente puesto que las cantidades acumuladas de gases de calentamiento global se están aproximando rápidamente a niveles peligrosos, habrá fuertes inversiones en infraestructuras de energía que podrían fijar las emisiones futuras, y se tardará tiempo en desarrollar tecnologías que eviten las emisiones a bajo costo.
Sin una perspectiva clara de los objetivos a largo plazo para la estabilización de las concentraciones de gas invernadero en la atmosfera, es improbable que la actuación sea suficiente para alcanzar el objetivo.
La actuación debe incluir la mitigación, la innovación y la adaptación, y hay muchas oportunidades de empezar ahora, incluyendo lugares donde hay beneficios inmediatos y donde los programas piloto a gran escala generaran una experiencia valiosa.
Los países deberían consensuar un amplio conjunto de responsabilidades mutuas para contribuir al objetivo general de reducir los riesgos del cambio climático. Dichas responsabilidades deberían tener en cuenta los costos y la capacidad de asumirlos, así como los puntos de partida, las expectativas de crecimiento y las historias previas.
Ahora el reto es ampliar y profundizar la participación en todas las dimensiones relevantes de la actuación, incluyendo la cooperación para crear precios y mercados del carbono, para acelerar la innovación y el despliegue de tecnologías de bajo uso del carbono, para reducir emisiones mediante un cambio en el uso de la tierra, y para ayudar a los países pobres a adaptarse a los peores impactos del cambio climático.
Un informe sobre la cooperación internacional sobre el cambio climático, ha considerado la economía del cambio climático, y ha llegado a algunas conclusiones fuertes y claras.
Que la ciencia del cambio climático es robusta, y que los riesgos de cambio climático en caso de una trayectoria que consista en “seguir como siempre” son muy serios.
Lo que pase en los próximos diez o veinte años tendrá un profundo efecto en el clima de la segunda mitad de este siglo y del próximo. Las acciones ahora y en las próximas décadas pueden crear riesgos de importante apertura brusca de la actividad económica y social, de una magnitud similar a la asociada a las grandes guerras y la depresión económica de la primera mitad del siglo XX. Y será difícil o imposible invertir dichos cambios.
En segundo lugar, y contraste los costos de la actuación, o sea reducir las emisiones de gas invernadero para evitar los peores impactos del cambio climático, se pueden limitar a cerca del 1 % del producto interior bruto global.
En tercer lugar, una acción pronta y enérgica está, por lo tanto, claramente justificada.
Se necesitan reducciones muy fuertes de las emisiones de carbono para reducir los riesgos del cambio climático. Probablemente proporcionaran beneficios muy superiores a los costos. En efecto, los costos de no actuar enérgicamente serán probablemente muy altos. La actuación es urgente puesto que las cantidades acumuladas de gases de calentamiento global se están aproximando rápidamente […]
Se necesitan reducciones muy fuertes de las emisiones de carbono para reducir los riesgos del cambio climático. Probablemente proporcionaran beneficios muy superiores a los costos. En efecto, los costos de no actuar enérgicamente serán probablemente muy altos. La actuación es urgente puesto que las cantidades acumuladas de gases de calentamiento global se están aproximando rápidamente a niveles peligrosos, habrá fuertes inversiones en infraestructuras de energía que podrían fijar las emisiones futuras, y se tardará tiempo en desarrollar tecnologías que eviten las emisiones a bajo costo.
Sin una perspectiva clara de los objetivos a largo plazo para la estabilización de las concentraciones de gas invernadero en la atmosfera, es improbable que la actuación sea suficiente para alcanzar el objetivo.
La actuación debe incluir la mitigación, la innovación y la adaptación, y hay muchas oportunidades de empezar ahora, incluyendo lugares donde hay beneficios inmediatos y donde los programas piloto a gran escala generaran una experiencia valiosa.
Los países deberían consensuar un amplio conjunto de responsabilidades mutuas para contribuir al objetivo general de reducir los riesgos del cambio climático. Dichas responsabilidades deberían tener en cuenta los costos y la capacidad de asumirlos, así como los puntos de partida, las expectativas de crecimiento y las historias previas.
Ahora el reto es ampliar y profundizar la participación en todas las dimensiones relevantes de la actuación, incluyendo la cooperación para crear precios y mercados del carbono, para acelerar la innovación y el despliegue de tecnologías de bajo uso del carbono, para reducir emisiones mediante un cambio en el uso de la tierra, y para ayudar a los países pobres a adaptarse a los peores impactos del cambio climático.
Un informe sobre la cooperación internacional sobre el cambio climático, ha considerado la economía del cambio climático, y ha llegado a algunas conclusiones fuertes y claras.
Que la ciencia del cambio climático es robusta, y que los riesgos de cambio climático en caso de una trayectoria que consista en “seguir como siempre” son muy serios.
Lo que pase en los próximos diez o veinte años tendrá un profundo efecto en el clima de la segunda mitad de este siglo y del próximo. Las acciones ahora y en las próximas décadas pueden crear riesgos de importante apertura brusca de la actividad económica y social, de una magnitud similar a la asociada a las grandes guerras y la depresión económica de la primera mitad del siglo XX. Y será difícil o imposible invertir dichos cambios.
En segundo lugar, y contraste los costos de la actuación, o sea reducir las emisiones de gas invernadero para evitar los peores impactos del cambio climático, se pueden limitar a cerca del 1 % del producto interior bruto global.
En tercer lugar, una acción pronta y enérgica está, por lo tanto, claramente justificada.