A medida que avanza el tiempo, cuando parece haber un mundo más sensible en el que podemos identificar lo que sucede en otras partes para ayudar, pareciera que en sentido contrario, perdiéramos nuestra capacidad de compasión y los odios, egoísmos, resentimientos y la falta de perdón consumieran cada día más a los seres humanos. Muchas […]
A medida que avanza el tiempo, cuando parece haber un mundo más sensible en el que podemos identificar lo que sucede en otras partes para ayudar, pareciera que en sentido contrario, perdiéramos nuestra capacidad de compasión y los odios, egoísmos, resentimientos y la falta de perdón consumieran cada día más a los seres humanos.
Muchas personas, presas del odio toman como mecanismo recurrente de venganza, destruir con ácido el rostro de otros; tristemente hay noticias de conductores que se golpean peleándose por un pasajero, hombres que queman su propia casa en un ataque de ira, personas tomando la justicia en sus propias manos para aplastar, destruir y con ello autodestruirse, presa de su propio odio.
La palabra de Dios nos dice en el libro de Colosenses 3:13-: Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones.
Mucha gente parece feliz de labios para afuera, pero en realidad guardan en su corazón, tristeza, odio, resentimiento, rencor y otros sentimientos que le quitan la tranquilidad, que le roban la paz cada vez que se proponen avanzar. La falta de perdón nos envuelve en un manto supremamente oscuro y nos pone a habitar en el aislamiento.
Perdonar es un mandato de Dios pero mucha gente no lo asume así porque aún su carne los domina, es decir, sus emociones, sus pasiones, su falta de tolerancia y su ego, que los hace sentirse mejor que otros, por lo tanto incapaces de dejar pasar por alto alguna ofensa. La palabra de Dios nos habla de la necesidad de que la paz de Cristo gobierne nuestras emociones.
La falta de perdón nos enfría, nos estanca y nos hace perder la conexión con Dios. Sin darnos cuenta caemos presa del odio y eso nos lleva al fracaso. Hay tanta gente que siente que le va mal en todo, en los negocios en el amor, con los hijos, sin darse cuenta que la causa está en la falta de perdón.
Conozco mucha gente cuyo enojo le ha durado más de 20 años y a pesar del paso del tiempo siguen odiando, se mantienen atados al rencor, eso los hace enfermar o los conecta al fracaso no sólo de ellos, sino de sus hijos y sus futuras generaciones. El enojo impide el perdón y te condena al sufrimiento.
@Oscararizadaza
A medida que avanza el tiempo, cuando parece haber un mundo más sensible en el que podemos identificar lo que sucede en otras partes para ayudar, pareciera que en sentido contrario, perdiéramos nuestra capacidad de compasión y los odios, egoísmos, resentimientos y la falta de perdón consumieran cada día más a los seres humanos. Muchas […]
A medida que avanza el tiempo, cuando parece haber un mundo más sensible en el que podemos identificar lo que sucede en otras partes para ayudar, pareciera que en sentido contrario, perdiéramos nuestra capacidad de compasión y los odios, egoísmos, resentimientos y la falta de perdón consumieran cada día más a los seres humanos.
Muchas personas, presas del odio toman como mecanismo recurrente de venganza, destruir con ácido el rostro de otros; tristemente hay noticias de conductores que se golpean peleándose por un pasajero, hombres que queman su propia casa en un ataque de ira, personas tomando la justicia en sus propias manos para aplastar, destruir y con ello autodestruirse, presa de su propio odio.
La palabra de Dios nos dice en el libro de Colosenses 3:13-: Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones.
Mucha gente parece feliz de labios para afuera, pero en realidad guardan en su corazón, tristeza, odio, resentimiento, rencor y otros sentimientos que le quitan la tranquilidad, que le roban la paz cada vez que se proponen avanzar. La falta de perdón nos envuelve en un manto supremamente oscuro y nos pone a habitar en el aislamiento.
Perdonar es un mandato de Dios pero mucha gente no lo asume así porque aún su carne los domina, es decir, sus emociones, sus pasiones, su falta de tolerancia y su ego, que los hace sentirse mejor que otros, por lo tanto incapaces de dejar pasar por alto alguna ofensa. La palabra de Dios nos habla de la necesidad de que la paz de Cristo gobierne nuestras emociones.
La falta de perdón nos enfría, nos estanca y nos hace perder la conexión con Dios. Sin darnos cuenta caemos presa del odio y eso nos lleva al fracaso. Hay tanta gente que siente que le va mal en todo, en los negocios en el amor, con los hijos, sin darse cuenta que la causa está en la falta de perdón.
Conozco mucha gente cuyo enojo le ha durado más de 20 años y a pesar del paso del tiempo siguen odiando, se mantienen atados al rencor, eso los hace enfermar o los conecta al fracaso no sólo de ellos, sino de sus hijos y sus futuras generaciones. El enojo impide el perdón y te condena al sufrimiento.
@Oscararizadaza