El diseño y construcción del país ha sido en la mayoría de las veces producto de la improvisación y de los momentos coyunturales: el fenómeno de la violencia, el desplazamiento, la falta de programación de las políticas públicas y los efectos que produce la corrupción hacen insuficientes los procedimientos administrativos basados en la planificación. El […]
El diseño y construcción del país ha sido en la mayoría de las veces producto de la improvisación y de los momentos coyunturales: el fenómeno de la violencia, el desplazamiento, la falta de programación de las políticas públicas y los efectos que produce la corrupción hacen insuficientes los procedimientos administrativos basados en la planificación.
El martes pasado, Gustavo Petro, alcalde de Bogotá, divulgó los estudios finales para el metro de la capital del país, la noticia contrastó con la preocupación por el costo de la obra: 15 billones de pesos. El anuncio no es novedoso, las expectativas en torno a esta megaobra se remontan al año de 1942, desde entonces han transcurrido 72 años y la capital del país sigue como la única del continente americano sin contar con este sistema de transporte, pese a los caóticos problemas de movilidad; el panorama es preocupante, transmilenio a menudo colapsa, gran parte de sus articulados han cumplido su vida útil, el ritmo de crecimiento de la ciudad es acelerado, mientras desacelera el avance de los proyectos, para 2016 tenía que estar completa la malla vial, es decir, 388 kilómetros de vías exclusivas para 20 troncales, solo 110 han sido construidos.
La implementación de sistemas de transporte público demanda construcción de vías, las cuales están circunscritas a nuestro marco legal en materia de contratación, sin embargo, la ambición conduce a la corrupción; y la ineptitud a descalabros financieros y de insostenibilidad como el acaecido con el metro de Medellín. Este no es el único caso, el túnel de la línea ejemplifica otro modelo de ineptitud, fallas de planificación y corrupción, con un invitado habitual: Inversionistas Españoles.
De nada sirven los anaqueles de la historia, conquistadores españoles saquearon al continente americano y no se registran inventos trascendentales para la humanidad de autoría del país europeo, sin embargo, los colombianos y otros países de la región seguimos actuando como súbditos pese a los registros históricos y a los malos resultados de las obras contratadas, no obstante, la senda continúa, la firma española Euroestudios estuvo a cargo de los diseños finales del metro para Bogotá junto con las empresas Idom y Cano Jiménez.
El próximo año cumple 20 años la primera administración del profesor Antanas Mockus, en sus gobiernos, Bogotá logró avanzar en Cultura Ciudadana, asimismo, en infraestructura con Enrique Peñaloza, posteriormente, las políticas públicas naufragaron por el populismo y por los casos de corrupción; actualmente, los enfrentamientos por ostentar el poder han limitado al gobierno de Gustavo Petro.
La capital del país debe recomponer su andamiaje político y administrativo para hacer realidad la propuesta del metro, con inversionistas que no sean españoles, en mi opinión bajo la figura de la concesión, teniendo en cuenta que acudir a la banca multilateral para apalancar los 15 billones hipotecaría el crecimiento de otros sectores sensibles para la ciudad, necesariamente, es apremiante el manejo transparente de los dineros públicos, y finalmente establecer un estudio financiero juicioso y garantista de la sostenibilidad con base en un cronograma cuantificable y medible.
@LuchoDiaz12
El diseño y construcción del país ha sido en la mayoría de las veces producto de la improvisación y de los momentos coyunturales: el fenómeno de la violencia, el desplazamiento, la falta de programación de las políticas públicas y los efectos que produce la corrupción hacen insuficientes los procedimientos administrativos basados en la planificación. El […]
El diseño y construcción del país ha sido en la mayoría de las veces producto de la improvisación y de los momentos coyunturales: el fenómeno de la violencia, el desplazamiento, la falta de programación de las políticas públicas y los efectos que produce la corrupción hacen insuficientes los procedimientos administrativos basados en la planificación.
El martes pasado, Gustavo Petro, alcalde de Bogotá, divulgó los estudios finales para el metro de la capital del país, la noticia contrastó con la preocupación por el costo de la obra: 15 billones de pesos. El anuncio no es novedoso, las expectativas en torno a esta megaobra se remontan al año de 1942, desde entonces han transcurrido 72 años y la capital del país sigue como la única del continente americano sin contar con este sistema de transporte, pese a los caóticos problemas de movilidad; el panorama es preocupante, transmilenio a menudo colapsa, gran parte de sus articulados han cumplido su vida útil, el ritmo de crecimiento de la ciudad es acelerado, mientras desacelera el avance de los proyectos, para 2016 tenía que estar completa la malla vial, es decir, 388 kilómetros de vías exclusivas para 20 troncales, solo 110 han sido construidos.
La implementación de sistemas de transporte público demanda construcción de vías, las cuales están circunscritas a nuestro marco legal en materia de contratación, sin embargo, la ambición conduce a la corrupción; y la ineptitud a descalabros financieros y de insostenibilidad como el acaecido con el metro de Medellín. Este no es el único caso, el túnel de la línea ejemplifica otro modelo de ineptitud, fallas de planificación y corrupción, con un invitado habitual: Inversionistas Españoles.
De nada sirven los anaqueles de la historia, conquistadores españoles saquearon al continente americano y no se registran inventos trascendentales para la humanidad de autoría del país europeo, sin embargo, los colombianos y otros países de la región seguimos actuando como súbditos pese a los registros históricos y a los malos resultados de las obras contratadas, no obstante, la senda continúa, la firma española Euroestudios estuvo a cargo de los diseños finales del metro para Bogotá junto con las empresas Idom y Cano Jiménez.
El próximo año cumple 20 años la primera administración del profesor Antanas Mockus, en sus gobiernos, Bogotá logró avanzar en Cultura Ciudadana, asimismo, en infraestructura con Enrique Peñaloza, posteriormente, las políticas públicas naufragaron por el populismo y por los casos de corrupción; actualmente, los enfrentamientos por ostentar el poder han limitado al gobierno de Gustavo Petro.
La capital del país debe recomponer su andamiaje político y administrativo para hacer realidad la propuesta del metro, con inversionistas que no sean españoles, en mi opinión bajo la figura de la concesión, teniendo en cuenta que acudir a la banca multilateral para apalancar los 15 billones hipotecaría el crecimiento de otros sectores sensibles para la ciudad, necesariamente, es apremiante el manejo transparente de los dineros públicos, y finalmente establecer un estudio financiero juicioso y garantista de la sostenibilidad con base en un cronograma cuantificable y medible.
@LuchoDiaz12