“Yo que me muero por ir y es mi deber quedarme”: Rafa Manjarrez. Contento, alborotado, ancho, legal y completo, como dice Paye Medina, recibí algunas invitaciones y boletas para asistir a algunas actividades durante el Festival Vallenato que como siempre exitosamente acaba de concluir en la ciudad de Valledupar, por ese motivo escogí, me almidonaron […]
“Yo que me muero por ir y es mi deber quedarme”: Rafa Manjarrez.
Contento, alborotado, ancho, legal y completo, como dice Paye Medina, recibí algunas invitaciones y boletas para asistir a algunas actividades durante el Festival Vallenato que como siempre exitosamente acaba de concluir en la ciudad de Valledupar, por ese motivo escogí, me almidonaron y guindé la ropita indicada para desplazarme hasta esa ciudad de gente cálida donde dejé muy buenas y buenos amigos.
No obstante, mi inicial entusiasmo, pudo más la nostalgia al pensar que no encontraría allá a Lolita mi hermana, mi guía folclórica quien me llevó de su mano ante muchos cultores y soñadores en la ciudad de los Santos Reyes, ya no está porque fue llamada al cielo por el Rey de Reyes, el Señor de Señores, el que todo lo puede, y no tengo la menor duda que las cosas en el Valle en los asuntos culturales sin ella ya no son igual, pues no fue en vano su gestión en las actividades cívicas, folclóricas y literarias durante toda una vida consagrada al servicio de los demás, incluidos más de veinte años como jefe de prensa del Festival siempre al pie de Consuelo Araujo Noguera.
Mientras preparaba el viaje, llegó ella a mi mente, siempre con solución para todo y dispuesta a hacer lo que tocara para que el folclor vallenato ocupara el lugar que le correspondía a nivel mundial, y producto de su esfuerzo y de su invento se organizaba cada año el Encuentro Mundial de Acordeones en el Valle, cuyo último certamen coordinó por internet desde la cama con su boca y sus manos maltratados por una quimioterapia brutal, también recordaba que para el Festival, si uno no encontraba cupo en los eventos o tenía inconvenientes ella solucionaba lo que fuera nada más con una llamada -no tengo dinero pero si amigos decía- y me aconsejaba en qué lugares me sentiría mejor, recordándola perdí las ganas de asistir, iré pero a visitarla en su última morada.
Este año, cuando fue evidente la invisibilización del Festival en los canales nacionales de televisión, me la imaginaba furiosa ante esa gravísima circunstancia, a lo cual creo que no le están prestando suficiente atención, reduciendo su cubrimiento en los noticieros a precarios comentarios en la sección de chismes de algunos noticieros y en las páginas de los periódicos nacionales unas cuantas líneas a las competencias y los participantes, mientras publican páginas enteras de los ilustres visitantes bailando y tomando Old Parr con sus criollos anfitriones, como si fueran más importantes que la fiesta.
No estaría mal un análisis autocritico para darse cuenta que a pesar de los avances que son innegables en cuanto a la infraestructura para el Festival, su respaldo económico y cada vez llegando artistas internacionales más famosos, se ha retrocedido y vamos como el cangrejo con relación a la importancia que merecen los que hacen la fiesta, que son los homenajeados, los concursantes y la música vallenata, porque cada vez la gente se entera menos de lo que allá sucede por la ausencia notoria de medios de comunicación para su cubrimiento, y por desconocimiento del tema de los pocos que desde allá transmiten y hacen reportería. Por ejemplo en Telecaribe, cuyos presentadores la noche de la final de acordeones y canción inédita (porque la piquería la desterraron) hablaron tanta locura e incoherencias que cuando anunciaron quién era el rey vallenato se les olvidó informar quienes ocuparon segundo y tercer lugar, así que los televidentes quedamos esperando la miel para los buñuelos.
Como decía Diomedes se las dejo ahí.
