Fundeportes es una escuela de fútbol que crearon dos mujeres en la urbanización Nando Marín para subsanar la ausencia del deporte en ese sector y mostrarle una forma de progresar a los más pequeños.
Más allá de los problemas que a diario tienen que afrontar los habitantes de la urbanización Nando Marín en Valledupar, hay personas que piensan cómo cambiar de alguna forma el estado de ánimo de sus habitantes y apuntarle a mejorar la situación del sector. Es el caso de la ex futbolista Giseth Paola Rosado y la ama de casa Enis Córdoba González quienes se han dedicado al 55% de los residentes de esa localidad, es decir a los niños.
Hace dos años y medio, ambas iniciaron este proyecto que ahora alberga a 90 niños. “Recuerdo que mi hijo me pidió dinero para ingresar en un club, le dije que no teníamos recursos para eso. Mis otros dos hijos también querían y los tres estaban tristes por no poder ingresar a un plantel de fútbol. Entonces decidí apoyarlos, hice mi propio equipo para los niños más vulnerables y se fueron sumando hasta llegar a una escuela”, afirmó Enis Córdoba.
El viento sopla y a veces deja caer los palos que se asimilan como arcos en la zona de la ‘primera piedra’ de esa urbanización. Cuando el reloj marca las 8:00 de la mañana, es hora de entrenar al primer grupo que estudia en horas de la tarde, y a las 4:00 de la tarde practican los que reciben clases en el colegio temprano. De 6:00 a 8:30 de la noche, el turno es para la categoría abierta masculina y femenina.
De esta forma el tiempo de esta ama de casa es poco para sus quehaceres del hogar. Lo ha tomado como un trabajo sin remuneración y todo por ver felices los rostros de los niños que hacen parte de la escuela.
“Este proyecto lo iniciamos buscando una respuesta de la sociedad, por la parte más vulnerables en este municipio. Además trabajamos para ayudarles a los niños a alejarse de malos hábitos, para nadie es un secreto que muchos de los que viven aquí han pasado por problemas como el desplazamiento” aseguró Giseth Paola.
Los niños actualmente sufren por la separación de sus padres, porque a veces no tienen con qué comer o uno de sus padres tiene problemas de convivencia. Sin embargo la principal meta es cambiar la mentalidad de los pequeños para que vean que pueden sobresalir en la vida a través del deporte, para alejarlos de esas contrariedades.
“Más que enseñarle a patear el balón, queremos mejorar a la persona” concluyó.
¿Qué necesitan?
Actualmente en Fundeportes se manejan seis categorías: benjamín, teteros, preinfantil, infantil, juvenil y abierta. Con esos niños han participado en varios eventos municipales.
En 2014 ganaron el título de la categoría 99 del Torneo Convivencia y Paz. Ahora participan en el Torneo de Fútbol Arena que organiza Indupal. Sin embargo tienen más limitaciones que los demás participantes.
Según las entrenadoras, muchos niños no asisten a los partidos porque sus padres no tienen cómo aportar para el transporte. Esto los tiene muy tristes, pero lo peor del caso es que otros eligen transportarse en bicicletas desde el barrio Nuevo Milenio, Urbanización Nando Marín y otras localidades hasta la cancha de arena ubicada en Indupal. Claramente es un peligro por su corta edad y lo largo del recorrido.
Otro de los inconvenientes es la carencia de implementos para realizar los entrenamientos. Lo poco que tienen lo han conseguido con sacrificio. Les faltan arcos, un mejor escenario, balones, uniformes, entre otros.
El pasado 28 de diciembre mientras entrenaban, una buseta pasó a alta velocidad y les dañó el balón. La situación tenía preocupada a la entrenadora porque pensó que quizás no hubiera sido el esférico sino un niño. Están expuestos diariamente al peligro y por ello piden ayuda.
“Encontramos personas que nos auxilian, ojalá existieran más para minimizar la violencia. Porque cada niño que decide formarse bien con el deporte, es un hombre que no escogerá el mal camino ni le hará daño a una sociedad”, explicó Rosado.
