En Colombia los Jueces y Magistrados se nombran por el sistema de carrera. El Consejo Superior de la Judicatura que está en vía de extinción, a través de la Sala Administrativa, convocó a un concurso de méritos para proveer cargos de funcionarios de la Rama Judicial. El pasado domingo 7 del mes y año que […]
En Colombia los Jueces y Magistrados se nombran por el sistema de carrera. El Consejo Superior de la Judicatura que está en vía de extinción, a través de la Sala Administrativa, convocó a un concurso de méritos para proveer cargos de funcionarios de la Rama Judicial. El pasado domingo 7 del mes y año que avanza, se llevó a cabo en la Fase I del concurso la presentación de la denominada Prueba de Conocimiento y Prueba Psicotécnica.
La selección de la fecha fue algo extraña, adicionalmente se ´corrió la bola´ que previamente las preguntas ya circulaban por la compraventa de las mismas. La Universidad de Pamplona fue la entidad contratada para construir y aplicar las pruebas. Grave, gravísimo lo que se ha divulgado como operó la operación mercantilista respecto de una prueba que “aporta información para identificar aquellos candidatos cuyo perfil de aptitudes y competencias se aproximan en mayor grado al perfil esperado”. ¿Qué tal?
Menos mal que el fraude no empezó por la Costa, si no por algún sector del interior del país. En todo caso se encuentra bastante entredicha una prueba que tenía por objetivo “evaluar la capacidad e idoneidad para desempeñar con efectividad las funciones de un empleo”. ¡Qué horror!
Por otro lado pero en similar perspectiva, aunque nada nuevo se descubre se registra con bastante preocupación en los ámbitos judiciales, que viene in crescendo, la clonación inmisericorde de párrafos, segmentos, porciones de decisiones judiciales de las altas cortes, para ofrecerlas como propias por los Tribunales, Jueces y demás operadores judiciales. La Cortitis es nefasta porque se olvida adrede que el proceso judicial es una posición dialéctica de argumentar y contraargumentar, de probar y contraprobar.
Se pretende justificar la artificial maniobra -de la cada vez más escasa confrontamientos de planteamientos, de tesis y de argumentos, de fundamentación o motivación debida y adecuada de los proveídos judiciales- con la inaceptable afirmación de la existencia de un asfixiante volumen de expedientes que les corresponde a los jueces atender y evacuar prontamente. No hay tiempo para nada -dicen-.
Con el advenimiento del computador sin rubor clonan los párrafos las altas Cortes, los Tribunales, los Juzgados y los Fiscales Delegados. En ocasiones pretenden esforzar la artimaña, segmentando las frases, sin embargo, siempre aun en las entrelineas dejan la perceptible huella de la clonación. Por supuesto que más de las veces como no tienen tiempo de revisar el veredicto judicial, muchos párrafos notoriamente revelan en su materialidad que pertenecían a decisiones anteriores de ellos o de otros. El escenario: frente al computador bajar simultáneamente varios archivos, colocarlos en la barra inicio e ir mecánica y desordenadamente clonando párrafos con ayuda del puntero y el ennegrillado.
-¡Por Dios!- toda decisión judicial como condición de racionalidad, debe sustraerse de la arbitrariedad, del capricho y del subjetivismo del Juez o Magistrado. Y ella debe ser inexcusablemente fruto de reflexiones cuidadosas y ponderadas y, en su estructura metodológica que respete un trazado secuencial de los argumentos y en su esquema jurídico-formal, sin que se exija necesaria e irremediablemente a los integrantes del aparato judicial que han de hacer gala en cada determinación judicial de una excesiva versación o con espacios para ejercicios escolares o académicos.
-¡Qué miedo!- ahora en las sistemáticas orales las decisiones judiciales verbales expuestas atropellando la razón y la ponderación. -¡Que Dios nos tenga de su mano!-. Al concluir lectura de lo que se deja dicho por un amable lector operador de justicia, en su rostro se refleja un esbozo de sonrisa irónica en la comisura de los labios. Otros concluyen con una carcajada: ¡jajajaja!.
