El sábado pasado estuvieron en Valledupar dirigentes de la AlianzaVerde, AV, como los senadores Antonio Navarro y Avellaneda y el cesarense y concejal de Bogotá Antonio Sanguino, así como representantes de otras regiones caribes. Igualmente, estuvo con ellos el doctor Rodolfo Quintero Romero, miembro de la dirección nacional de este partido. La asistencia fue nutrida […]
El sábado pasado estuvieron en Valledupar dirigentes de la AlianzaVerde, AV, como los senadores Antonio Navarro y Avellaneda y el cesarense y concejal de Bogotá Antonio Sanguino, así como representantes de otras regiones caribes. Igualmente, estuvo con ellos el doctor Rodolfo Quintero Romero, miembro de la dirección nacional de este partido. La asistencia fue nutrida y se integró el Comité Directivo para el Cesar. La verdad, nunca he pertenecido a ningún partido político por sentir que no cabía al tenor de mi concepción sobre cómo debe fluir y ejercitarse la política. Tenemos una larga historia de distorsiones acerca de la forma como debe orientarse el manejo del Estado y de la cosa pública, que ha producido una tragedia nacional, siempre acompañada de sangre, dolor, desesperanza e inequidad. El siglo pasado, desde la guerra de los mil días, entre godos y liberales, y la guerra chulavita de mediados de siglo, no han dejado sanar las heridas. Sobrevino el frente nacional, FN, mediante el cual estos partidos resolvieron repartirse, sin controles, la chequera del Estado para propiciar una calma chibcha que aceleró el proceso de concentración de la riqueza en pocas manos, propiciando el surgimiento de la guerrilla por la exclusión del FN, y esta, a su vez, provocó la aparición del macabro fenómeno paramilitar. Este es el momento en que el país se debate en una lucha fratricida en la que han muerto miles de colombianos. Los odios y revanchismos no cesan. Muchos intentos alternativos se han dado para paliar esta tragedia pero han sido sofocados a sangre y fuego, por la falta de tolerancia hacia el adversario. Pero el modelo de la monarquía constitucional que ha estado al frente de toda esta debacle, no ha sido capaz de resolver los problemas que tenemos los colombianos por ausencia total de altruismo; por fortuna, ya comenzó a dar muestras de cansancio y la Nación está despertando de este letargo. La AV se está construyendo con otras categorías como un pardito incluyente, sin revanchismos ni odios, con tolerancia y capacidad para edificar una democracia verdadera, con justicia social, sin caudillismos ni heredad institucional, con autonomía nacional para encarar los problemas que padece el país. Sus miradas sobre aspectos como el medio ambiente, la minería, la macroeconomía, la educación, la justicia, la equidad de género de credos y de oportunidades, el sistema electoral, son apenas parte del menú que la AV debatirá en los próximos años. La idea es buscar la perfectibilidad de la democraciaen tiempos de paz. [email protected]
El sábado pasado estuvieron en Valledupar dirigentes de la AlianzaVerde, AV, como los senadores Antonio Navarro y Avellaneda y el cesarense y concejal de Bogotá Antonio Sanguino, así como representantes de otras regiones caribes. Igualmente, estuvo con ellos el doctor Rodolfo Quintero Romero, miembro de la dirección nacional de este partido. La asistencia fue nutrida […]
El sábado pasado estuvieron en Valledupar dirigentes de la AlianzaVerde, AV, como los senadores Antonio Navarro y Avellaneda y el cesarense y concejal de Bogotá Antonio Sanguino, así como representantes de otras regiones caribes. Igualmente, estuvo con ellos el doctor Rodolfo Quintero Romero, miembro de la dirección nacional de este partido. La asistencia fue nutrida y se integró el Comité Directivo para el Cesar. La verdad, nunca he pertenecido a ningún partido político por sentir que no cabía al tenor de mi concepción sobre cómo debe fluir y ejercitarse la política. Tenemos una larga historia de distorsiones acerca de la forma como debe orientarse el manejo del Estado y de la cosa pública, que ha producido una tragedia nacional, siempre acompañada de sangre, dolor, desesperanza e inequidad. El siglo pasado, desde la guerra de los mil días, entre godos y liberales, y la guerra chulavita de mediados de siglo, no han dejado sanar las heridas. Sobrevino el frente nacional, FN, mediante el cual estos partidos resolvieron repartirse, sin controles, la chequera del Estado para propiciar una calma chibcha que aceleró el proceso de concentración de la riqueza en pocas manos, propiciando el surgimiento de la guerrilla por la exclusión del FN, y esta, a su vez, provocó la aparición del macabro fenómeno paramilitar. Este es el momento en que el país se debate en una lucha fratricida en la que han muerto miles de colombianos. Los odios y revanchismos no cesan. Muchos intentos alternativos se han dado para paliar esta tragedia pero han sido sofocados a sangre y fuego, por la falta de tolerancia hacia el adversario. Pero el modelo de la monarquía constitucional que ha estado al frente de toda esta debacle, no ha sido capaz de resolver los problemas que tenemos los colombianos por ausencia total de altruismo; por fortuna, ya comenzó a dar muestras de cansancio y la Nación está despertando de este letargo. La AV se está construyendo con otras categorías como un pardito incluyente, sin revanchismos ni odios, con tolerancia y capacidad para edificar una democracia verdadera, con justicia social, sin caudillismos ni heredad institucional, con autonomía nacional para encarar los problemas que padece el país. Sus miradas sobre aspectos como el medio ambiente, la minería, la macroeconomía, la educación, la justicia, la equidad de género de credos y de oportunidades, el sistema electoral, son apenas parte del menú que la AV debatirá en los próximos años. La idea es buscar la perfectibilidad de la democraciaen tiempos de paz. [email protected]