El PILÓN contactó al director (e) de Indupal José David Miranda para que se pronunciara al respecto y éste se comprometió a ayudar a la escuela de la urbanización Nando Marín:
“Tenemos poco en Indupal, pero me comprometo a entregar cuatro balones a estos niños, unas camisillas que pueden servir como petos, platillos y conos para que puedan realizar un buen entrenamiento. Además tenemos unos tubos de la Secretaría General que podríamos arreglar para hacerles unos arcos”.
También indicó que la urbanización Nando Marín es uno de los puntos en que iniciarán trabajos sociales-deportivos este año y que buscará otra manera de socorrer a los integrantes de este proyecto.
El primer jugador que sale
Víctor Daniel Vásquez Tundeno de 16 años, es el primer joven de esta escuela llamado a pertenecer en un club de Cartagena. Piedad Arrollo del club San José de la ciudad ‘amurallada’ estuvo el mes de diciembre en Valledupar haciendo veedurías y le gustó el estilo de este volante vallenato por lo que le ofreció beca y estadía en esa ciudad si hace parte de su club.
“A mí me gusta jugar fútbol por eso estoy muy emocionado. Ahora en el Sudamericano vi a Harlan Barrera y me gustó mucho, quiero ser como él” manifestó el joven que cursa 11 grado en Colegio Alfonso María Cotes.
Así como Víctor, muchos pequeños sueñan con ser grandes en el mundo del balompié, es el caso de Númar Arenas Lobos quien hace parte de esta escuela y valora el esfuerzo que hacen las mujeres que la dirigen:
“Yo vivo en Nando Marín con mi papá y dos hermanos, cuando vamos a jugar me siento bien, y pienso en mejores cosas para mí y la familia, mi sueño es llegar a un equipo grande”.
El día en que se reunieron los integrantes de Fundeporte para la fotografía de la escuela, sólo se reflejaban rostros de felicidad. Esto es sinónimo de que se puede cambiar la mentalidad de las personas. Más allá de brindar un rato de esparcimiento, se está creando una manera diferente de ver la vida en estos niños que son los hombres que formarán la sociedad en las próximas generaciones. Por eso se buscan a más personas que apoyen esta labor y más interesados en hacer lo mismo desde sus hogares, desde sus localidades para emprender una mejor convivencia y cosechar mejores personas para el mañana.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
[email protected]
Fundeportes es una escuela de fútbol que crearon dos mujeres en la urbanización Nando Marín para subsanar la ausencia del deporte en ese sector y mostrarle una forma de progresar a los más pequeños.
Más allá de los problemas que a diario tienen que afrontar los habitantes de la urbanización Nando Marín en Valledupar, hay personas que piensan cómo cambiar de alguna forma el estado de ánimo de sus habitantes y apuntarle a mejorar la situación del sector. Es el caso de la ex futbolista Giseth Paola Rosado y la ama de casa Enis Córdoba González quienes se han dedicado al 55% de los residentes de esa localidad, es decir a los niños.
Hace dos años y medio, ambas iniciaron este proyecto que ahora alberga a 90 niños. “Recuerdo que mi hijo me pidió dinero para ingresar en un club, le dije que no teníamos recursos para eso. Mis otros dos hijos también querían y los tres estaban tristes por no poder ingresar a un plantel de fútbol. Entonces decidí apoyarlos, hice mi propio equipo para los niños más vulnerables y se fueron sumando hasta llegar a una escuela”, afirmó Enis Córdoba.
El viento sopla y a veces deja caer los palos que se asimilan como arcos en la zona de la ‘primera piedra’ de esa urbanización. Cuando el reloj marca las 8:00 de la mañana, es hora de entrenar al primer grupo que estudia en horas de la tarde, y a las 4:00 de la tarde practican los que reciben clases en el colegio temprano. De 6:00 a 8:30 de la noche, el turno es para la categoría abierta masculina y femenina.
De esta forma el tiempo de esta ama de casa es poco para sus quehaceres del hogar. Lo ha tomado como un trabajo sin remuneración y todo por ver felices los rostros de los niños que hacen parte de la escuela.
“Este proyecto lo iniciamos buscando una respuesta de la sociedad, por la parte más vulnerables en este municipio. Además trabajamos para ayudarles a los niños a alejarse de malos hábitos, para nadie es un secreto que muchos de los que viven aquí han pasado por problemas como el desplazamiento” aseguró Giseth Paola.