En Colombia los Jueces y Magistrados se nombran por el sistema de carrera. El Consejo Superior de la Judicatura que está en vía de extinción, a través de la Sala Administrativa, convocó a un concurso de méritos para proveer cargos de funcionarios de la Rama Judicial. El pasado domingo 7 del mes y año que […]
En Colombia los Jueces y Magistrados se nombran por el sistema de carrera. El Consejo Superior de la Judicatura que está en vía de extinción, a través de la Sala Administrativa, convocó a un concurso de méritos para proveer cargos de funcionarios de la Rama Judicial. El pasado domingo 7 del mes y año que avanza, se llevó a cabo en la Fase I del concurso la presentación de la denominada Prueba de Conocimiento y Prueba Psicotécnica.
La selección de la fecha fue algo extraña, adicionalmente se ´corrió la bola´ que previamente las preguntas ya circulaban por la compraventa de las mismas. La Universidad de Pamplona fue la entidad contratada para construir y aplicar las pruebas. Grave, gravísimo lo que se ha divulgado como operó la operación mercantilista respecto de una prueba que “aporta información para identificar aquellos candidatos cuyo perfil de aptitudes y competencias se aproximan en mayor grado al perfil esperado”. ¿Qué tal?
Menos mal que el fraude no empezó por la Costa, si no por algún sector del interior del país. En todo caso se encuentra bastante entredicha una prueba que tenía por objetivo “evaluar la capacidad e idoneidad para desempeñar con efectividad las funciones de un empleo”. ¡Qué horror!
Por otro lado pero en similar perspectiva, aunque nada nuevo se descubre se registra con bastante preocupación en los ámbitos judiciales, que viene in crescendo, la clonación inmisericorde de párrafos, segmentos, porciones de decisiones judiciales de las altas cortes, para ofrecerlas como propias por los Tribunales, Jueces y demás operadores judiciales. La Cortitis es nefasta porque se olvida adrede que el proceso judicial es una posición dialéctica de argumentar y contraargumentar, de probar y contraprobar.
Se pretende justificar la artificial maniobra -de la cada vez más escasa confrontamientos de planteamientos, de tesis y de argumentos, de fundamentación o motivación debida y adecuada de los proveídos judiciales- con la inaceptable afirmación de la existencia de un asfixiante volumen de expedientes que les corresponde a los jueces atender y evacuar prontamente. No hay tiempo para nada -dicen-.
Con el advenimiento del computador sin rubor clonan los párrafos las altas Cortes, los Tribunales, los Juzgados y los Fiscales Delegados. En ocasiones pretenden esforzar la artimaña, segmentando las frases, sin embargo, siempre aun en las entrelineas dejan la perceptible huella de la clonación. Por supuesto que más de las veces como no tienen tiempo de revisar el veredicto judicial, muchos párrafos notoriamente revelan en su materialidad que pertenecían a decisiones anteriores de ellos o de otros. El escenario: frente al computador bajar simultáneamente varios archivos, colocarlos en la barra inicio e ir mecánica y desordenadamente clonando párrafos con ayuda del puntero y el ennegrillado.
-¡Por Dios!- toda decisión judicial como condición de racionalidad, debe sustraerse de la arbitrariedad, del capricho y del subjetivismo del Juez o Magistrado. Y ella debe ser inexcusablemente fruto de reflexiones cuidadosas y ponderadas y, en su estructura metodológica que respete un trazado secuencial de los argumentos y en su esquema jurídico-formal, sin que se exija necesaria e irremediablemente a los integrantes del aparato judicial que han de hacer gala en cada determinación judicial de una excesiva versación o con espacios para ejercicios escolares o académicos.
-¡Qué miedo!- ahora en las sistemáticas orales las decisiones judiciales verbales expuestas atropellando la razón y la ponderación. -¡Que Dios nos tenga de su mano!-. Al concluir lectura de lo que se deja dicho por un amable lector operador de justicia, en su rostro se refleja un esbozo de sonrisa irónica en la comisura de los labios. Otros concluyen con una carcajada: ¡jajajaja!.