El choque de trenes entre dos organismos de control en el departamento del Cesar, vuelve a poner en escena la ineficiente gestión de estas entidades. La Procuradora Regional del Cesar, María Antonia Orozco Durán, destituyó e inhabilitó por 12 años a la contralora municipal de Valledupar, Mercedes Vásquez. La segunda no acepta el fallo y […]
El choque de trenes entre dos organismos de control en el departamento del Cesar, vuelve a poner en escena la ineficiente gestión de estas entidades. La Procuradora Regional del Cesar, María Antonia Orozco Durán, destituyó e inhabilitó por 12 años a la contralora municipal de Valledupar, Mercedes Vásquez. La segunda no acepta el fallo y acusa a la primera de “motivos oscuros” en tal decisión. El motivo de tal decisión son unos supuestos contratos irregulares que realizó la Contralora Municipal.
Sea cual sea la verdad –sin entrar en detalle de las explicaciones de cada una de las partes- aquí se debe analizar la eficiencia de los entes de control que actúan en el Cesar. Hace pocas semanas la organización Transparencia por Colombia dijo en su informe anual que preocupaban los riesgos de corrupción que existían en las entidades a las que les tocaba meter en cintura a los administradores del erario.
“Yo te acuso y tú me acusas” parece ser la moda entre las personas que representan a los organismos de control, cuando su norte debería ser un verdadero trabajo para vigilar a las entidades territoriales y descentralizadas a que están obligadas.
Mientras se distraen en acusarse, esas energías deberían usarse para hacer el verdadero trabajo que les corresponde. Si hay culpas, en este caso, se sabrá en una segunda y última instancia, pero mientras tanto lo único que se espera de estas funcionarias es que atiendan su misión y no descuiden lo fundamental.
En el último cuatrienio hemos sido testigo del bajo perfil de la Procuraduría en el Cesar, la invisibilidad del Contralor Departamental y los pañitos de agua tibia que pone la Contralora Municipal. ¿Hasta cuándo? ¿Será que todo está bien y no hay mucho trabajo para los entes de control?
Eso contradice los resultados del Índice de Transparencia por Colombia, que resultan preocupantes, más ahora cuando el país intenta caminar hacia la transición y se habla, si se da la firma del acuerdo entre el Gobierno y las Farc, de la creación de nuevas instituciones que se encargarán de ejecutar programas para la consecución de la paz en Colombia. Si las que hay no juegan totalmente limpio ¿cómo serán las que vienen?
El choque de trenes entre dos organismos de control en el departamento del Cesar, vuelve a poner en escena la ineficiente gestión de estas entidades. La Procuradora Regional del Cesar, María Antonia Orozco Durán, destituyó e inhabilitó por 12 años a la contralora municipal de Valledupar, Mercedes Vásquez. La segunda no acepta el fallo y […]
El choque de trenes entre dos organismos de control en el departamento del Cesar, vuelve a poner en escena la ineficiente gestión de estas entidades. La Procuradora Regional del Cesar, María Antonia Orozco Durán, destituyó e inhabilitó por 12 años a la contralora municipal de Valledupar, Mercedes Vásquez. La segunda no acepta el fallo y acusa a la primera de “motivos oscuros” en tal decisión. El motivo de tal decisión son unos supuestos contratos irregulares que realizó la Contralora Municipal.
Sea cual sea la verdad –sin entrar en detalle de las explicaciones de cada una de las partes- aquí se debe analizar la eficiencia de los entes de control que actúan en el Cesar. Hace pocas semanas la organización Transparencia por Colombia dijo en su informe anual que preocupaban los riesgos de corrupción que existían en las entidades a las que les tocaba meter en cintura a los administradores del erario.
“Yo te acuso y tú me acusas” parece ser la moda entre las personas que representan a los organismos de control, cuando su norte debería ser un verdadero trabajo para vigilar a las entidades territoriales y descentralizadas a que están obligadas.
Mientras se distraen en acusarse, esas energías deberían usarse para hacer el verdadero trabajo que les corresponde. Si hay culpas, en este caso, se sabrá en una segunda y última instancia, pero mientras tanto lo único que se espera de estas funcionarias es que atiendan su misión y no descuiden lo fundamental.
En el último cuatrienio hemos sido testigo del bajo perfil de la Procuraduría en el Cesar, la invisibilidad del Contralor Departamental y los pañitos de agua tibia que pone la Contralora Municipal. ¿Hasta cuándo? ¿Será que todo está bien y no hay mucho trabajo para los entes de control?
Eso contradice los resultados del Índice de Transparencia por Colombia, que resultan preocupantes, más ahora cuando el país intenta caminar hacia la transición y se habla, si se da la firma del acuerdo entre el Gobierno y las Farc, de la creación de nuevas instituciones que se encargarán de ejecutar programas para la consecución de la paz en Colombia. Si las que hay no juegan totalmente limpio ¿cómo serán las que vienen?