Los niños actualmente sufren por la separación de sus padres, porque a veces no tienen con qué comer o uno de sus padres tiene problemas de convivencia. Sin embargo la principal meta es cambiar la mentalidad de los pequeños para que vean que pueden sobresalir en la vida a través del deporte, para alejarlos de esas contrariedades.
“Más que enseñarle a patear el balón, queremos mejorar a la persona” concluyó.
¿Qué necesitan?
Actualmente en Fundeportes se manejan seis categorías: benjamín, teteros, preinfantil, infantil, juvenil y abierta. Con esos niños han participado en varios eventos municipales.
En 2014 ganaron el título de la categoría 99 del Torneo Convivencia y Paz. Ahora participan en el Torneo de Fútbol Arena que organiza Indupal. Sin embargo tienen más limitaciones que los demás participantes.
Según las entrenadoras, muchos niños no asisten a los partidos porque sus padres no tienen cómo aportar para el transporte. Esto los tiene muy tristes, pero lo peor del caso es que otros eligen transportarse en bicicletas desde el barrio Nuevo Milenio, Urbanización Nando Marín y otras localidades hasta la cancha de arena ubicada en Indupal. Claramente es un peligro por su corta edad y lo largo del recorrido.
Otro de los inconvenientes es la carencia de implementos para realizar los entrenamientos. Lo poco que tienen lo han conseguido con sacrificio. Les faltan arcos, un mejor escenario, balones, uniformes, entre otros.
El pasado 28 de diciembre mientras entrenaban, una buseta pasó a alta velocidad y les dañó el balón. La situación tenía preocupada a la entrenadora porque pensó que quizás no hubiera sido el esférico sino un niño. Están expuestos diariamente al peligro y por ello piden ayuda.
“Encontramos personas que nos auxilian, ojalá existieran más para minimizar la violencia. Porque cada niño que decide formarse bien con el deporte, es un hombre que no escogerá el mal camino ni le hará daño a una sociedad”, explicó Rosado.
El PILÓN contactó al director (e) de Indupal José David Miranda para que se pronunciara al respecto y éste se comprometió a ayudar a la escuela de la urbanización Nando Marín:
“Tenemos poco en Indupal, pero me comprometo a entregar cuatro balones a estos niños, unas camisillas que pueden servir como petos, platillos y conos para que puedan realizar un buen entrenamiento. Además tenemos unos tubos de la Secretaría General que podríamos arreglar para hacerles unos arcos”.
También indicó que la urbanización Nando Marín es uno de los puntos en que iniciarán trabajos sociales-deportivos este año y que buscará otra manera de socorrer a los integrantes de este proyecto.
El primer jugador que sale
Víctor Daniel Vásquez Tundeno de 16 años, es el primer joven de esta escuela llamado a pertenecer en un club de Cartagena. Piedad Arrollo del club San José de la ciudad ‘amurallada’ estuvo el mes de diciembre en Valledupar haciendo veedurías y le gustó el estilo de este volante vallenato por lo que le ofreció beca y estadía en esa ciudad si hace parte de su club.
“A mí me gusta jugar fútbol por eso estoy muy emocionado. Ahora en el Sudamericano vi a Harlan Barrera y me gustó mucho, quiero ser como él” manifestó el joven que cursa 11 grado en Colegio Alfonso María Cotes.
Así como Víctor, muchos pequeños sueñan con ser grandes en el mundo del balompié, es el caso de Númar Arenas Lobos quien hace parte de esta escuela y valora el esfuerzo que hacen las mujeres que la dirigen:
“Yo vivo en Nando Marín con mi papá y dos hermanos, cuando vamos a jugar me siento bien, y pienso en mejores cosas para mí y la familia, mi sueño es llegar a un equipo grande”.
El día en que se reunieron los integrantes de Fundeporte para la fotografía de la escuela, sólo se reflejaban rostros de felicidad. Esto es sinónimo de que se puede cambiar la mentalidad de las personas. Más allá de brindar un rato de esparcimiento, se está creando una manera diferente de ver la vida en estos niños que son los hombres que formarán la sociedad en las próximas generaciones. Por eso se buscan a más personas que apoyen esta labor y más interesados en hacer lo mismo desde sus hogares, desde sus localidades para emprender una mejor convivencia y cosechar mejores personas para el mañana.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
[email protected]