El día 29 de mayo de mayo asistí a la invitación que me hiciera la Universidad Popular del Cesar para hacer parte de los panelistas que trataríamos el tema sobre el machismo en el vallenato, un tema que viene impulsando la psicóloga guajira Fabrina Acosta a través de su institución Evas y Adanes, la gran preparación y elocuencia que muestra esta joven mujer para tratar el tema del machismo hace que uno se involucre con ganas de ayudar a echar esta propuesta hacia adelante, lo del vallenato es un capitulo.

Fui invitado por ella para repetir el mismo evento en Villanueva el día 30 de mayo, allí estaría con las Evas: Eliana Gneco, Lucy Vidal, Carolina Celedón y María José Ospino. El empresario y periodista Ismael Fernández y mi persona seríamos los Adanes.

El día treinta de mayo me tocó asistir a los reconocimientos que la sociedad de autores y compositores Sayco haría al maestro Lisandro Meza Márquez, ‘El Rey’ ya no será más el rey sin corona pues el vicepresidente de la Fundación Festival Vallenato. Efraín ‘El Mono’ Quintero, anunció que en el marco del Festival el año entrante se le entregará la corona de rey vitalicio, cosa que regocijó a todos los presentes porque de esa forma se muestra que la Fundación entiende que su función no es contraria a nuestros valores e integración.

Mi compadre Rafael Manjarrez miembro, del consejo directivo de Sayco, me informó que yo haría entrega de la máxima distinción que otorga Sayco al maestro y antes de subir al estrado de la Universidad recibí una llamada de César Augusto Celedón, un amigo de más de cuarenta años, paisano mío:- ¡Aló! ¡Rosendo tú si eres bien desagradecido! ¡César! ¿Por qué me dices eso? Tú vas a realizar un evento aquí en Villanueva y no me invitaste, tú sabes que yo escribo mejor que tú, a mí me lee fulano, zutano, mengano, gente importante, como es posible que hagas un evento y no me tengas en cuenta, hasta aquí llega nuestra amistad-. Colgó. No me dio tiempo de decirle yo tan solo soy un invitado.

Casi de inmediato llamaron a los directivos de Sayco para hacer la entrega de la máxima distinción y de un cheque de cinco millones al maestro Lisandro, al pasar por la primera fila de asientos me tomó por la mano la socióloga Rut Ariza y me dijo: “Me gusta como escribes, yo te leo”, esas palabras ya no me dejaron sentir más el piso bajo mis pies ¡Ella! la que tanto admiro por su prudencia y precisión en el dato, Dios que grande eres.