Publicó, en 1981, Patrick Süskind, escritor alemán, Der Kontrabass, relato corto o short story, traducido al español como ‘El contrabajo’. Considero la traducción incorrecta porque el relato breve, no trata sobre el instrumento sino sobre el músico que toca tal instrumento, es decir, el contrabajista. No tratándose del instrumento sino del contrabajista, el relato no […]
Publicó, en 1981, Patrick Süskind, escritor alemán, Der Kontrabass, relato corto o short story, traducido al español como ‘El contrabajo’. Considero la traducción incorrecta porque el relato breve, no trata sobre el instrumento sino sobre el músico que toca tal instrumento, es decir, el contrabajista.
No tratándose del instrumento sino del contrabajista, el relato no es más que el monólogo del contrabajista que se considera el personaje más importante de la orquesta. Es más el contrabajista padece la frustración de ser un personaje que en la orquesta se encuentra en un tercer o cuarto plano. Por lo tanto, se amarga porque en una orquesta la gran estrella, que es él, es desconocida. Así, el contrabajista que se considera la figura central se percibe suplantado por el artista invitado, o bien por el violín concertino, que se cree la persona de mayor jerarquía después del director. A su vez el director no tiene ningún instrumento pero se gana todo el favor, la admiración y el aplauso del público.
A pesar de que el contrabajista toca el instrumento más grande de la orquesta y crea el horizonte musical no se le da importancia. De manera absurda el piccolo, el instrumento más pequeño que, cabe en el bolsillo de la camisa, tiene mayor favor en el público. La posición del contrabajista es catastrófica, hecho que lo lleva a tratar de solucionar el desconocimiento que se le hace con otra cerveza. A pesar de que el contrabajista produce la vibración al ser tocadas las cuatro cuerdas por el arco que se convierten en el tinglado musical, se olvida que el contrabajista puede pulsar las cuerdas con los dedos y producir el pizzicato.
El frustrado contrabajista ignora a los músicos de las cuerdas, vientos o percusión, etc. Desconoce que en una orquesta el instrumento más importante es la orquesta. Establece una ruptura entre las partes y el todo. La frustración consiste en enfatizar el egoísmo, la particularidad, hecho que conduce al atomismo. La noción de plasmación es desvirtuada por la tendencia a considerar que él es el músico más importante. Olvida el contrabajista que en una orquesta sinfónica cada parte existe sólo mediante las demás, de igual modo que la orquesta sinfónica es solo en consideración con los demás músicos. Es decir que pensarse como instrumentista no basta, sino que la orquesta filarmónica ha de ser pensada como una totalidad, de tal modo que no puede concebirse un músico como parte separada del todo. De esta manera la orquesta filarmónica encierra una unidad plasmadora.
Cuando el individuo tiende al aislamiento, y tiene la tendencia a encerrarse, desconociendo a los otros, olvida la finalidad que solo se realiza en la totalidad.
avendañ[email protected]
Publicó, en 1981, Patrick Süskind, escritor alemán, Der Kontrabass, relato corto o short story, traducido al español como ‘El contrabajo’. Considero la traducción incorrecta porque el relato breve, no trata sobre el instrumento sino sobre el músico que toca tal instrumento, es decir, el contrabajista. No tratándose del instrumento sino del contrabajista, el relato no […]
Publicó, en 1981, Patrick Süskind, escritor alemán, Der Kontrabass, relato corto o short story, traducido al español como ‘El contrabajo’. Considero la traducción incorrecta porque el relato breve, no trata sobre el instrumento sino sobre el músico que toca tal instrumento, es decir, el contrabajista.
No tratándose del instrumento sino del contrabajista, el relato no es más que el monólogo del contrabajista que se considera el personaje más importante de la orquesta. Es más el contrabajista padece la frustración de ser un personaje que en la orquesta se encuentra en un tercer o cuarto plano. Por lo tanto, se amarga porque en una orquesta la gran estrella, que es él, es desconocida. Así, el contrabajista que se considera la figura central se percibe suplantado por el artista invitado, o bien por el violín concertino, que se cree la persona de mayor jerarquía después del director. A su vez el director no tiene ningún instrumento pero se gana todo el favor, la admiración y el aplauso del público.
A pesar de que el contrabajista toca el instrumento más grande de la orquesta y crea el horizonte musical no se le da importancia. De manera absurda el piccolo, el instrumento más pequeño que, cabe en el bolsillo de la camisa, tiene mayor favor en el público. La posición del contrabajista es catastrófica, hecho que lo lleva a tratar de solucionar el desconocimiento que se le hace con otra cerveza. A pesar de que el contrabajista produce la vibración al ser tocadas las cuatro cuerdas por el arco que se convierten en el tinglado musical, se olvida que el contrabajista puede pulsar las cuerdas con los dedos y producir el pizzicato.
El frustrado contrabajista ignora a los músicos de las cuerdas, vientos o percusión, etc. Desconoce que en una orquesta el instrumento más importante es la orquesta. Establece una ruptura entre las partes y el todo. La frustración consiste en enfatizar el egoísmo, la particularidad, hecho que conduce al atomismo. La noción de plasmación es desvirtuada por la tendencia a considerar que él es el músico más importante. Olvida el contrabajista que en una orquesta sinfónica cada parte existe sólo mediante las demás, de igual modo que la orquesta sinfónica es solo en consideración con los demás músicos. Es decir que pensarse como instrumentista no basta, sino que la orquesta filarmónica ha de ser pensada como una totalidad, de tal modo que no puede concebirse un músico como parte separada del todo. De esta manera la orquesta filarmónica encierra una unidad plasmadora.
Cuando el individuo tiende al aislamiento, y tiene la tendencia a encerrarse, desconociendo a los otros, olvida la finalidad que solo se realiza en la totalidad.
avendañ[email protected]