Me parece que me deslizo por la patineta de volver al futuro cuando leo La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial; primero porque dicha obra fue publicado en 1952 y, luego, porque Robert West, el autor bosqueja la explotación de oro, plata y esmeraldas, durante los 300 años que encierran la presencia […]
Me parece que me deslizo por la patineta de volver al futuro cuando leo La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial; primero porque dicha obra fue publicado en 1952 y, luego, porque Robert West, el autor bosqueja la explotación de oro, plata y esmeraldas, durante los 300 años que encierran la presencia del imperio español, por esto pagos. Para esa entonces, las regiones mineras se encontraban en el distrito de Popayán, las tierras bajas del Pacífico, las minas de Antioquia, en la hoya del Magdalena, en la Cordillera Oriental.
La minería necesitaba producción de alimentos. Como el aprovisionamiento era difícil, los campamentos debían disponer de tiempo y mano de obra para producir alimentos. Además las técnicas de la minería aurífera no eran otras que las indígenas, dado que los españoles que llegaron al Nuevo Mundo carecían de un entrenamiento apropiado para la minería.
Con la patineta de volver al futuro me deslizo al presente. Me encuentro con que la minería de hoy ya no se queda en la explotación de oro, plata y piedras preciosas. Se ha ampliado su espectro, pues por el costillar de las tres cordilleras, al mismo tiempo que en las llanuras se ha extendido la explotación con técnicas modernas, y con la importación de alimentos.
La patineta me lleva a los tiempos coloniales que se parecen al presente, dado que el pasado cobra actualidad en la minería. Más cuando viajo al futuro no sé por qué la patineta -a pesar de que la programo- me lleva una vez más al pasado colonial. Me encuentro en las universidades de la Nueva Granada. Por aquellos tiempos los centros de educación superior pertenecían a las comunidades religiosas. Al llegar a 1605, asisto a la fundación del Colegio San Bartolomé, cuando voy a 1623, los jesuitas abren la Universidad Javeriana, sí avanzó a 1626 puedo asistir a la Universidad Santo Tomás, y cuando tecleo los números 1-6-5-4 me traslado a la Universidad del Rosario y los colegios seminarios de Popayán, Tunja y Cartagena. Más todas estas instituciones eran de carácter privado, dirigidas por las comunidades religiosas, (las universidades públicas se crean con el nacimiento de la república). Pero al volver al presente vuelvo a tiempos coloniales, en los cuales estudiar no era un derecho sino un servicio o un privilegio, porque la tendencia es impulsar la universidad privada y dejar a un lado la universidad pública.
Por: Silvio Avendaño C.
Me parece que me deslizo por la patineta de volver al futuro cuando leo La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial; primero porque dicha obra fue publicado en 1952 y, luego, porque Robert West, el autor bosqueja la explotación de oro, plata y esmeraldas, durante los 300 años que encierran la presencia […]
Me parece que me deslizo por la patineta de volver al futuro cuando leo La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial; primero porque dicha obra fue publicado en 1952 y, luego, porque Robert West, el autor bosqueja la explotación de oro, plata y esmeraldas, durante los 300 años que encierran la presencia del imperio español, por esto pagos. Para esa entonces, las regiones mineras se encontraban en el distrito de Popayán, las tierras bajas del Pacífico, las minas de Antioquia, en la hoya del Magdalena, en la Cordillera Oriental.
La minería necesitaba producción de alimentos. Como el aprovisionamiento era difícil, los campamentos debían disponer de tiempo y mano de obra para producir alimentos. Además las técnicas de la minería aurífera no eran otras que las indígenas, dado que los españoles que llegaron al Nuevo Mundo carecían de un entrenamiento apropiado para la minería.
Con la patineta de volver al futuro me deslizo al presente. Me encuentro con que la minería de hoy ya no se queda en la explotación de oro, plata y piedras preciosas. Se ha ampliado su espectro, pues por el costillar de las tres cordilleras, al mismo tiempo que en las llanuras se ha extendido la explotación con técnicas modernas, y con la importación de alimentos.
La patineta me lleva a los tiempos coloniales que se parecen al presente, dado que el pasado cobra actualidad en la minería. Más cuando viajo al futuro no sé por qué la patineta -a pesar de que la programo- me lleva una vez más al pasado colonial. Me encuentro en las universidades de la Nueva Granada. Por aquellos tiempos los centros de educación superior pertenecían a las comunidades religiosas. Al llegar a 1605, asisto a la fundación del Colegio San Bartolomé, cuando voy a 1623, los jesuitas abren la Universidad Javeriana, sí avanzó a 1626 puedo asistir a la Universidad Santo Tomás, y cuando tecleo los números 1-6-5-4 me traslado a la Universidad del Rosario y los colegios seminarios de Popayán, Tunja y Cartagena. Más todas estas instituciones eran de carácter privado, dirigidas por las comunidades religiosas, (las universidades públicas se crean con el nacimiento de la república). Pero al volver al presente vuelvo a tiempos coloniales, en los cuales estudiar no era un derecho sino un servicio o un privilegio, porque la tendencia es impulsar la universidad privada y dejar a un lado la universidad pública.
Por: Silvio Avendaño C.