@Nene_AcostaM
“Yo que me muero por ir y es mi deber quedarme”: Rafa Manjarrez. Contento, alborotado, ancho, legal y completo, como dice Paye Medina, recibí algunas invitaciones y boletas para asistir a algunas actividades durante el Festival Vallenato que como siempre exitosamente acaba de concluir en la ciudad de Valledupar, por ese motivo escogí, me almidonaron […]
“Yo que me muero por ir y es mi deber quedarme”: Rafa Manjarrez.
Contento, alborotado, ancho, legal y completo, como dice Paye Medina, recibí algunas invitaciones y boletas para asistir a algunas actividades durante el Festival Vallenato que como siempre exitosamente acaba de concluir en la ciudad de Valledupar, por ese motivo escogí, me almidonaron y guindé la ropita indicada para desplazarme hasta esa ciudad de gente cálida donde dejé muy buenas y buenos amigos.
No obstante, mi inicial entusiasmo, pudo más la nostalgia al pensar que no encontraría allá a Lolita mi hermana, mi guía folclórica quien me llevó de su mano ante muchos cultores y soñadores en la ciudad de los Santos Reyes, ya no está porque fue llamada al cielo por el Rey de Reyes, el Señor de Señores, el que todo lo puede, y no tengo la menor duda que las cosas en el Valle en los asuntos culturales sin ella ya no son igual, pues no fue en vano su gestión en las actividades cívicas, folclóricas y literarias durante toda una vida consagrada al servicio de los demás, incluidos más de veinte años como jefe de prensa del Festival siempre al pie de Consuelo Araujo Noguera.
Mientras preparaba el viaje, llegó ella a mi mente, siempre con solución para todo y dispuesta a hacer lo que tocara para que el folclor vallenato ocupara el lugar que le correspondía a nivel mundial, y producto de su esfuerzo y de su invento se organizaba cada año el Encuentro Mundial de Acordeones en el Valle, cuyo último certamen coordinó por internet desde la cama con su boca y sus manos maltratados por una quimioterapia brutal, también recordaba que para el Festival, si uno no encontraba cupo en los eventos o tenía inconvenientes ella solucionaba lo que fuera nada más con una llamada -no tengo dinero pero si amigos decía- y me aconsejaba en qué lugares me sentiría mejor, recordándola perdí las ganas de asistir, iré pero a visitarla en su última morada.
Este año, cuando fue evidente la invisibilización del Festival en los canales nacionales de televisión, me la imaginaba furiosa ante esa gravísima circunstancia, a lo cual creo que no le están prestando suficiente atención, reduciendo su cubrimiento en los noticieros a precarios comentarios en la sección de chismes de algunos noticieros y en las páginas de los periódicos nacionales unas cuantas líneas a las competencias y los participantes, mientras publican páginas enteras de los ilustres visitantes bailando y tomando Old Parr con sus criollos anfitriones, como si fueran más importantes que la fiesta.
No estaría mal un análisis autocritico para darse cuenta que a pesar de los avances que son innegables en cuanto a la infraestructura para el Festival, su respaldo económico y cada vez llegando artistas internacionales más famosos, se ha retrocedido y vamos como el cangrejo con relación a la importancia que merecen los que hacen la fiesta, que son los homenajeados, los concursantes y la música vallenata, porque cada vez la gente se entera menos de lo que allá sucede por la ausencia notoria de medios de comunicación para su cubrimiento, y por desconocimiento del tema de los pocos que desde allá transmiten y hacen reportería. Por ejemplo en Telecaribe, cuyos presentadores la noche de la final de acordeones y canción inédita (porque la piquería la desterraron) hablaron tanta locura e incoherencias que cuando anunciaron quién era el rey vallenato se les olvidó informar quienes ocuparon segundo y tercer lugar, así que los televidentes quedamos esperando la miel para los buñuelos.
Como decía Diomedes se las dejo ahí.
@Nene_AcostaM