En medio de la peor crisis humanitaria en la historia de Venezuela, hay un grupo de personas que están pasando peor que los propios venezolanos, los colombianos, en gran número, hace años migraron, buscando mejores opciones y, hoy, con familias establecidas no saben qué hacer, si retornar, con lo que ello implica, o seguir afrontado […]
En medio de la peor crisis humanitaria en la historia de Venezuela, hay un grupo de personas que están pasando peor que los propios venezolanos, los colombianos, en gran número, hace años migraron, buscando mejores opciones y, hoy, con familias establecidas no saben qué hacer, si retornar, con lo que ello implica, o seguir afrontado todo tipo de atropellos por parte de las autoridades patriotas, manifiestas en exclusión, falta de oportunidades y un constante acoso para que abandonen el país.
El socialismo en medio del desespero, busca cualquier fórmula para solventar el caos y una de ellas es expulsar a extranjeros. Ya se suman muchas deportaciones, alguna propiciadas por redadas a indocumentados y otras sin justa causa; sin mencionar las infamias que soportan a diario en las colas para recibir los alimentos, en las cuales hay prelación para los venezolanos, a los colombianos los dejan de último y son constantemente humillados, incluso, marcados en la piel con plumones permanentes para tenerlos identificados, sus derechos están siendo vulnerados y se han vuelto constantes las arengas reclamándoles que regresen; en Venezuela, el sentimiento anticolombiano por Bolívar y Santander y el litigio de Los Monjes, siempre ha existido.
No obstante, desde que Hugo Chávez llegó al poder, se acentuó notablemente y se ha recrudecido aún más, en la era Maduro por su enfrentamiento con la derecha, representada en Álvaro Uribe, a quien relaciona constantemente con paramilitares y, con el mismo rasero, a todos los colombianos que están allá; se habla de colectivos que tiene como objetivo perseguirlos y los identifican como fascistas y paracos, desde el asesinato del diputado José Serra.
Acusados por contrabando, son muchos los compatriotas que han sido capturados con una pasta Colgate o una Harina Pan, sometidos a torturas y malos tratos en las cárceles donde pueden durar hasta seis meses mientras se aclara la situación, como ocurrió a una bacterióloga de La Guajira. En la frontera, empieza la discriminación, por parte de la Guardia al ver el pasaporte colombiano, la situación no mejora en cada alcabala de la vía que conduce de Maicao a Maracaibo, soborno tras soborno; lo mismo pasa en Cúcuta, con los comerciantes y en Arauca, con los lancheros.
Venezuela empeora cada día y por mucho optimismo que maneje el oficialismo, el régimen es insostenible; inflación del 63%, el desabastecimiento rondando el 80%, la inseguridad desbordada, el Chavismo fracturado y hablando de golpe de Estado, el precio del petróleo rumbo a los 40 dólares, el desempleo aumentando y un presidente como Maduro, que no le da la cara al pueblo y en vez de tomar medidas, sale de limosnero por el mundo; todos estos elementos convierten el escenario del vecino país, en una olla de presión que no se sabe cuándo explote, pero explotará y en medio, los colombianos, literalmente desprotegidos porque el presidente Santos y la canciller Holguín no asumen de verdad su defensa por miedo a que las retaliaciones repercutan en la mesa de La Habana. Triste, pero es la realidad de los colombianos en Venezuela, aunque más triste aún, el olvido de su Estado.
@JACOBOSOLANOC
En medio de la peor crisis humanitaria en la historia de Venezuela, hay un grupo de personas que están pasando peor que los propios venezolanos, los colombianos, en gran número, hace años migraron, buscando mejores opciones y, hoy, con familias establecidas no saben qué hacer, si retornar, con lo que ello implica, o seguir afrontado […]
En medio de la peor crisis humanitaria en la historia de Venezuela, hay un grupo de personas que están pasando peor que los propios venezolanos, los colombianos, en gran número, hace años migraron, buscando mejores opciones y, hoy, con familias establecidas no saben qué hacer, si retornar, con lo que ello implica, o seguir afrontado todo tipo de atropellos por parte de las autoridades patriotas, manifiestas en exclusión, falta de oportunidades y un constante acoso para que abandonen el país.
El socialismo en medio del desespero, busca cualquier fórmula para solventar el caos y una de ellas es expulsar a extranjeros. Ya se suman muchas deportaciones, alguna propiciadas por redadas a indocumentados y otras sin justa causa; sin mencionar las infamias que soportan a diario en las colas para recibir los alimentos, en las cuales hay prelación para los venezolanos, a los colombianos los dejan de último y son constantemente humillados, incluso, marcados en la piel con plumones permanentes para tenerlos identificados, sus derechos están siendo vulnerados y se han vuelto constantes las arengas reclamándoles que regresen; en Venezuela, el sentimiento anticolombiano por Bolívar y Santander y el litigio de Los Monjes, siempre ha existido.
No obstante, desde que Hugo Chávez llegó al poder, se acentuó notablemente y se ha recrudecido aún más, en la era Maduro por su enfrentamiento con la derecha, representada en Álvaro Uribe, a quien relaciona constantemente con paramilitares y, con el mismo rasero, a todos los colombianos que están allá; se habla de colectivos que tiene como objetivo perseguirlos y los identifican como fascistas y paracos, desde el asesinato del diputado José Serra.
Acusados por contrabando, son muchos los compatriotas que han sido capturados con una pasta Colgate o una Harina Pan, sometidos a torturas y malos tratos en las cárceles donde pueden durar hasta seis meses mientras se aclara la situación, como ocurrió a una bacterióloga de La Guajira. En la frontera, empieza la discriminación, por parte de la Guardia al ver el pasaporte colombiano, la situación no mejora en cada alcabala de la vía que conduce de Maicao a Maracaibo, soborno tras soborno; lo mismo pasa en Cúcuta, con los comerciantes y en Arauca, con los lancheros.
Venezuela empeora cada día y por mucho optimismo que maneje el oficialismo, el régimen es insostenible; inflación del 63%, el desabastecimiento rondando el 80%, la inseguridad desbordada, el Chavismo fracturado y hablando de golpe de Estado, el precio del petróleo rumbo a los 40 dólares, el desempleo aumentando y un presidente como Maduro, que no le da la cara al pueblo y en vez de tomar medidas, sale de limosnero por el mundo; todos estos elementos convierten el escenario del vecino país, en una olla de presión que no se sabe cuándo explote, pero explotará y en medio, los colombianos, literalmente desprotegidos porque el presidente Santos y la canciller Holguín no asumen de verdad su defensa por miedo a que las retaliaciones repercutan en la mesa de La Habana. Triste, pero es la realidad de los colombianos en Venezuela, aunque más triste aún, el olvido de su Estado.
@JACOBOSOLANOC