Buena la campaña que lidera el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible con el apoyo de las empresas afiliadas a la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos (Andesco) para disminuir los efectos del intenso verano que se supone afectará al país.

El llamado que hace el Ministerio y las empresas de toda Colombia, entre esas Emdupar, la nuestra, es a hacer un uso responsable del agua, un propósito que debería ser parte de la cotidianidad de los usuarios, pero que infortunadamente no se cumple. Actualmente, la premisa es invertida, no se usa responsablemente el agua que llega a los hogares porque se abusa en el riego de jardines, lavado de terrazas y vehículos, entre otros quehaceres.
Valledupar que según la Comisión Reguladora de Agua (CRA) es una de las ciudades más derrochadoras de agua, entre 21, esta vez le va bien en el informe comparativo entre las ciudades intermedias de la Red de Ciudades Cómo Vamos, en el que aparece como una de las que menor consumo tuvo por cada habitante. No quiere decir ello que no haya que seguir con el trabajo incansable de recordar a la comunidad la necesidad de asumir una actitud diferente frente a la utilización del preciado líquido.

Los vallenatos no lo están haciendo mal. Están haciendo buen uso del recurso hídrico que nos llega del río Guatapurí, luego de pasar por la planta de tratamiento; sin embargo, no hay que bajar la guardia, hay que seguir cerrando la llave a los usos desmedidos de agua y para ello está la empresa de servicios públicos.

Durante el año 2013, en las grandes ciudades de Colombia cada habitante consumió, en promedio, 101 litros de agua potable al día. Los consumos de Bogotá y Cartagena son los menores y los de Cali y Medellín son los mayores. Mientras que en el grupo de ciudades intermedias los ciudadanos consumieron en promedio 95 litros de agua potable por día. En Ibagué y Pereira se registraron los mayores consumos y en Yumbo y Valledupar se registraron los menores valores.

Este indicador hay que mantenerlo. ¿Cómo? Dándole un descanso al agua, acatando los consejos que nos dan las entidades encargadas de reforzar la conciencia ambiental, poniendo cada persona de su parte.
En la ciudad ni en la región aún se siente el rigor de la sequía, que según las autoridades ambientales tendría su pico entre febrero y marzo, situación que generaría el desabastecimiento de agua, la disminución de los niveles de los ríos, incendios forestales, heladas y la disminución de los embalses.
Nada de esto ha pasado y si no pasa mejor. Mientras tanto invitamos a la ciudadanía “darle un descanso al agua”.