Por: Gustavo Cotez Medina Es paradójico que en plena crisis económica internacional, con un galopante desempleo y recortes en el gasto social en las economías más avanzadas del mundo, el mercado de las armas parece estar viviendo momentos de gloria. Lo curioso del caso es que la carrera armamentista se ha producido principalmente en los […]
Por: Gustavo Cotez Medina
Es paradójico que en plena crisis económica internacional, con un galopante desempleo y recortes en el gasto social en las economías más avanzadas del mundo, el mercado de las armas parece estar viviendo momentos de gloria.
Lo curioso del caso es que la carrera armamentista se ha producido principalmente en los países en desarrollo y en regiones donde la tensión está presente como Suramérica, Sureste Asiático, el norte del África y Oriente Próximo.
En América del Sur se evidencia un comportamiento de competencia en las adquisiciones de armas. Chile es el primer importador de la región y también se destacan las compras en Venezuela y Brasil. La política de seguridad democrática disparó el gasto de armas en Colombia. Vale la pena destacar el caso de Argentina que no aumenta sus compras y se limita a reemplazar los sistemas existentes.
Se afirma que Venezuela gastó en tres años más de 5.000 millones de dólares en armas, compradas especialmente a Rusia y España. Este panorama es inquietante para la región, especialmente para Colombia y los departamentos fronterizos con economías complementarias como El Cesar, La Guajira, Norte de Santander y Arauca.
Los cinco principales países proveedores de armas en el mundo son Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido que representan el 76% de este mercado. Le siguen, Holanda, Italia, España, Suecia y China. En el caso de los compradores de armas llaman la atención, China, India, Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, Grecia e Israel. De esta relación se puede concluir que a nivel mundial, a pesar de la crisis económica, el mercado de las armas convencionales sigue en auge y está creciendo.
Estos acuerdos de armas entre los dos países son un factor de preocupación para todos porque gran parte de ese equipamiento militar puede estar destinado a otros lugares en la región. A los Estados Unidos parece no importarle mucho los acuerdos entre Caracas y Moscú, pero se preguntan ¿qué necesidades de defensa legítimas tiene Venezuela para la compra de ese tipo de armas, tan sofisticadas y peligrosas?. Además, los dos países formalizaron acuerdos energéticos y de defensa, pero desde hace un tiempo están examinando la posibilidad de generar energía nuclear. Lo anterior son razones más que suficientes para que sus vecinos estemos expectantes y vigilantes.
Venezuela ya ha comprado armas a Rusia desde 2005 que incluyen más de 50 helicópteros, 24 aviones de combate, los famosos Sukhoi, y 100.000 fusiles de asalto Kalashnikov. Su presidente sacó el carrito de compras para ir al mercado… de armas.
El primer ministro de Rusia afirmó que Venezuela planea comprar nuevos armamentos por más de 5.000 millones de dólares y “las fuentes de financiación ya han sido determinadas en lo fundamental y concordadas con nuestros socios”. Como se puede apreciar, Venezuela se ha erigido en un importante cliente de la industria militar de Rusia.
Philip Crowley, Portavoz de Estados Unidos, añadió: “Podríamos pensar en mejores cosas en las que podrían invertir- esos millones de dólares- en beneficio del pueblo Venezolano”.
No somos jueces, pero el mandatario de ese país con tantas necesidades reales, no puede equivocarse en la definición de sus políticas y prioridades de desarrollo.
¡En Colombia estamos advertidos del peligro inminente, pero ya somos un país adulto y generador de confianza que hace rato se viste con pantalones largos!
[email protected]
Por: Gustavo Cotez Medina Es paradójico que en plena crisis económica internacional, con un galopante desempleo y recortes en el gasto social en las economías más avanzadas del mundo, el mercado de las armas parece estar viviendo momentos de gloria. Lo curioso del caso es que la carrera armamentista se ha producido principalmente en los […]
Por: Gustavo Cotez Medina
Es paradójico que en plena crisis económica internacional, con un galopante desempleo y recortes en el gasto social en las economías más avanzadas del mundo, el mercado de las armas parece estar viviendo momentos de gloria.
Lo curioso del caso es que la carrera armamentista se ha producido principalmente en los países en desarrollo y en regiones donde la tensión está presente como Suramérica, Sureste Asiático, el norte del África y Oriente Próximo.
En América del Sur se evidencia un comportamiento de competencia en las adquisiciones de armas. Chile es el primer importador de la región y también se destacan las compras en Venezuela y Brasil. La política de seguridad democrática disparó el gasto de armas en Colombia. Vale la pena destacar el caso de Argentina que no aumenta sus compras y se limita a reemplazar los sistemas existentes.
Se afirma que Venezuela gastó en tres años más de 5.000 millones de dólares en armas, compradas especialmente a Rusia y España. Este panorama es inquietante para la región, especialmente para Colombia y los departamentos fronterizos con economías complementarias como El Cesar, La Guajira, Norte de Santander y Arauca.
Los cinco principales países proveedores de armas en el mundo son Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido que representan el 76% de este mercado. Le siguen, Holanda, Italia, España, Suecia y China. En el caso de los compradores de armas llaman la atención, China, India, Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, Grecia e Israel. De esta relación se puede concluir que a nivel mundial, a pesar de la crisis económica, el mercado de las armas convencionales sigue en auge y está creciendo.
Estos acuerdos de armas entre los dos países son un factor de preocupación para todos porque gran parte de ese equipamiento militar puede estar destinado a otros lugares en la región. A los Estados Unidos parece no importarle mucho los acuerdos entre Caracas y Moscú, pero se preguntan ¿qué necesidades de defensa legítimas tiene Venezuela para la compra de ese tipo de armas, tan sofisticadas y peligrosas?. Además, los dos países formalizaron acuerdos energéticos y de defensa, pero desde hace un tiempo están examinando la posibilidad de generar energía nuclear. Lo anterior son razones más que suficientes para que sus vecinos estemos expectantes y vigilantes.
Venezuela ya ha comprado armas a Rusia desde 2005 que incluyen más de 50 helicópteros, 24 aviones de combate, los famosos Sukhoi, y 100.000 fusiles de asalto Kalashnikov. Su presidente sacó el carrito de compras para ir al mercado… de armas.
El primer ministro de Rusia afirmó que Venezuela planea comprar nuevos armamentos por más de 5.000 millones de dólares y “las fuentes de financiación ya han sido determinadas en lo fundamental y concordadas con nuestros socios”. Como se puede apreciar, Venezuela se ha erigido en un importante cliente de la industria militar de Rusia.
Philip Crowley, Portavoz de Estados Unidos, añadió: “Podríamos pensar en mejores cosas en las que podrían invertir- esos millones de dólares- en beneficio del pueblo Venezolano”.
No somos jueces, pero el mandatario de ese país con tantas necesidades reales, no puede equivocarse en la definición de sus políticas y prioridades de desarrollo.
¡En Colombia estamos advertidos del peligro inminente, pero ya somos un país adulto y generador de confianza que hace rato se viste con pantalones largos!
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