Ahora que por diligencias personales estuvimos visitando Manizales la hermosa capital del Departamento de Caldas, quedamos gratamente impresionados por lo ordenado de su tránsito automotor, muy poco se utiliza el pito, se respetan las normas, y no porque haya un policía en cada esquina, la ciudad es muy aseada, la gente es amable con el visitante y cuenta con una óptima malla vial, amén de un clima maravilloso, que hace muy placentera la estadía. La actividad del volcán, se asume aquí como algo normal, muy a pesar de la alerta verde. Pero quizá lo que más impacta es el transporte vía cable aéreo. Tuvimos la oportunidad de subirnos en uno de ellos, que nos condujo, en cosa de cinco minutos, a un municipio cercano de nombre Villa María. De inmediato pensé en la posibilidad, a mediano plazo, de hacer uno para Valledupar, que conectara con los municipios de La Paz y Manaure. Sería un transporte público planificado, regulado y con infraestructura suministrada por el Estado, pero en manos de operadores privados. Quedaría el municipio de La Paz, a unos ocho minutos aproximadamente, cumpliéndose de esta manera, el sueño de Pepe Castro, de hacer más próximo el vecino municipio de La Paz y Manaure, pero a un costo muy inferior de lo que representaría por vía terrestre.

La necesidad de un transporte urbano eficiente, ha dado lugar a modalidades informales, tales como el mototaxismo, que además de inseguro, contribuye a la contaminación ambiental, y que hasta ahora, con el ingreso de nuevas empresas de transporte urbano, junto con medidas de restricción policiva, se ha logrado paliar, que no solucionar, el problema. En este orden de ideas, las nuevas alternativas en materia de transporte deben propender, entre otras cosas, por ser amigables con el medio ambiente, económicas para los usuarios, y con niveles óptimos de seguridad y eficiencia.

El cable aéreo Valledupar-La Paz- Manaure, podría financiarse por la Gobernación del Cesar y La Nación, previo estudio de factibilidad, sostenibilidad, impacto ambiental etc. Utilizaría una tecnología limpia, como lo es la Energía Eléctrica, que implica ahorro de combustible y reducción de emisiones de gases contaminantes, con baja afectación del suelo, sin daño ecológico de las corrientes de agua, y que además significaría una ostensible mejora en la calidad de vida de los habitantes de estas poblaciones, pues tendrían ahorro de tiempo y reducción en costos de transporte, sin olvidar los indudables beneficios en generación de empleos directos, y los derivados del turismo. Pero no quisiera finalizar esta columna sin dar los agradecimientos, en nombre de mi familia y en el mío propio, a Vilma Echeverry y a su esposo Iván, lo mismo que a Mario Sanabria, su novia Carmen Teresa Escobar y a Monseñor Pablo Salas por sus innumerables atenciones.
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