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Columnista - 25 abril, 2010

Noemí, en caída libre

Por: Jacobo Solano Cerchiaro Hace varios meses titulé una columna: A Noemí no le alcanza para ser presidente, y recibí muchos correos objetando y desaprobando mi postura, al descalificar esa aspiración. Para verdades el tiempo, por ahora nada parece detener la caída en picada de esta candidata, que no logró encontrar el discurso adecuado para […]

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Por: Jacobo Solano Cerchiaro

Hace varios meses titulé una columna: A Noemí no le alcanza para ser presidente, y recibí muchos correos objetando y desaprobando mi postura, al descalificar esa aspiración. Para verdades el tiempo, por ahora nada parece detener la caída en picada de esta candidata, que no logró encontrar el discurso adecuado para llegarle a los colombianos, ni tampoco, ubicarse dentro de su mismo partido como una verdadera líder.
Su carrera política ha estado llena de bandazos y así se ha manejado luego de dejar la embajada en Londres para lanzar su candidatura, que más parece un barco sin brújula, ya no se muestra como la mujer independiente del 2002, sino que está más proclive a la politiquería, a la tajada y todas esas artimañas que no le gustan a la gente. La situación es complicada, se avecina una retirada de la fuerza parlamentaria, que prevé la posibilidad de perder el botín burocrático y como buenos conservadores, acostumbrados a vivir de otros gobiernos, no están dispuestos a quedar por fuera del próximo. Para despejar la razón del desplome de Noemí, es necesario mencionar a su antiguo antagonista, el ilustre ex presidente, Andrés Pastrana, que después se convirtió en su gran amigo  y mentor, y al caguanizar su campaña, alejó cualquier apoyo de una franja grande de electores que no olvida los horrores de esa época.
Noemí, maneja un estilo muy agresivo hacia sus contradictores, que no le permite realizar alianzas o acercamientos, como ocurrió recientemente con Uribito, a quien calificó de vulgar ladrón y el ex ministro de agricultura hábilmente se valió de ese comentario, para no apoyarla, lo mismo está haciendo con Juan Manuel Santos. Sus intervenciones en los debates televisivos no han sido las mejores; en el de RCN, fue muy superficial, no supo aprovechar su espacio para plantear propuestas y llegarle al público de forma seductora, en especial a las mujeres; y en el de Caracol, por atacar a Santos terminó envuelta en un corrillo de chismes con el director del Sena, que la hizo quedar muy mal, dejó en el ambiente la impresión de una mujer lenguaraz e intrigante. Indignada, se fue lance en ristre contra Antanas Mockus, apuntando que el ex rector de la universidad Nacional le robó su ideario político, una monumental estupidez, no imagino al candidato verde calcando ninguna propuesta.
Su panorama no está muy claro, el Uribismo la tilda de desleal y conseguiría muy poco al llegar a la candidatura de Santos. Su única salida, sería buscar refugio en los verdes, pero ¿cómo llegar a una campaña que le copió la propuesta? y además, lo que les gusta a los conservadores es que le ofrezcan participación y esta nueva fuerza, hace política de otra forma, es el resultado de haber jugado a varias bandas, secundada por Juan Gabriel Uribe, un jefe de debate poco carismático y muy radical en sus conceptos, que únicamente se mueve por conveniencias coyunturales y que no le aportó mucho a la ex embajadora en su intención de llegar a la presidencia.

[email protected]

Columnista
25 abril, 2010

Noemí, en caída libre

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Por: Jacobo Solano Cerchiaro Hace varios meses titulé una columna: A Noemí no le alcanza para ser presidente, y recibí muchos correos objetando y desaprobando mi postura, al descalificar esa aspiración. Para verdades el tiempo, por ahora nada parece detener la caída en picada de esta candidata, que no logró encontrar el discurso adecuado para […]


Por: Jacobo Solano Cerchiaro

Hace varios meses titulé una columna: A Noemí no le alcanza para ser presidente, y recibí muchos correos objetando y desaprobando mi postura, al descalificar esa aspiración. Para verdades el tiempo, por ahora nada parece detener la caída en picada de esta candidata, que no logró encontrar el discurso adecuado para llegarle a los colombianos, ni tampoco, ubicarse dentro de su mismo partido como una verdadera líder.
Su carrera política ha estado llena de bandazos y así se ha manejado luego de dejar la embajada en Londres para lanzar su candidatura, que más parece un barco sin brújula, ya no se muestra como la mujer independiente del 2002, sino que está más proclive a la politiquería, a la tajada y todas esas artimañas que no le gustan a la gente. La situación es complicada, se avecina una retirada de la fuerza parlamentaria, que prevé la posibilidad de perder el botín burocrático y como buenos conservadores, acostumbrados a vivir de otros gobiernos, no están dispuestos a quedar por fuera del próximo. Para despejar la razón del desplome de Noemí, es necesario mencionar a su antiguo antagonista, el ilustre ex presidente, Andrés Pastrana, que después se convirtió en su gran amigo  y mentor, y al caguanizar su campaña, alejó cualquier apoyo de una franja grande de electores que no olvida los horrores de esa época.
Noemí, maneja un estilo muy agresivo hacia sus contradictores, que no le permite realizar alianzas o acercamientos, como ocurrió recientemente con Uribito, a quien calificó de vulgar ladrón y el ex ministro de agricultura hábilmente se valió de ese comentario, para no apoyarla, lo mismo está haciendo con Juan Manuel Santos. Sus intervenciones en los debates televisivos no han sido las mejores; en el de RCN, fue muy superficial, no supo aprovechar su espacio para plantear propuestas y llegarle al público de forma seductora, en especial a las mujeres; y en el de Caracol, por atacar a Santos terminó envuelta en un corrillo de chismes con el director del Sena, que la hizo quedar muy mal, dejó en el ambiente la impresión de una mujer lenguaraz e intrigante. Indignada, se fue lance en ristre contra Antanas Mockus, apuntando que el ex rector de la universidad Nacional le robó su ideario político, una monumental estupidez, no imagino al candidato verde calcando ninguna propuesta.
Su panorama no está muy claro, el Uribismo la tilda de desleal y conseguiría muy poco al llegar a la candidatura de Santos. Su única salida, sería buscar refugio en los verdes, pero ¿cómo llegar a una campaña que le copió la propuesta? y además, lo que les gusta a los conservadores es que le ofrezcan participación y esta nueva fuerza, hace política de otra forma, es el resultado de haber jugado a varias bandas, secundada por Juan Gabriel Uribe, un jefe de debate poco carismático y muy radical en sus conceptos, que únicamente se mueve por conveniencias coyunturales y que no le aportó mucho a la ex embajadora en su intención de llegar a la presidencia.

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