Aníbal Martínez Zuleta, un hombre de extracción popular, nació para ser grande. Se graduó como abogado en la Universidad Nacional, con la tesis sobre el divorcio que le mereció grandes honores y lo aquilató como un personaje estudioso que alcanzaría las metas que en el futuro llegara a aspirar, porque para eso Dios le otorgó […]
Aníbal Martínez Zuleta, un hombre de extracción popular, nació para ser grande. Se graduó como abogado en la Universidad Nacional, con la tesis sobre el divorcio que le mereció grandes honores y lo aquilató como un personaje estudioso que alcanzaría las metas que en el futuro llegara a aspirar, porque para eso Dios le otorgó gran inteligencia.
Su interés por el bienestar general y su brillante oratoria lo inclinaron a la política, a través de la cual logró grandes dignidades, entre estas sobresalen el logro del cargo de Contralor General de la República, el máximo organismo de control fiscal de Colombia, por dos periodos consecutivos, desde 1975 a 1982. Catalogado como uno de los mejores contralores que ha tenido el país, debido a que creó la Guardería y el Colegio para los hijos de los funcionarios de esta entidad y porque representó a Colombia con altura a nivel internacional.
Fue concejal del municipio de Valledupar y diputado del departamento del Magdalena, congresista en la Cámara de Representantes por el departamento del Magdalena, después por el departamento del Cesar y alcalde de Valledupar por elección popular, fue el último cargo público que ocupó y lo desempeñó como el solía hacerlo, creando obras perdurables de mucho beneficio social, de ellas se destaca la construcción de la avenida circunvalar que bordea la margen derecha del Parque Lineal de hurtado.
El mayor mérito del doctor Aníbal Martínez Zuleta, el ‘Negro Grande del Cañaguate’, fue su enorme inquietud por el engrandecimiento de Valledupar y su idolatría al río Guatapurí, donde mientras pudo todas las mañanas se bañaba en sus aguas frías y cristalinas, que por el mal trato que le da la humanidad al medio ambiente ya se está secando.
El mejor homenaje en honor de este hombre grande es que el balneario Hurtado, su puente y el Parque Lineal los rebauticen con el nombre de Aníbal Martínez Zuleta, pero flaco honor se le haría, si no construyen otro puente con mayor envergadura, si no recanalizan la cuenca del río y no terminan el Parque Lineal con un mejor diseño.
Otra gran pasión del doctor Aníbal Martínez Zuleta fue su apego a la historia, le encantaba tanto como la política, la estudiaba y la contaba, especialmente la de su provincia, que se murió con el sueño de que el departamento del Cesar, de La Guajira y el Magdalena conformaran la provincia de la música vallenata.
En fin, hablar de la grandeza de Aníbal Martínez Zuleta necesitaría escribir un libro, pero me conformo con ofrecerle este pequeño y sentido homenaje. A su esposa, sus hijas y demás familiares cercanos, mis condolencias por el fallecimiento de tan ilustre personaje.
Aníbal Martínez Zuleta, un hombre de extracción popular, nació para ser grande. Se graduó como abogado en la Universidad Nacional, con la tesis sobre el divorcio que le mereció grandes honores y lo aquilató como un personaje estudioso que alcanzaría las metas que en el futuro llegara a aspirar, porque para eso Dios le otorgó […]
Aníbal Martínez Zuleta, un hombre de extracción popular, nació para ser grande. Se graduó como abogado en la Universidad Nacional, con la tesis sobre el divorcio que le mereció grandes honores y lo aquilató como un personaje estudioso que alcanzaría las metas que en el futuro llegara a aspirar, porque para eso Dios le otorgó gran inteligencia.
Su interés por el bienestar general y su brillante oratoria lo inclinaron a la política, a través de la cual logró grandes dignidades, entre estas sobresalen el logro del cargo de Contralor General de la República, el máximo organismo de control fiscal de Colombia, por dos periodos consecutivos, desde 1975 a 1982. Catalogado como uno de los mejores contralores que ha tenido el país, debido a que creó la Guardería y el Colegio para los hijos de los funcionarios de esta entidad y porque representó a Colombia con altura a nivel internacional.
Fue concejal del municipio de Valledupar y diputado del departamento del Magdalena, congresista en la Cámara de Representantes por el departamento del Magdalena, después por el departamento del Cesar y alcalde de Valledupar por elección popular, fue el último cargo público que ocupó y lo desempeñó como el solía hacerlo, creando obras perdurables de mucho beneficio social, de ellas se destaca la construcción de la avenida circunvalar que bordea la margen derecha del Parque Lineal de hurtado.
El mayor mérito del doctor Aníbal Martínez Zuleta, el ‘Negro Grande del Cañaguate’, fue su enorme inquietud por el engrandecimiento de Valledupar y su idolatría al río Guatapurí, donde mientras pudo todas las mañanas se bañaba en sus aguas frías y cristalinas, que por el mal trato que le da la humanidad al medio ambiente ya se está secando.
El mejor homenaje en honor de este hombre grande es que el balneario Hurtado, su puente y el Parque Lineal los rebauticen con el nombre de Aníbal Martínez Zuleta, pero flaco honor se le haría, si no construyen otro puente con mayor envergadura, si no recanalizan la cuenca del río y no terminan el Parque Lineal con un mejor diseño.
Otra gran pasión del doctor Aníbal Martínez Zuleta fue su apego a la historia, le encantaba tanto como la política, la estudiaba y la contaba, especialmente la de su provincia, que se murió con el sueño de que el departamento del Cesar, de La Guajira y el Magdalena conformaran la provincia de la música vallenata.
En fin, hablar de la grandeza de Aníbal Martínez Zuleta necesitaría escribir un libro, pero me conformo con ofrecerle este pequeño y sentido homenaje. A su esposa, sus hijas y demás familiares cercanos, mis condolencias por el fallecimiento de tan ilustre personaje.