Un buen análisis el que hizo el Papa Francisco con motivo de la edición 49 de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebra hoy 17 de mayo el Vaticano. El llamado que hace a los medios de comunicación es muy importante -para tener en cuenta- en el entendido de que somos el mejor […]
Un buen análisis el que hizo el Papa Francisco con motivo de la edición 49 de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebra hoy 17 de mayo el Vaticano. El llamado que hace a los medios de comunicación es muy importante -para tener en cuenta- en el entendido de que somos el mejor canal para llegar a la familia, el punto de referencia.
Para la iglesia la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. “Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista”. También tienen claro que desde los medios de comunicación se puede obstaculizar o ayudar a la comunicación en la familia y entre familias. “La pueden obstaculizar si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio y de espera, olvidando que «el silencio es parte integrante de la comunicación. La pueden favorecer si ayudan a contar y compartir, a permanecer en contacto con quienes están lejos, a agradecer y a pedir perdón, a hacer posible una y otra vez el encuentro”.
Entendemos este papel y compartimos la responsabilidad que nos atañe en la construcción de sociedad, pero es un trabajo que no se puede hacer solo desde los medios de comunicación, ni desde la Iglesia. El trabajo para que haya una mejor comunicación, entendimiento, reconocimiento y aceptación entre las personas, requiere de un enlace social más fuerte, en el que no se quede por fuera ningún estamento.
Aceptamos el desafío que deja claro el Papa Francisco en su mensaje de la 49 Jornada Mundial de las Comunicaciones: volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información. Las reflexiones que vienen desde la iglesia católica –con el debido respeto del credo que profesen nuestros lectores- son muy válidas: “La información es importante pero no basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto”.
En esta coyuntura que vive el país estamos los medios de comunicación llamados a ser voceros de la reconciliación y la paz, especialmente si se logra la firma de la paz y se entra a la difícil etapa del posconflicto. Haremos todo lo posible por volver a aprender a narrar.
Un buen análisis el que hizo el Papa Francisco con motivo de la edición 49 de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebra hoy 17 de mayo el Vaticano. El llamado que hace a los medios de comunicación es muy importante -para tener en cuenta- en el entendido de que somos el mejor […]
Un buen análisis el que hizo el Papa Francisco con motivo de la edición 49 de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebra hoy 17 de mayo el Vaticano. El llamado que hace a los medios de comunicación es muy importante -para tener en cuenta- en el entendido de que somos el mejor canal para llegar a la familia, el punto de referencia.
Para la iglesia la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. “Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista”. También tienen claro que desde los medios de comunicación se puede obstaculizar o ayudar a la comunicación en la familia y entre familias. “La pueden obstaculizar si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio y de espera, olvidando que «el silencio es parte integrante de la comunicación. La pueden favorecer si ayudan a contar y compartir, a permanecer en contacto con quienes están lejos, a agradecer y a pedir perdón, a hacer posible una y otra vez el encuentro”.
Entendemos este papel y compartimos la responsabilidad que nos atañe en la construcción de sociedad, pero es un trabajo que no se puede hacer solo desde los medios de comunicación, ni desde la Iglesia. El trabajo para que haya una mejor comunicación, entendimiento, reconocimiento y aceptación entre las personas, requiere de un enlace social más fuerte, en el que no se quede por fuera ningún estamento.
Aceptamos el desafío que deja claro el Papa Francisco en su mensaje de la 49 Jornada Mundial de las Comunicaciones: volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información. Las reflexiones que vienen desde la iglesia católica –con el debido respeto del credo que profesen nuestros lectores- son muy válidas: “La información es importante pero no basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto”.
En esta coyuntura que vive el país estamos los medios de comunicación llamados a ser voceros de la reconciliación y la paz, especialmente si se logra la firma de la paz y se entra a la difícil etapa del posconflicto. Haremos todo lo posible por volver a aprender a narrar.